Golondrinas en resistencia.

Capítulo 4.

La mente humana está llena de misterios, una simple acción o palabra puede desencadenar miles de recuerdos.

La mente de Archie funcionaba a toda velocidad cuando oyó el grito de sufrimiento de Gala, trayendo consigo un recuerdo que tan pronto llegó se desvaneció. No tuvo oportunidad de comprenderlo, ni detectarlo.Pero solo sabía una cosa, ese grito, ya había sido oído por el anteriormente, solo que no recordaba cuándo ni dónde.

Maya explicaba de forma atolondrada lo que había pasado, sus ojos estaban tan abiertos que parecían salirse de sus orbes. León la oía atentamente, mientras que Jack revisaba a la chica que yacía inconsciente en una camilla de la enfermería.

Gala había dejado de sangrar, pero sus heridas seguían abiertas, supurantes.

- ¿Creen que sea una especie de experimento del gobierno o algo así? - Jack temía la respuesta, ya que eso confirmaria lo cruel que podían llegar a ser esas personas. Se dió una mirada con Archie, al cual el mismo pensamiento rondaba por su mente.

-No lo se, solo se que esta chica tiene demasiadas cosas que contarnos.

León no veía la hora en que despertara y hablara, sabía que ella podía darles información. Pero también sabía que debían ir con cuidado. No la conocían, no sabían nada de ella y de que podía ser capaz.

Todos dirigieron sus miradas a Gala, de forma tan sincronizada que hasta les había causado un poco de incomodidad. 

Su piel pálida estaba decorada por las heridas recientes y en conjunto a los tatuajes que adornaban su cuerpo, le daban un aire peligroso. 

-Bueno… al menos tenemos algo asegurado - Dijo Jack en un tono divertido.

-¿Y eso es…?

-Estaremos entretenidos un buen tiempo.

A nadie le causó gracia su comentario, León solo se molesto en dar una negativa con su cabeza, mientras que sus dos amigos lo observaban como si le hubieran salido dos cuernos en el cráneo.

Los días siguientes pasaron lentos, en normalidad. Lo único nuevo, era que esas tres personas - los únicos que sabían de donde provenía Gala - se turnaban para ir a monitorearla en la enfermería. Ella seguía inconsciente, pero sus heridas habían comenzado a sanar; no de una forma sobrenatural, sino de una normal. Extrañamente normal.

¿Cómo era posible que su piel se destruyera en segundos, pero ahora tardara tanto tiempo en sanar?

Jack la miraba atentamente, detallando cuidadosamente cada espacio de su rostro. Estaba tan concentrado que no se percató cuando Gala comenzó a removerse emitiendo un gruñido apenas audible.

El cuerpo le dolía y se sentía mareada, a pesar de no haber abierto los ojos aun era algo que ya sabia y tambien, tenia conocimiento de que alguien la estaba observando. Hacía mucho tiempo ella había aprendido a detectar cuando la gente la miraba. Podía sentir sus miradas. Era como su superpoder.

Abrió los ojos, y todo lo que vio fue un techo oscuro  del cual colgaba una solitaria lámpara que alumbraba la habitación, a su lado su espectador le dedicó una sonrisa amistosa.

-Hola, ya era hora, me estaba aburriendo de ver un cuerpo inerte.

-Em… ¿Hola? - La confusión se notaba en su voz - ¿ Cuánto tiempo estuve inconsciente?

Cuando despertó, y no comprendía la razón del dolor que sentía recordó los acontecimientos que la habían llevado a desmayarse. Su piel abriéndose y sangrando. El dolor, los gritos. El miedo.

-Estuviste cinco días inconsciente, creo que no tendrás sueño en un largo tiempo.

El intentaba aligerar el ambiente, era notorio, pero Gala no dio señales de que su intento de broma la hubiera divertido. No recordaba la última vez que algo le había causado gracia.

-Bueno… Leon vendrá en un rato, ya está por ser su turno.

Ella no contestó y Jackson se sintió decepcionado. ¿Por qué esa linda chica hacía como si él no estuviera ahí? Sus intentos de conquistarla no estaban surtiendo efecto.

Cuando el silencio se estaba volviendo casi insoportable, la puerta se abrió y por ella ingresó León con un semblante serio. Uno que al verla despierta se convirtió en una amplia sonrisa.

-Oh, hola - La miro detalladamente buscando algún indicio de malestar, pero nada  encontró.

Jack, enfurruñado, se levantó de su silla y se marchó sin emitir palabra no sin antes de dirigirle una mirada discreta a Gala.

Una que ella no pasó por desapercibida, muy pocas cosas se le escapaban en realidad.Tanto así, que a pesar de la sonrisa que permanecía en el rostro de aquel hombre, ella podía detectar la tensión en sus hombros y la incertidumbre en su mirada.

-¿ Cómo te sientes?- Era una pregunta estúpida pensó ella, pero de todas formas contestó.

-Bien, un poco adolorida.

Asintió con su cabeza, si, esas heridas debían doler.

-Oye, sé que tienes preguntas, estás pésimo ocultandolo. Solo dilas.

León se sorprendió, su carácter no era para nada parecido a lo que él había creído que se encontraría. A pesar de que Maya le había dicho  que cuando salía de las duchas, se la veía una mujer fuerte y directa, él tenía dudas. Dudas que ahora ya no estaban.

-Directa. Me gusta.

Ella lo miró, ¿acaso todos allí hacen comentarios tontos? Levantó una ceja y lo miró expectante.

-¿Eres de la capital? - El necesitaba saberlo, comprender la situación de ella y todo el misterio que la rodeaba.

-Desde hace un tiempo, si.

Su respuesta fue concisa, cortante.

-¿Desde hace un tiempo?¿Como?

-Yo vivía en un grupo de resistencia, hasta hace unos años. Hasta que me atraparon. 

El se sorprendió y ella lo noto.

-Las camionetas negras…¿verdad?

Un resoplido de cansancio fue su respuesta, al parecer aquella chica no era muy conversadora.

-Si, yo vivía en la zona norte. 

La zona norte, ella sabía que estaba muy lejos de allí, pero no tan lejos de su hogar. No comprendió porque le había mentido, pero así lo hizo. 




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