Golondrinas en resistencia.

Capítulo 2.

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Horas? y Archie continuaba tratando de ingresar en esa computadora.

Sus dos amigos se encontraban prácticamente recostados en la mesa que no estaba ocupada. Estaban aburridos, demasiado.

De repente, el silencio del lugar fue interrumpido por un ruido que al pasar unos instantes se volvió a oír.

Se semejaba a cuando alguien golpeaba una pared, pero había algo que lo hacía ser diferente.

Archie se levantó de un salto y se acercó al objeto recientemente apropiado por ellos.

-Creo que viene de aquí…-Dijo refiriéndose al ruido y señalando aquella estructura.

-No seas ridículo Arch, por supuesto que no viene de ahí.

Pero Maya no estaba segura de eso, ni Jack.

Con su puño golpeó aquella estructura de metal, una, dos veces; luego se mantuvieron en silencio.

Esperaron y al cabo de unos segundos, el golpe fue respondido desde dentro del objeto.

El pánico se apoderó de los tres amigos,¿que era aquellos que les respondia?

Sus caras reflejaban dudas, intriga y emoción. Apoyados por esos sentimientos se enfrascaron en conseguir esa clave, no mucho tiempo después un pitido se oyó y al observar la computadora descubrieron que habían dado con la clave y que aquellas puertas mecánicas comenzaban a abrirse lentamente.

Generalmente olvidamos de donde provenimos. Olvidamos que los seres humanos también somos animales, más evolucionados que el resto; pero animales al fin. Cuando esas puertas se abrieron, todos los integrantes de esa habitación lo recordaron, y entendieron que en ciertas situaciones nuestro instinto animal sale a la luz, despojándonos de toda la humanidad que podemos llegar a poseer convirtiéndonos en seres crueles, inmunes al sufrimiento del otro.

-¡Si!, sabia que podia hacerlo.No era tan di....

Pero sus palabras se vieron interrumpidas al descubrir lo que ocultaba lo que ahora podían definir como un tanque.

Sus rostros habían perdido el color y sus ojos parecían a punto de salirse de sus órbitas.

En aquel tanque, el cuerpo de una chica flotaba sobre un líquido amarillento al igual que su cabello. Sus ojos eran marrones y los observaba sin hacerlo en realidad, su piel se veía demasiado pálida como para ser saludable, su cuerpo estaba cubierto por una malla entallada que le cubría todo a excepción de las manos, los pies y su rostro.

Una máscara se encontraba en el, tapando sus labios y nariz.

El golpe seco que dio la chica en el vidrio provocó que sus espectadores salieran del asombro en el que se encontraban.

-Ma...Maya, ve a buscar a León…

La muchacha no espero a que Jack lo repitiera para salir casi corriendo de la habitación en busca de su líder.

Mientras, del otro lado del cristal la chica observaba a aquellas manchas borrosas moverse frente a ella. Por sus tamaños no le costó detectar que se trataba de dos hombres quienes la observaban y que quien acababa de irse era una mujer.

No se sentía del todo bien, sus ojos ardían a causa del líquido que entraba en estos y sus pulmones se sentían arder conforme pasaba el tiempo.

Jack, intrigado, se acercó lo suficiente como para apoyar sus manos en el vidrio que los separaba, la joven aún confusa logro distinguir mejor las facciones de aquel hombre, ojos oscuros, piel  pálida y una mandíbula perfilada; fue lo que pudo apreciar, pero de todas formas su figura seguía siendo borrosa.

Como un acto reflejo, ella apoyó una de sus manos justo en el sitio en donde descansaba la de Jack, suplicándole con los ojos que la sacaran de esa cárcel en la que se encontraba cautiva.

La interacción de los dos seres se vio interrumpida cuando Leo ingreso a la habitación junto a Maya, se le hacía difícil creer lo que habían encontrado en su misión, pero al ver hacia un costado, divisó un cilindro, no, una pecera en la que en su interior se encontraba una joven.

-No puede ser, ¿está... viva?- Su respuesta fue respondida por aquella mujer, que al sentir como el oxígeno empezaba a acabarse, comenzó a golpear el vidrio de manera frenética en un acto de desesperación.

Exaltados, todos dirigieron sus miradas a ella cuando un sonido se oyó de aquella computadora; en ella Archie pudo divisar un claro mensaje:

La reserva de oxígeno se había acabado, y ahora su huésped peligraba en morir ahogada.

-Se… ¡se esta ahogando!- Grito preso del pánico-  El oxígeno se acabó. 

Todos en aquella habitación tomaron una decisión sin dudas, la cual no fue necesario ser expresada en voz alta,  la sacarian de allí. Habían aprendido a ser benevolentes con los demás y no dejarían que aquella mujer muriera ahogada.

Ella observaba como sus espectadores se movían de un lado al otro, como si buscaran algo. Sentía que estaba a punto de desfallecer, la falta de oxígeno era demasiado notoria e impulsada por el pánico, soltó un grito que fue callado  por la máscara.

Del otro lado, vieron como burbujas salen de allí y como golpes eran expulsados por aquella mujer contra el vidrio, tratando de romperlo. Archie sentía demasiada presión y era preso del pánico, no lograba descifrar cómo abrir el tanque y León al percatarse de aquello, no dudo en agarrar un fierro que se encontraba sobre la mesa de trabajo y golpear el vidrio con todas sus fuerzas, sin embargo este permaneció intacto.

El cuerpo en el interior se desplazó hacia el fondo del sitio, esperando su libertad y que el oxígeno entrara por sus fosas nasales.

El hombre, luego de un par de golpes más, diverso como el vidrio comenzaba a quebrarse y como con un último golpe certero, este se rompía en miles de pedazos expulsando a la joven la cual quedó tendida en el suelo.

-Ay por dios...por favor diganme que no está muerta…- Esas palabras fueron calladas cuando la chica comenzó a toser desesperadamente y con sus manos temblorosas quitó la máscara de su rostro, dejando a la vista una nariz recta y unos carnosos labios.




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