Varios años atrás en el tiempo.
Los Móruvel se habían convertido en el poder dominante del mundo, eran una amenaza que estaba extinguiendo gradualmente a todas las demás familias reales, incluidas las de Paso Caol. Por fortuna, la Gran Revolución vino a poner fin a ese legado y tranquilizó las cosas para la élite local. Entonces Dorba regresó como un héroe a su pueblo natal, los nobles que lo rechazaron en su infancia por sus comportamientos poco ortodoxos entre la clase alta, ahora lo admiraban y reconocían. Consideraban que ponerlo al mando del principado pondría al pueblo en alta estima frente al rey Moal. Los padres del recién nombrado príncipe se enorgullecieron de ver que su hijo era un venerado héroe mundial y ofrecieron una gran fiesta en su honor como recibimiento. Dorba cumplió con el protocolo, pero su mente estaba en otro lado, ansiosa de salir hacia el monte para buscar reencontrarse con alguien.
En la misma desgastada vivienda donde Dorba se escondió de sus perseguidores cuando era un niño, seguía habitando Gaena. A pesar del paso del tiempo, el nuevo príncipe pudo reconocerla inmediatamente. Era una mujer hermosa, con una delgada y pequeña figura, una cautivadora sonrisa y unos inconfundibles y brillantes ojos verdes. Ella se apenó al verlo, no se sentía digna de poder dirigirle la palabra al príncipe del pueblo, pero él se encargó de recordarle rápidamente que para él no existían las distinciones sociales. Corrió a abrazarla y a retomar la amistad.
Reencontrarse con ella fue un alivio, ya que la vida en Paso Caol era muy distinta a lo que él estaba acostumbrado. Desde el instante en que volvió, todo lo que escuchaba eran halagos, cumplidos y comentarios lisonjeros. Él detestaba esto, sólo encontraba paz en las palabras honestas de su amiga de la infancia, con quien platicaba a diario. La relación fluía muy bien, la química entre ambos hizo que pronto se transformara en algo más y el desenlace fuera inevitable. Dorba le propuso matrimonio y ella aceptó sorprendida, a pesar de sus inseguridades por no tener nada material que ofrecerle a un hombre que ya lo poseía todo. Pero esto no podía ser más erróneo, en el día de la boda –ceremonia que nadie en la nobleza aprobaba, pero que no pudieron hacer nada por evitarla–, Dorba recibió el regalo más valioso que jamás obtuvo. Con ojos llorosos, Gaena le entregó un objeto metálico con una vieja carcasa.
- En apariencia puede lucir como un reloj anticuado de poco valor. Pero para mí es una posesión muy preciada, el único recuerdo que me queda de mi familia. Te lo ofrezco como símbolo del amor que te tengo, en señal de que quiero que seamos juntos una familia.
Aquel reloj de bolsillo se convirtió entonces en el tesoro más valorado por Dorba. La única posesión material de la que nunca se desprendía. Gaena y el príncipe formaron una relación de ensueño, se profesaban un amor como el que pocas parejas llegan a experimentar. Ambos ayudaron a reestructurar Paso Caol apoyando a la gente trabajadora del pueblo a poder salir adelante con una vida digna. No tardaron en ser vistos como la pareja con el corazón de oro. Vivieron juntos las mejores épocas de su vida, sin preocuparse ni angustiarse por sucesos del exterior, hasta que las aguas se agitaron cuando el rey Moal visitó un día Paso Caol. Llegó a pedirle su ayuda a Dorba para liquidar a un nuevo grupo rebelde que germinaba en el bosque. Sabía que, contando con él, los podría exterminar pronto, pues a la cabeza del grupo estaba alguien que le tenía una gran confianza a Dorba.
-Ayúdame a tenderle una trampa a Rioya. Cítalo en un sitio y yo me encargo del resto. –Le pidió Moal con seriedad.
-¿Cómo puedes pedirme eso, Moal? Sabes que Rioya y yo somos casi hermanos. Aunque hayamos tenido diferencias, no puedo hacerle eso.
-Pues toma una decisión. No apoyar a mi reino es estar en contra mía. Tú eliges si deseas que tu principado se mantenga aliado a nosotros o prefieres que pase a ser considerado un territorio rebelde.
Dorba entró en un fuerte dilema, se sintió entre la espada y la pared. Buscó un consejo en su esposa, quien le dijo que ante todo debía intentar hacer lo correcto. Pensando en ello temió que, si desobedecía al rey Moal, la primera medida coercitiva en su contra sería buscar dañar a la mujer que amaba, así que viajó en búsqueda de Bopo para pedirle que le transfiriera Goan que pudiera protegerla.
-Bopo, sé que hoy en día sólo transmites Goan en pociones. Pero necesito que hagas una excepción. Dale Goan a mi esposa por medio de una transferencia, por favor.
El príncipe le platicó al anciano sobre lo que pasaba entre Moal y Rioya. Bopo no se sorprendió de saberlo, de hecho le contó más información relevante al respecto.
-Sabía que esto sucedería pronto. Moal no es de confianza, el poder es lo único que le importa. No podemos esperar más, tengo que confiarte una misión de suma importancia, Dorba. El futuro de todos está en juego –le dijo con preocupación–, Moal ha podido transformar al mundo a su antojo en pocos años de su reinado; pero eso no es nada, si él llegara a tener más poder, una época de penumbra cubriría al mundo. Lamentablemente eso es una posibilidad y está más cerca de lo que crees. Debes saber que como heredero original de Goan, tengo una habilidad única que pocos conocen; puedo sentir la presencia del Goan en el mundo. Y por ello te puedo hacer una aseveración que nadie sospecha: el Goan azul aún no está extinto. Moal ya debe saberlo y estar en su búsqueda, quizá Rioya se está interponiendo en sus planes y por eso tiene urgencia en matarlo. Lamentablemente no puedo saber con precisión la ubicación del aura azul como lo hago con mi propio Goan, pues en el caso del poder proveniente de Adorisse, únicamente soy capaz de sentir una vibra en el ambiente que me recuerda a ella. Creo que la razón por la que puedo percibirlo, es por el amor que le tenía a Adorisse. Nadie sabe esta historia, pero antes de haber llegado a la Cueva del Poder ambos éramos pareja. Después todo se vino abajo por culpa del Goan y las discusiones generadas por éste, pero nunca dejé de amarla. La conexión emocional entre los dos pudo haber creado un nexo con el que inconscientemente transmitimos un poco de poder del uno al otro y quedamos ligados. Yo no debería ser capaz de sentir esa porción de Goan tan minúscula, pero mi teoría es que es el amor hacia ella lo que consigue intensificarla. Sin embargo, la realidad es que apenas sería capaz de reconocer la ubicación exacta del Goan azul cuando lo tuviera enfrente, por ello tendría que recorrer todos los rincones del mundo en su búsqueda, algo que mi viejo cuerpo no podría lograr. No obstante, he pensado que aún sería posible usar eso a nuestro favor. Lo mismo que yo soy capaz de sentir, también debería conseguir hacerlo en menor medida un receptor de mi poder, quien sólo necesitaría entonces completar el otro requisito indispensable; quizá si logramos utilizar tus pensamientos más amorosos, logremos conseguir que repliques esa reacción en el Goan, como lo hace conmigo al pensar en Adorisse.
Editado: 29.04.2022