Goan. El Poder Transferido. Vol 1.

Capítulo 16. Día de Reencuentros.

En el principado de Paso Caol.

El príncipe Dorba esperaba ansioso la llegada del ejército invasor, sus espías le habían comunicado que Fyrod venía entre las filas enemigas y consideraba que al fin iba a poder vengar la muerte de su amigo Rioya. Con una total seguridad le comentó al capitán de sus tropas el estado actual de la situación.

-La guerra es inevitable, no habrá más simulación. Tanto Moal como yo hemos revelado nuestras intenciones. Es hora de que uno de los dos caiga muerto. Demos un buen inicio a este conflicto masacrando a esos soldados invasores.

Dorba ya había anticipado meses atrás que el choque con el rey Moal iba a suceder tarde o temprano porque ambos llevaban tiempo jugando una dinámica de sospechas e intrigas mutuas. Como acto final de ese periodo, Moal lo invitó a su festejo de cumpleaños en Valle Roble porque quería sacarlo de su principado para investigar si en el palacio de Paso Caol se encontraba la legendaria reliquia roja. Pero no contó con que Dorba se anticiparía y, como su invitado de lujo, haría lo mismo en sus tierras, intentando hurtar la otra reliquia –aunque terminó engañado con una triste poción de gigantismo–. Ambos fracasaron en su plan, pero en ese intento quedaron expuestos de manera irreversible. Ahora sólo les quedaba luchar para exterminar a quien representaba una amenaza en la obtención de las dos reliquias. Antes de recibir a los invasores en Paso Caol con la intención de combatirlos sin tregua, Dorba corrió al monte para poder tener a la mano su tesoro. Se encaminó hacia el disimulado fuerte que ordenó construir entre las viviendas más humildes, sabedor de que el rey Moal nunca pensaría en buscar la codiciada reliquia al interior de esos hogares. Ahí recorrió varios cuartos –que semanas atrás fueron habitados por familias– hasta llegar a uno ubicado en el centro, en donde se puso en cuclillas para acercarse al piso. Hizo contacto con un ladrillo que desapareció de inmediato como un holograma, dejando una estela roja en el aire. El príncipe extrajo del espacio resultante un frasco lleno con una sustancia. Era la reliquia que tenía pensado conservar cerrada hasta que llegara el momento indicado de usarla. Decidió tenerla al alcance en caso de que el combate venidero se llegara a complicar, ya que sabía que los generales del ejército de Moal no eran adversarios fáciles, y en esta ocasión se tendría que ver las caras con dos de ellos de manera simultánea. La reliquia sería su válvula de escape en caso de emergencia.

Mientras Dorba había ido a extraer ese frasco del piso en un ala del fuerte, del otro lado estaba aconteciendo algo muy distinto. Zaz les enseñaba a los demás la manera de escapar de la celda. El cuarto en el que los habían encerrado fue parte del hogar que Gaena ocupó desde niña, sitio del que, tras descubrir que uno de los bloques del muro trasero no estaba fijo al resto de la pared, ella aprovechó para salir a hurtadillas de sus padres en incontables ocasiones. Con esa información, Seip pudo desplazar el bloque para revelar un reducido agujero por el que fueron saliendo uno a uno, hasta tener el problema de no saber cómo ingresar a los gigantescos animales que venían con ellos. Zaz les recordó a Luespo y Mity las enseñanzas que les brindó en las sesiones de entrenamiento y les pidió que intentaran reducir su tamaño. La petición consiguió que ellos pudieran controlar su Goan y volvieran a tener las dimensiones regulares de un perro y un gato. Los enormes grilletes que los contenían cayeron al piso y los animales pudieron caminar por el espacio reducido en la pared. Leiza sugirió darse prisa para aprovechar el tamaño de ambos, pero pronto fue notorio su control inestable del Goan cuando comenzaron lentamente a crecer de nueva cuenta. Seip pensó que podrían aprovechar esa transformación gradual para enrollar en las patas de los animales las cadenas que retenían a los otros tres miembros. Cuando el gato y el perro recuperaron su tamaño agigantado, Seip, Zaz y Leiza quedaron liberados de sus cadenas al haber sido quebradas. Los cinco estaban fuera de la celda y sin grilletes, buscando abandonar el fuerte. 

Era poco realista pensar que podrían salir inadvertidos con esos enormes animales a su lado, así que Zaz consideró entonces que sería mejor apostar por la velocidad en la huida. Corrieron por los cuartos en búsqueda de una salida, encontrándose de frente con un par de guardias que buscaron detenerlos de inmediato. Seip comprendía que no tenían tiempo para involucrarse en un combate largo que los retrasara y llamara la atención de los demás soldados al interior del fuerte, así que liberó los brazos incandescentes de su espalda para perforar de manera simultánea la armadura de ambos guardias y dejarlos inconscientes al instante. Leiza seguía incrédula y asombrada de poder presenciar y convivir con las habilidades y destreza en combate de la legendaria araña Seip, jamás imaginó compartir una aventura codo a codo con él. Sonriendo siguió su marcha detrás de los demás, quienes giraron en una desviación para entrar a un largo cuarto vació en donde al centro se encontraba de espaldas un hombre agachado a la mitad de la habitación. Al ver cómo la silueta se daba vuelta, se dieron cuenta de que se trataba de Dorba sujetando una poción en su mano. La peor situación había sucedido, se dirigieron directamente hacia el más fiero depredador. Dorba los observó y no perdió el tiempo, fue por ellos. 

Seip tomó el rol protector del grupo y corrió a hacerle frente al embate de su excompañero de combate. Pero antes de que iniciara el intercambio de golpes, recibió una comunicación insonora que se ofreció a guiar la estrategia. 

-Seip, ante sus ojos tú eres el más temible de nosotros, debes caer rápido en combate para que él nos menosprecie a los demás. Te ruego que te abstengas de protegernos. Puedes ver que tiene una poción en su mano, hará todo por cuidarla. Siempre y cuando no sienta que queremos destrozar o robar ese frasco, podemos considerar que tendrá una extremidad fuera de combate. Por ningún motivo ataques ese brazo o perderemos esa notable ventaja. No cometas errores creyendo que él evitará matar a Leiza porque ella tiene el Goan azul, Dorba es capaz de robar el poder de los cadáveres. Sin embargo, evitará incitarla a pelear, por el miedo a que ella desperdicie gran parte de su Goan en un arranque de desesperación. Sigue mis instrucciones y puede que salgamos con bien de esto.



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Editado: 29.04.2022

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