Voy al carro y vuelvo a conducir llegando a mi destino, al estacionar me bajo y luego camino hacia el gimnasio fijándome que ya habían unas personas haciendo ejercicio dentro en algunas máquinas, pero para mi suerte no estaba muy repleto, así que decidí entrar.
Pude ir a cualquier gimnasio, ya que me habían recomendado muchos, sin embargo, este recibió una especial atención de mi parte ya que era reconocido por su sección de boxeo.
Al entrar, me dirijo hacia el encargado con mi botella de agua en manos.
Buenos días –digo juntando mis manos y haciendo una pequeña reverencia, a lo que él me responde de la misma manera de una manera educada- ¿me podría decir en que sección está la sección donde se entrena en boxeo?
Claro, esta recto hacia la derecha, allí encontrará lo que busca –me indica señalando la dirección, a lo que le agradezco y luego sigo sus indicaciones, llegando así al lugar que esperaba-
Reviso brevemente el lugar, había unos cuantos chicos practicando individualmente, algunos solo mirándose al espejo haciendo poses para lucir sus músculos, otros entrenando con audífonos y otros hablando por celular.
Hasta que al fin pude encontrar un espacio para practicar con un saco de boxeo guindado el cual estaba más alejado. Fui allí y empecé a estirarme ignorando un par de miradas que estaban dirigidas a mí, envolví mis manos con una venda y empecé a practicar golpeando el saco repetidas y repitiendo unos movimientos aprendidos de mi antiguo entrenador mientras escucho música en mis audífonos.
Luego de unos 40 minutos de entrenamiento me encontraba envuelta de una fina capa de sudor en todo el cuerpo; al salir de esa sección fui a otras máquinas para ejercitar un poco más, primero fui a la máquina de polea, ejercitando así brazos y espalda haciendo 4 secciones de 20; al terminar sigo con la prensa de piernas para después hacer entrenamiento de abdominales y terminar con 15 minutos de Cardio.
Al culminar con mi rutina de entrenamiento voy a los vestidores a ducharme y cambiarme de ropa, ya que la que tenía estaba empapada de sudor. Me gustó entrenar aquí, era un lugar aseado y bastante bueno para practicar distintos tipos de actividades, vendré más seguido mientras esté en Tailandia.
Cuando entré al departamento busqué los documentos y me terminé de arreglar para reunirme con Adel Saetang, el hijo de una pareja de mafiosos de Tailandia.
Al llegar al lugar de encuentro, me doy cuenta que el restaurante está lleno, al ingresar noto que el resto de las mesas están ocupadas por personas con trajes negros vestido de la misma manera, pero hay una persona en solitario vestido diferente, con una camiseta de rallas blancas y negras, con un gran escote en V revelando la parte central de su pecho y parte de sus abdominales superiores, pantalón ajustado negro en conjunto con sus zapatos elegantes, los cuales desprendían un brillo notable de ser recientemente limpiados.
Hola Adel tanto tiempo sin verte –dije tomando asiento enfrente de él-
Hola Evelyn, digo lo mismo –dijo mirándome atentamente dibujando una sonrisa lateral revelando parte de sus dientes blancos como una perla- Pide lo que quieras va por mi cuenta, solo por esta vez claro está.
Que amable –digo sarcásticamente para luego ordenar un americano- Bien, ahora, ¿Qué quieres hacer el sábado por la noche? Porque dudo que me hubieras citado para saber cómo está mi vida –continúo luego que el camarero tomara su rumbo hacia la cocina-
Oh claro que tendría curiosidad, pero solo por saber si estas viva o no, después de todo alguien tendrá que tomar tu lugar si se te hace muy complicado seguir con el negocio ¿no crees? –junta sus dedos en una expresión de arrogancia y superioridad intentando intimidarme-
Por supuesto que el día en el que le ceda mi lugar a alguien llegará, pero créeme que no será tan pronto como muchos quisieran, planeo tener una muy larga vida manteniendo a The Golden families en el top –digo seriamente mientras lo miro directamente a los ojos dejándole en claro que no me intimida ni un poco con su jueguito de niño engreído-
Espero que todo salga como lo planeas –dice manteniendo su actitud nada agradable- ahora iré al grano –su expresión cambio a una más seria, la que toma para cuando quiere hacer negocios- hay nueva mercancía y quiero darle publicidad en la carrera de este sábado.
¿Quieres experimentar con las personas otra vez? –Pregunto luego de haber tomado un sorbo del americano que no hace mucho dejó el camarero frente de mí- ¿Acaso no te lo dejé claro la última vez luego del tremendo error que cometiste en una de esas carreras?
No entiendes –se endereza llegando a notar como sus músculos empiezan a tensarse- esa vez ocurrió por calcular mal la cantidad, a cualquiera le puede pasar –dice tomando un poco de aire para tranquilizarse-
¿Un error pequeño? Tienes suerte de que hubiera arreglado todo por tu familia –me inclino levemente hacia delante con las manos juntas mientras lo miro directamente a los ojos- Te recuerdo que tu familia tiene una gran deuda conmigo y de lo comprensiva que estoy siendo por darles tiempo para que consigan todo el dinero –dije señalando la clara desventaja que tiene contra mí- Que te quede claro que no voy a permitir que vuelvas a repartir esa nueva mercadería en mi terreno ¿Entiendes? –Con total seriedad le dejo en claro que me opongo por completo a su idea de repartir otra vez sus extraños experimentos y me vuelva a meter en problemas-
Oh vamos, que yo sepa llevo más tiempo en esta área, por lo que me hace mayor que tú –Vuele a su arrogancia de niño inmaduro-
Quiero que te quede claro que el hecho que tengas un par de años más que yo no altera en nada la posición que ocupas junto a tu familia, además por el simple hecho de tener más edad no te vuelve más sabio –dije recostándome en el respaldar de la silla- No fueron ni pocas ni simples personas que mataste con ese experimento Adel, fueron algunos familiares de mafiosos, el hijo de Robert Hamilton fue internado de gravedad en el hospital ¿crees que esto es un juego?; tienes suerte de que no tomara represalias contra tu familia gracias a que yo lo convencí de que era otra persona, sino en este momento ni siquiera estuvieras aquí –le regañé frunciendo el ceño, la verdad es que esperaba más madurez de una persona como él, aunque tampoco tenía las expectativas muy altas por ser el hijo consentido de su familia, la que le da todo servido en bandeja de oro; si no fuera por sus padres que me rogaron que los ayudara, no lo hubiera hecho ya que debería conocer las consecuencias de sus actos-