Golpe tras golpe

Capítulo 15

El aire en el interior de la guarida de Dante era espeso, cargado de un silencio denso que amenazaba con volverse insoportable. Valeria no podía dejar de pensar en lo que había dejado atrás: la persecución, los rostros de los hombres de Emilio, el sudor frío que recorría su espalda mientras Marco la guiaba a través de las calles oscuras. Pero más allá de la sensación de estar corriendo, algo en ella comenzó a despertar una curiosidad peligrosa.

¿Qué hacía Marco en un lugar como ese?

Aunque la noche había sido salvajemente impredecible, ella aún no había decidido qué hacer con la información que había logrado reunir hasta ahora. Cada palabra de Marco, cada mirada que compartían, parecía estar cargada de significados ocultos. Algo no encajaba en la historia que él le contaba. Pero, a medida que avanzaba la investigación, todo parecía volver al mismo punto: la sombra de Emilio. Marco estaba más involucrado en el mundo que ella estaba investigando de lo que quería admitir.

Dante los llevó a través de un pasillo oscuro que olía a humedad, hacia un salón improvisado donde un par de sillas de cuero gastadas y una mesa de metal oxidado se encontraban dispersas en el espacio. Había poca luz, solo una lámpara en el techo que emitía una luz amarillenta. Valeria se sentó en una de las sillas, observando cada rincón del lugar con la mirada de una periodista que sabía que cada pequeño detalle podría ser crucial para entender lo que realmente estaba pasando.

—¿Qué querías, Marco? —la voz de Dante fue como un trueno en la oscuridad, grave y cortante.

Marco se mantuvo en pie, su mirada fija en Dante, pero su cuerpo tenso como una cuerda a punto de romperse. Por un momento, parecía que no iba a responder, como si estuviera decidiendo si valía la pena abrir la caja de Pandora.

—No hay tiempo para rodeos, Dante. Necesito saber si puedes ayudarnos.

Dante soltó una risa baja, sin humor.

—¿Ayudarte? ¿Con qué, Marco? ¿El mismo hombre que me abandonó a su suerte hace años? ¿El mismo tipo que ni siquiera tuvo la decencia de darme un adiós decente? —su tono era áspero, casi venenoso. La tensión en el aire aumentó, como si cada palabra pronunciada se cargara de una amenaza implícita. Dante estaba claramente enojado.

Marco no respondió de inmediato. El recuerdo de aquellos días en que las traiciones y las decisiones difíciles habían hecho mella en sus relaciones se cernían sobre él como una niebla espesa. No era fácil enfrentarse a los fantasmas del pasado.

—Te lo estoy pidiendo por Valeria —dijo, finalmente, con una dureza inusitada en su voz—. Necesitamos saber quién está detrás de todo esto. Quién está manipulando las peleas. Quién está moviendo las piezas desde las sombras.

Dante lo miró con una intensidad que parecía capaz de perforar el alma.

—No sé si es tan sencillo, Marco. No hablas con cualquiera. Hablas con alguien que ha estado dentro de este negocio mucho tiempo. Hay cosas que no se pueden desenterrar sin consecuencias. Y tú lo sabes. —El hombre se acercó lentamente, con pasos medidos, como un depredador acechando a su presa. Valeria observó en silencio, aunque sus dedos temblaban levemente. La atmósfera estaba cargada de una tensión palpable, como si cualquier cosa pudiera desencadenar el caos.

Valeria se sentó erguida en su silla, sin quitar la vista de Dante. Estaba segura de que Marco le había ocultado algo, pero no podía permitirse dudar ahora. La situación era demasiado crítica. La información que había obtenido hasta ahora le revelaba más secretos de los que su mente podría procesar. A medida que la conversación avanzaba, la conexión entre ellos se iba tornando más incómoda, más peligrosa.

Dante se cruzó de brazos y dejó escapar un suspiro largo.

—El juego es más grande de lo que piensas, Valeria. Estás buscando respuestas, pero no todas las respuestas son buenas. A veces, la verdad es peor que la mentira.

Las palabras de Dante calaron hondo en Valeria. Sabía que estaba jugando con fuego, pero era imposible dar un paso atrás. No iba a dejar que sus dudas la frenaran. Esta historia no terminaba hasta que las piezas del rompecabezas encajaran por completo.

—¿Qué sabes de Emilio? —preguntó Valeria, sin apartar la mirada de Dante.

Él se quedó en silencio por un largo momento, como si la pregunta lo hubiera desconcertado.

—Emilio tiene muchos amigos y muchos enemigos, pero lo que la mayoría no sabe es que él no está al mando. La mafia del boxeo no es su campo de juego. Se ha convertido en un peón más. El verdadero jugador es alguien que nadie ha visto nunca. —La voz de Dante bajó de tono, como si temiera que alguien pudiera escuchar. Pero lo que dijo a continuación hizo que Valeria se tensara aún más—: Lo que se está moviendo en las sombras ahora, es mucho más grande que cualquier pelea.

La revelación dejó a Valeria sin palabras, y por un instante, el peso de la situación pareció aplastarla. Marco, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante.

—Entonces, ¿quién está detrás de todo esto? —su voz era más suave, pero había un rastro de desesperación. Dante simplemente se encogió de hombros, pero no pudo ocultar la fatiga que pesaba sobre él.

—No te puedo decir mucho más, Marco. Ya has estado en el ojo del huracán por demasiado tiempo. Si sigues en este camino, ya no habrá vuelta atrás. Pero hay algo que puedes hacer... algo que puede cambiarlo todo.




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