La sangre me hervía, luego de haberlos torturado un poco me limpié la sangre de mis manos con ayuda de un pañuelo humedecido con anterioridad.
¿Y bien? Ahora me van a responder una pregunta, más vale que lo hagan –Amenacé mientras terminaba de limpiarme las manos- ¿Quién los envió? Quiero confirmarlo por ustedes para poder enviar sus restos a su dueño –Los miré directamente; estaban pálidos y adoloridos, sin embargo ni una sola respuesta vino de ellos- Bien, como no van a responder... Quítenle las uñas y clávenle unas cuantas astillas y luego un poco de sal no hará daño -Ordené mientras me paraba-
¡No! ¡No! ¡Por favor! ¡Te diremos todo! –Dijeron llorando desesperadamente a la par mientras se inclinaban varias veces pidiendo piedad-
Escucho –Dije mirándolos directamente-
F-Fue él, nuestro jefe, el señor Adel Saetang–Dijeron llorando-
Excelente ya tengo la dirección en donde enviar sus sobras –En eso le hago una seña a Joseph por lo que se acerca a mí- ya sabes que hacer –Dije agarrando las llaves del carro- Asegúrense de que estén consientes lo más posible mientras los descuartizan, si lo hacen muy rápido no les será divertido –sonreí levemente alejándome, luego subí al carro empezando a manejar-
Llegué a la casa luego de un rato y entré a la casa, eran las 7:30 pm, había perdido la noción del tiempo. La mayoría de los guardaespaldas estaban vigilando la casa con una taza de café en la mano, volteé a ver a la cocina y estaba Jaidee dándole una taza de café a uno que no tenía
Señorita –Saludaron todos cuando notaron mi presencia-
Solo 6 se quedan vigilando la casa, el resto puede ir a descansar –Dije sentándome en uno de los muebles-
Como ordene –Dijeron todos al unísono, por lo que entre ellos se organizaron y tal y como lo dije, solo 6 se quedaron en la casa-
Hay habitaciones extras arriba, pueden ir a descansar, solo estén alerta por cualquier cosa –Los miré mientras Jaidee se sentaba a mi lado-
Se habían turnado, mientras 3 estaban descansando, los otros 3 se encontraban cuidando la casa.
¿Te lastimaste? –Dijo ella agarrándome la mano, notando que tenía un pequeño rasguño-
No es nada –Dije acariciándole la mano mientras la miraba- Fue una tarde ajetreada, hay que descansar, por ahora es más seguro de que recibas clases virtuales, ya hablaré con el director de tu universidad para que te pasen los apuntes y graben sus clases –Le acaricié la cabeza-
Está bien... -Dijo ella mientras se levantaba- entonces, voy a prepararme para ir a dormir –Plantó un beso en mi mejilla para luego irse a mi habitación-
Subí las escaleras en dirección al balcón, y desde allí realicé una llamada.
Planifica una reunión con los Saetang, para mañana en la tarde y pon la cabeza de esos dos en cajas de regalo separadas, les daré el presente yo misma. Y también habla con la directora de la universidad de Jaidee para que los profesores graben sus clases y se las pasen a ella –Dije mientras miraba el paisaje-
Así lo haré señora –Dijo Joseph, luego de escuchar su confirmación colgué y deje salir un suspiro cargado de frustración-
Espero que pronto dejen de ser un dolor de cabeza, es obvio que tal acto indiscreto fue hecho por ese niño inmaduro, sus padres no harían un movimiento tan desesperado y torpe como ese...
Trato de alejar ese recuerdo de Jaidee temblando porque solo hará que mi dolor de cabeza empeore.
Ten –Dijo ella detrás de mí, al voltearme vi como tenía una pastilla para el dolor de cabeza y un vaso con agua- Te duele la cabeza ¿cierto?, esta pastilla te pondrá mejor –estiró ambos brazos hacia mí ofreciéndomela-
Gracias –Dije agarrando la pastilla y el vaso con agua para tomándome la pastilla-
Está todo resuelto ¿verdad? –Dijo ella acercándose a mí-
Mañana iré a una reunión importante, allí le pondré fin a este problema pequeña –Dije enrollando mis brazos en su cintura pegándola a mí-
Sinceramente no me gusta la idea... ¿puedo ir contigo? –Preguntó de repente mientras alzaba su cabeza para mirarme-
No, no puedes –Dije negando con la cabeza- es demasiado peligroso para que estés allí
Pero... Si estoy contigo es menos peligroso, te tendré a ti protegiéndome –Dijo tratando de negociar-
No pequeña, eso te convertirá en un blanco seguro –Le dejé un beso en la frente-
De todas formas ya lo soy ¿No? –Miró a otro lado frunciendo el ceño-
No, ellos no te conocen aún, creen que estabas allí por mera casualidad, aun no te han investigado y quiero que eso continúe así –Quité una de mis manos de su cintura y la coloqué en su barbilla para obligarla a mirarme-
Está bien, me quedaré aquí –Dejó salir un suspiro para luego abrasarme- lleva a todos tus subordinados si es necesario, pero quiero que salgas ilesa de allí... Prométemelo –sentí como sus pequeñas manitos se aferraban en la parte trasera de mi blusa-
Te lo prometo ardillita –Dejé un corto beso en sus labios- y esa es mi forma de sellar la promesa –sonreí levemente al ver como sus mejillas se encendían completamente- Bien voy a bañarme –Me separé y empecé a caminar- ¿Oh quieres acompañarme? –Volteé a mirarla sonriendo levemente-
¡Claro que no! No seas pervertida, solo ve y báñate –Dijo ella nerviosa, lo que hizo que una risa dejara mis labios para luego irme a bañar-
Después de arreglarme para irme a dormir salí a la cocina para ver que podía comer, sin embargo Jaidee ya estaba allí sirviéndome unas tostadas con una taza de café.
Gracias ardillita –Dije para luego dejarle un beso en su mano antes de empezar a comer-
Esa noche dormimos juntas, ella me abrasó toda la noche negándose a soltarme, realmente fue una dosis de tranquilidad que ella me daba con su afecto y sin siquiera notarlo, gracias a su aroma y a esa muestra de afecto genuina pude reponer energías con un sueño profundo y relajante.