Golpe de Suerte

Capítulo 1 — No quiero volver a estar solito.

 

Remy

Agosto, 2024

Atrapé la pelota de béisbol con mi guante unas treinta veces antes de que papá subiera al auto con una sonrisa orgullosa.

—Es hora de regresar a casa —dijo él mientras se colocaba el cinturón de seguridad, pero parecía tener problemas con este—. Diablos, esto no sujeta bien, debo llevarlo al mecánico. Colócate el cinturón —me dijo, y así lo hice.

—¿El tuyo está roto? —inquirió, echándole un vistazo rápido.

—No, funciona bien.

—De acuerdo —dijo, y acomodó el espejo retrovisor—. Tu entrenador me dijo que te seleccionaron para el juego de apertura en la próxima temporada.

Asentí felizmente, pues había trabajado muy duro para ser el mejor lanzador.

—Él dijo que era su lanzador más veloz.

Papá aplastó mi cabello con su mano y me despeinó todo. Refunfuñé como siempre, pero él seguía teniendo esa sonrisa bobalicona a la que tanto me había acostumbrado el último año.

—Estoy muy orgulloso de ti, hijo.

Escuchar esas palabras me hacía sentir muy feliz.

Hace un par de semanas cumplí siete años, y papá hizo una pequeña fiesta en la que invitó a mis compañeros del equipo de béisbol y algunos chicos de mi escuela.

Era mi primer cumpleaños juntos.

Pero solo Tom y Julián, de mi equipo, llegaron ese día.

Papá estuvo triste todo el día, a pesar de que intentaba ocultármelo, podía verlo en sus ojos.

Él deseaba que mi primer cumpleaños junto a él fuera perfecto, pero seguramente creyó que no lo logró.

 

Hace un par de meses...

—Lamento que pocas personas vinieran hoy, Remy, seguro no les llegó la invitación —me dijo esa tarde, cuando mis compañeros se fueron a casa.

Sé que él mentía, porque lo vi acercarse ansiosamente hasta cada grupo de padres de mi salón que encontró en mi escuela y los invitó personalmente a mi fiesta.

Papá no era sociable. Lo escuché mencionárselo a nuestra psicóloga una vez.

Nadie nos conocía en nuestra nueva ciudad, quizás había pasado casi un año desde que llegamos, pero no nos habíamos vuelto parte de la comunidad.

—No importa —le dije a papá—. Tom y Julián vinieron y nos divertimos mucho, nunca había tenido un pastel, ni una fiesta como hoy, muchas gracias —le dije, sincero.

Sus ojos brillaron, pero no era de tristeza ni felicidad, era un sentimiento que no sabía cómo explicar en ese momento. Y hasta ahora no lo sé.

Mamá… a ella nunca le caí bien…

Ella solía decir que le arruiné la vida y que ojalá nunca hubiese nacido.

Pero, desde que vivo con mi papá, siento que soy más útil de lo que pensé.

Y, a pesar de que por ahora seamos solo él y yo en una nueva ciudad llena de desconocidos, jamás me había sentido más feliz.

Estoy muy orgulloso de mi papá.

 

Agosto, 2024

—Hoy cenaremos lasaña —dijo mientras conducía por la carretera.

—¿Pollo o carne?

—Pollo —respondió.

Resoplé.

—¿Por qué? Me gusta más de carne.

—Mi favorita es la de pollo —dijo papá—. Además, me sale mejor.

—No es cierto —dije con una sonrisa, mientras miraba el bonito paisaje de la tarde.

—Bueno, señor crítico culinario, quiero ver cómo cocina usted —se quejó con fingido enojo.

Encendí la radio. El viaje sería un poco largo, así que me acomodé en mi asiento, hasta que, de pronto, el sonido de neumáticos chirriantes acabó con nuestra tranquilidad.

Papá se sobresaltó y miró por el retrovisor confundido.

—¿Qué pasó? —murmuró para sí mismo. Yo miré por el espejo del copiloto y vi lo que él probablemente también había presenciado, por eso extendió un brazo hacia mí, presionándome contra mi asiento.

—¡Sujétate! —gritó.

Un auto se acercaba a toda velocidad, y pronto comenzó a pitar desesperadamente para llamar nuestra atención. Papá intentó apartarse de su camino, pero el auto finalmente golpeó el nuestro por detrás, haciendo que se sacudiera violentamente.

Me impulsé hacia adelante, pero gracias a mi cinturón de seguridad y al brazo de papá, casi no me moví; sin embargo, él no tuvo la misma suerte.

El golpe lo arrojó hacia adelante, su cabeza golpeó el volante y luego quedó inmóvil sobre el asiento del conductor.

Por un instante, mi corazón pareció detenerse antes de latir con fuerza en mi pecho. Todo lo que pude hacer fue gritar al ver la sangre en su frente y sus ojos cerrados.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.