El sol comenzaba a asomarse en el horizonte, el cielo parecía un lienzo dispuesto a ser pintado, en él una mezcla de colores daban paso a un nuevo día.
La belleza de la naturaleza contrarrestaban con el horror que reflejaba la ciudad abandonada, humo salía de las pocas casas que quedaban en pie a causa del bombardeo de la noche anterior, y lo único que se oía era el latir pausado del corazón perteneciente a la única persona que aun quedaba con vida de ese lugar.
A su alrededor se encontraban los cadáveres de sus compañeros, no se arrepentía de nada, estaba feliz. Prefería morir de esa manera; libre, a continuar viviendo en manos de una tiranía y sabía, que sus compañeros también preferían esa muerte.
Observando el cielo, dejó que su último aliento escapara de él y fue así, como el lento sonido de su corazón se apagó dejando todo el lugar envuelto en un completo silencio.
A unos 5 kilómetros, la situación era semejante con la diferencia de que se oían seis corazones latir erráticamente, sus portadores aguardaban pacientes en las copas de los arboles, tenian una mision e iban a cumplirla.
Unas noches atrás se habían enterado que en esa mañana, por ese camino a esa hora, una camioneta negra perteneciente a las fuerzas que gobernaban ilegítimamente el país, recurriría a ese camino para llegar a la capital y ellos debían evitarlo.
Jackson mantenía una apariencia serena contraria a como se sentía por dentro, se encuentra ansioso, atento a la señal para poder atacar y derribar aquel vehículo.
-Estén atentos...solo tenemos una oportunidad.
Sus compañeros asintieron y se pusieron en posición cuando Maya, que se encontraba a unos metros, silvo dando aviso, su objetivo se acercaba.
Por el camino de asfalto agrietado la dichosa camioneta hizo su aparición y antes de que pasara demasiado tiempo un segundo silbido se oyó por parte de Jackson, sin dudarlo tanto él como sus compañeros abrieron fuego.
El conductor y sus tres acompañantes fueron sorprendidos, antes de poder contraatacar a ese enemigo que aun no divisaban, pero sentían, el impacto de las balas de su enemigo llegaron a las ruedas del vehículo provocando que este se desviara y chocara contra una edificación de la cual sobresalen algunos fierros, los cuales se incrustaron en los cuerpo de aquellos hombres arrebatandoles la vida en un simple suspiro.
El grupo de atacantes se acercaron a allí, revisaron el vehículo, recogieron las balas y armas que aquellos hombres traían consigo.
Al abrir las puertas traseras, se encontraron con un objeto extraño.
Un cilindro de metal de ancho y largo como para que quepara un cuerpo promedio, con una especie de pantalla que a pesar de haberse roto un poco con el impacto seguía en funcionamiento.
Los jóvenes golondrinas no sabían de qué se trataba aquel objeto, pero tanto Maya como Jack compartieron un pensamiento; a Archie - el técnico del grupo en el que ellos habitaban- le encantaría y probablemente podría hacer grandes cosas con el.
-Ayudenme, vamos a llevarnos esto- Se oyó.
Nadie dudo en acatar dicha orden, todos sabían cómo se ponía Maya cuando no se le obedecía. Entre los cinco jóvenes levantaron el objeto, sorprendiendose por su exagerado peso mientras que ella los observaba e iba guiando para llegar al bunker en el que vivían hacía ya bastantes años.
Pero había algo que ellos jamas se habrian imaginado.
Dentro de aquel cilindro, un ser se movía aturdido por el golpe que había recibido.Todo estaba oscuro, sus sentidos parecían apagados, no podía oír ni oler nada. Pero si sentía el movimiento que producían aquellas personas al transportarlo.
Se encontraba preso del pánico pero comprendió que no podía hacer mucho aun, asi que se conformó con quedarse lo mayor quieto posible enfocándose en lograr que el latido de su corazón se normalizara.
Preparándose para lo que estaba por venir.
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En el bunker las personas estaban alteradas, el grupo que había salido esa mañana en una misión había regresado y por lo que se sabía, los jóvenes involucrados no habían resultado heridos.
Con ellos traían un objeto grande que nadie logró detallar del todo, pero con unas simples palabras de Jack, la mayoría perdió el interés por aquello que transportaban.
-Solo es un cachivache para Archie, ya saben, le encantan estas cosas.
El mencionado se encontraba en su habitación favorita, donde construye y deconstruia cosas todo el tiempo.
Demasiado concentrado en aquel juguete de su hermano que trataba de arreglar, no se percató de la llegada de sus amigos hasta que estos dejaron con un estruendo una especie de cápsula en el piso.
Maya y Jack con una sonrisa de oreja a oreja lo observaban atentos, como un cachorro esperando el premio de su dueño cuando hace algo bien.
-Supongo por sus rostros que no hubo inconvenientes.
Su rostro serio, pero su voz juguetona dieron a entender que no se encontraba molesto por el ruido exagerado que habían hecho al llegar.
-Aja, y además encontramos esta cosa en la camioneta - Jack señaló lo que ya tenía la atención de su amigo.
Detallando bien, se dio cuenta de la gran altura que tenía aquello. Se encontraba parado en su base de metal y llegaba fácilmente a los dos metros de alto y uno de ancho.
La pantalla que salía de él se iluminaba a cada rato, como si estuviera dando una señal de que algo estaba ocurriendo.
Archie se acercó curioso, en esta aparecia la opcion de ingresar una contraseña. Solo eso.
Intrigado, se dispuso a ejercer sus conocimiento tecnológicos para hackear aquella especie de computadora y descubrir qué secretos les aguardaban dentro.
Un gran secreto.