Golpe tras golpe

Capítulo 21

El aire nocturno golpeaba la cara de Marco mientras salía del bar, el peso de la decisión que acababa de tomar apretándole el pecho. A pesar de la fría brisa que le acariciaba la piel, se sentía como si una ola de calor lo envolviera, como si estuviera atrapado en su propia tormenta interna. Sabía que lo que había elegido no tenía vuelta atrás, pero había algo más en juego que su propia vida. La redención que tanto anhelaba no solo dependía de él, sino de Valeria y de todo lo que había comenzado a desvelarse en su vida.

El sobre que Javier le había entregado ardía en su bolsillo, como un recordatorio tangible de todo lo que estaba a punto de enfrentarse. Cada paso que daba hacia la salida del callejón oscuro parecía acercarlo más a un abismo que ya no podría evitar. Sin embargo, sus pensamientos se nublaban, y una pregunta persistía: ¿Había hecho lo correcto? ¿Podría salvarse de la misma manera en que había caído? El miedo de perderse en la oscuridad de la corrupción que lo rodeaba amenazaba con devorarlo.

De repente, su teléfono vibró en su bolsillo, rompiendo el silencio tenso de la noche. Al sacar el dispositivo, vio el nombre de Valeria en la pantalla. La había dejado seguir su camino, confiando en que encontraría algo que les diera respuestas, pero no esperaba una llamada tan pronto. Deslizó el dedo por la pantalla y contestó, intentando ocultar el caos que sentía por dentro.

—Marco, necesito que me escuches —dijo la voz de Valeria al otro lado de la línea, sonando preocupada pero firme—. He encontrado algo. Algo grande.

El pulso de Marco se aceleró. Las palabras de Valeria no solo le despertaron la curiosidad, sino también una creciente sensación de alerta. Ya no se trataba solo de la mafia del boxeo ni de los secretos de su propio pasado. Había algo más que estaba a punto de salir a la luz.

—¿De qué se trata? —preguntó, sin poder ocultar el nerviosismo en su tono.

—Emilio —respondió Valeria, dejando caer el nombre con una calma aterradora—. Él está involucrado en algo mucho más grande de lo que imaginábamos. Su conexión con los mafiosos, con las apuestas ilegales, va más allá del boxeo. Es parte de una red que abarca la política, los negocios, y mucho más. Pero hay algo que no cuadra. Mi padre… —su voz vaciló por un segundo— estaba investigando esto antes de morir.

Marco sintió que todo a su alrededor se desvanecía por un instante. El nombre del padre de Valeria resonó en su mente como un eco lejano. Recordó haberlo oído mencionar antes, pero jamás pensó que su muerte pudiera estar relacionada con lo que estaba descubriendo ahora. De alguna manera, ese hecho lo conectaba aún más a la historia que se estaba desarrollando a su alrededor, una historia de traición, crimen y oscuridad.

—¿Cómo es posible? —murmuró Marco, incapaz de articular una respuesta más coherente.

—Lo que te voy a decir ahora puede ser peligroso, Marco —dijo Valeria, con tono grave—. No sé quién está involucrado en todo esto, pero tu mentor, Emilio, es solo la punta del iceberg. Hay algo más que está siendo encubierto, algo que tiene que ver con tu pasado. Y estoy segura de que mi padre sabía algo importante.

El sudor comenzó a formarse en la frente de Marco mientras asimilaba lo que Valeria le decía. El destino de ambos parecía estar inevitablemente ligado, como si todas las piezas se estuvieran uniendo poco a poco. No podía evitar la sensación de que había algo mucho más grande y oscuro detrás de todo esto, y que ni él ni Valeria estaban preparados para lo que vendría.

—Necesito que vengas al lugar donde estoy —dijo Valeria, casi como una súplica—. Lo que descubrí es peligroso. Y si Emilio se entera de lo que estamos haciendo, no nos dejará en paz.

Marco sabía que, si algo había aprendido a lo largo de los años, era que no podía dejar que el miedo controlara sus acciones. Había vivido en la sombra demasiado tiempo. La única forma de salir era enfrentándose a ella. Sin dudarlo, respondió:

—Voy para allá. Espera.

La llamada terminó, y Marco se encontró solo en medio de la calle vacía. No había tiempo que perder. Aceleró el paso, decidido a encontrar a Valeria y descubrir, de una vez por todas, la verdad oculta en los oscuros rincones del boxeo, y las conexiones que su vida y la de Valeria tenían con un mundo que no parecía tener límites.

Mientras caminaba, las luces de la ciudad parecían parpadear, como si la ciudad misma estuviera vigilando cada uno de sus movimientos. Marco sabía que el precio de la lealtad y de la redención sería mucho más alto de lo que había imaginado. Ya no había marcha atrás. La trampa se había cerrado. Pero ahora él tenía que decidir: ¿Estaba dispuesto a luchar contra todo, incluso contra la verdad que se escondía detrás de la muerte de un hombre inocente?

La respuesta parecía clara.




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