ESCENA 21:
EL ROMANCE CON PATRICIO - TRES MESES DESPUÉS
MONTAJE: EL ENAMORAMIENTO
Semana 1:
Patricio cumple su palabra. Le escribe al día siguiente.
No un texto genérico de "Buenos días hermosa". Sino una foto de una pintura en un museo con el mensaje: "Vi esto y pensé en nuestra conversación de anoche sobre la belleza en la decadencia. Rothko después de todo."
Blanché sonríe mirando su teléfono en el bus camino al trabajo.
Él escuchó. Realmente escuchó.
Responde con una foto de su taza de café y un libro de arte que está leyendo.
Así empieza: mensajes durante el día. No constantes ni asfixiantes. Solo... presentes.
Su segunda cita es el miércoles. Cena en un restaurante francés discreto (no ostentoso como el de Rodrigo, pero claramente caro). La conversación es igual de fluida que la primera noche.
Al final de la cena, Patricio la acompaña a su edificio. En la despedida, se inclina y besa su mejilla. Suave. Respetuoso.
—Buenas noches, Blanché.
Ella sube a su apartamento sintiendo mariposas que no había sentido desde... ¿nunca?
Semana 2:
Patricio la invita al teatro. Una obra experimental en el Teatro Nacional. Blanché nunca ha ido al teatro (excepto obras escolares obligatorias en su adolescencia).
Él compra boletos en platea baja, quinta fila. Cada boleto cuesta $80.
La obra es extraña y hermosa: una meditación sobre memoria y pérdida con mínimo diálogo y máxima metáfora visual.
En el intermedio, Patricio pregunta: —¿Qué piensas?
Blanché podría fingir que entiende completamente. Pero en cambio dice la verdad:
—No estoy segura de entender todo. Pero me gusta cómo me hace sentir.
Patricio sonríe. —Esa es la mejor forma de experimentar arte. Sin necesidad de "entenderlo" completamente.
Después del teatro, caminan por el centro histórico. Patricio toma su mano. El gesto es tan natural que Blanché no se aparta.
Sus dedos entrelazados, caminan durante una hora hablando de todo y nada.
Semana 3:
Fin de semana en la playa.
Patricio tiene "una casa pequeña" en la costa. Blanché acepta ir (Carolina la mira con preocupación pero no dice nada).
La "casa pequeña" resulta ser villa de cuatro habitaciones con piscina infinita y vista directa al océano. Patricio explica casualmente: "Es de mi familia. Venimos aquí en Navidad."
Tienen habitaciones separadas. Patricio no presiona por nada más.
Durante el día: playa, piscina, libros. Blanché descubre que Patricio es excelente nadador (competía en preparatoria). Él descubre que ella tiene miedo al agua profunda (nunca aprendió a nadar bien).
—Te enseño —ofrece Patricio.
Pasa una hora en la piscina, enseñándole técnica básica. Es paciente. Cuando ella se frustra, él ríe y dice: "El agua no es tu enemiga. Solo tienes que confiar."
Por la noche: cenas que Patricio cocina (también heredó talento culinario). Vino. Conversación bajo las estrellas.
Es romántico sin ser forzado.
Es íntimo sin ser sexual.
Y Blanché se da cuenta: está bajando la guardia.
Semana 5:
Patricio la presenta a sus amigos en una cena privada en casa de uno de ellos.
Son todos de su mundo: herederos, empresarios exitosos, esposas elegantes, conversación sofisticada.
Blanché se siente como impostora durante los primeros quince minutos. Pero entonces recuerda: ya no es impostora. Ha entrenado para esto. Sabe de qué hablar. Sabe cómo moverse.
Y Patricio está a su lado, orgulloso. Su mano en su espalda baja, presentándola: "Les presento a Blanché. Es increíble."
No "mi novia". No etiquetas todavía. Pero el orgullo en su voz es inconfundible.
Blanché participa en conversación sobre la bienal de arte que acaba de abrir. Sobre la situación política en Argentina. Sobre un restaurante nuevo que todos quieren probar.
Al final de la noche, en el carro de regreso, Patricio le dice:
—Fueron todos encantados contigo.
—¿Sí?
—Mariela me escribió: "¿De dónde la sacaste? Es mucho más interesante que todas tus novias anteriores."
Novias anteriores. Plural.
Blanché archiva esa información.
Semana 8:
Viaje de fin de semana a Antigua Guatemala.
Hotel boutique en el centro histórico. Habitación doble (todavía habitaciones separadas, aunque Blanché nota que Patricio está empezando a mirarla diferente).
Caminan por calles empedradas. Visitan ruinas coloniales. Compran textiles en mercados.
Y Blanché se ríe. Genuinamente ríe.
No está calculando. No está ejecutando plan. Solo está... presente.
En un café con vista al Volcán de Agua, Patricio toma su mano sobre la mesa.
—Blanché, tengo que decirte algo.
Ella siente su corazón acelerarse. Aquí viene. La definición de relación. La conversación.
—Sé que solo han pasado dos meses. Sé que es rápido. Pero eres... diferente. Eres especial. Y no quiero seguir fingiendo que esto es casual cuando para mí no lo es.
Blanché siente lágrimas amenazando. No de tristeza. De algo más complicado.
Esto es lo que quería, piensa. Un hombre rico, guapo, culto, que se está enamorando de mí.
¿Entonces por qué siento pánico?
—Yo también siento algo —dice honestamente—. Esto es especial para mí también.
Patricio sonríe. Se inclina sobre la mesa y la besa.
Es su primer beso real (no de mejilla, no de despedida).
Es suave y lento y sabe a café y promesa.
Cuando se separan, Patricio susurra:
—Eres especial, Blanché Cazafortín.
Y ella le cree.
Dios, le cree.
Semana 11:
Blanché ha oficialmente dejado de salir con otros hombres en las apps de citas.
Ha borrado Luxy de su teléfono.
#4955 en Novela romántica
#1408 en Chick lit
romance con pruebas, amor/formación/ascenso social, drama/ empoderamiento femenino
Editado: 27.12.2025