Golpe tras golpe

Capítulo 17

La atmósfera en la habitación se volvió aún más pesada con la presencia de Víctor. Sus ojos, fríos y calculadores, se posaron primero sobre Marco, luego se trasladaron a Valeria. Podía ver en sus miradas que ninguno de los dos estaba completamente preparado para lo que estaba a punto de suceder. Sin embargo, no había vuelta atrás. La red ya estaba tejida, y tanto Valeria como Marco estaban atrapados en ella. Víctor sabía que el momento había llegado para que todos los involucrados conocieran la magnitud de la situación. Ninguno de los tres podía permitirse seguir ignorando la verdad, por más oscura que fuera.

Valeria se cruzó de brazos, desafiando con su postura, pero la verdad era que sentía una ligera incomodidad. No solo por la entrada repentina de Víctor, sino por lo que representaba. Había algo en su presencia que le resultaba inquietante. Su rostro impasible, su porte imponente… todo en él parecía diseñado para infundir respeto, si no miedo.

—¿Qué quieres de nosotros? —preguntó Valeria, su voz firme, aunque su mirada denotaba incertidumbre.

Víctor no respondió inmediatamente. En su lugar, hizo un gesto con la mano, invitándolos a sentarse. Luego, se dirigió hacia la mesa donde Marco solía sentarse. Con un movimiento calculado, deslizó un sobre negro sobre la superficie, empujándolo ligeramente hacia ellos.

—Lo que quiero es que vean esto —dijo Víctor, su tono grave como el eco de un golpe en la oscuridad—. No es algo que pueda discutirse, ni hay tiempo para rodeos. Este es el precio por meterse en algo más grande de lo que imaginan.

Valeria no tardó en notar la dureza en su voz, como si cada palabra estuviera impregnada de una amenaza silenciosa. Marco, por su parte, observaba el sobre, como si estuviera esperando que algo sucediera.

Sin esperar una respuesta, Víctor continuó.

—Lo que está ocurriendo en este momento es solo el principio de algo mucho más grande. Los hilos que mueven el destino de cada uno de ustedes están atados a este juego, y ya no hay forma de escapar. El boxeo no es solo deporte, como creían. Es una fachada, una pantalla para ocultar negocios que van mucho más allá de lo que imaginan.

Las palabras de Víctor impactaron con fuerza. Marco frunció el ceño y se levantó de su silla, caminando hacia la mesa. Sin decir nada, tomó el sobre y lo abrió. Dentro, encontró varias fotografías, algunas de ellas tan oscuras que le costó reconocerlas. Había imágenes de peleas clandestinas, de hombres con máscaras, de figuras del boxeo que él mismo había conocido en su carrera. Pero lo que realmente lo sorprendió fueron las fotos de Emilio.

Emilio no solo estaba presente en esas imágenes, sino que estaba en el centro de una red de contactos, figuras sombrías de quienes Marco nunca habría sospechado. La shockeante revelación lo dejó sin palabras. El hombre que había sido su mentor, el que lo había guiado en sus primeros pasos en el boxeo, estaba profundamente involucrado en un mundo de corrupción y crimen organizado.

Valeria se acercó rápidamente, observando las imágenes con un creciente sentimiento de incomodidad.

—Esto… esto no puede ser cierto —murmuró, más para sí misma que para los demás. Pero sabía, en el fondo, que lo era. El silencio en la habitación se extendió, pesando sobre ellos, como una presión insoportable.

Víctor se acercó a la mesa con calma, como si no estuviera observando las reacciones de los otros dos, sino que estuviera simplemente presentando un hecho.

—Emilio ha estado operando bajo la máscara de mentor durante años. Todo lo que pensaron que sabían, todo lo que creyeron sobre su lealtad, es una mentira. Su verdadera lealtad está con una red que mueve mucho más que apuestas y peleas sucias. Y ahora ustedes están involucrados, ya sea que quieran o no.

Marco no podía dejar de mirar las fotos, sintiendo cómo la realidad lo golpeaba con fuerza. El hombre al que había considerado su padre adoptivo, el único que le había mostrado un camino distinto al de las peleas callejeras, resultaba ser parte de un entramado mucho más oscuro de lo que había imaginado.

—Pero, ¿por qué estamos aquí? ¿Por qué me traes a Valeria? —preguntó Marco, su voz llena de frustración. Sabía que no podía enfrentarse a esta situación solo, pero las piezas del rompecabezas seguían sin encajar.

Víctor se quedó en silencio unos momentos, observando la reacción de ambos. Su rostro era impasible, casi inhumano, como si la tormenta de emociones que vivían Marco y Valeria no tuviera cabida en su mundo. Finalmente, habló, sus palabras cargadas con la autoridad de alguien que sabía lo que estaba diciendo.

—Ustedes dos son los que van a cambiar esto. Valeria tiene las conexiones necesarias, el conocimiento y la habilidad para exponer esta red. Marco, por otro lado, es el pez gordo que todos están buscando. Eres el hombre que puede hacer que esto caiga de una vez por todas. Todo depende de ustedes. Si trabajan juntos, si hacen lo que les pido, podemos destruir lo que Emilio ha construido. Pero si fallan, si flaquean, no solo sus vidas estarán en peligro. Todos los que conocen también lo estarán.

Las palabras de Víctor colisionaron con la mente de Valeria, dejándola desorientada. Aunque sus motivaciones no estaban del todo claras, sabía que su camino estaba tomando una dirección irreversible. No podía dar marcha atrás. Marco, al igual que ella, se encontraba atrapado en un juego peligroso, pero, de alguna manera, sentía que ambos podían encontrar una forma de salir, de luchar juntos contra lo que les esperaba.




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