Golpes nocturnos y otros miedos

Dos golpes

Pasó el resto de la noche junto a su hermana sin dar algún tipo de explicación, sólo creyeron que era un extraño apego fraternal.

Eran las diez de la mañana, a pesar de eso el día estaba en su contra. Una pequeña tormenta de nieve cayó muy temprano haciendo parecer que el día estaba tan gris como sus pensamientos sobre aquellos extraños ruidos que escuchaba y, que aparentemente, sólo ella era capaz de escuchar.

« ¿Salimos un rato? Encontrémonos en Spandau Arcaden en media hora.»

Salir con un rato no le hacía mal, era una forma de distraerse de todo aquel lío que había armado en su cabeza.

Se sentó frente al espejo, arreglando su cabello pero un pequeño golpe del espejo hizo que se detuviera y mantuviera su mirada fija en su reflejo pero el claxon del taxi la hizo volver a la realidad.

Pasaron casi seis horas hasta que ella regresara a casa, el cine y la conversación con su mejor amigo habían hecho que el tiempo pasará volando pero cuando entró a su habitación, parecía que el tiempo se hubiera quedado detenido.

La persiana semi-abierta le daba un ambiente tenebroso por lo que la abrió por completo antes de dejar el abrigo en el suelo.

Otra vez, dos golpes.

Desvió levemente la mirada hacia la ventana pero no había nada de raro, dio un vistazo hacia el jardín y sólo estaba su madre tratando de quitar la nieve de sus flores pero un pequeño chirrido hizo que volteara hacia su izquierda, hacia su espejo.

Un nudo en su garganta le impedía soltar aquel alarido que la había dejado petrificada ante el mensaje que se había dibujo en el espejo.

«Fue divertido...»

Corrió al baño, mojó su toalla y trató de quitar aquellas letras del vidrio sin éxito alguno. Estas parecían haber sido escritas desde el interior del espejo.

—¡Mamá!—gritó con fuerza, en una mezcla de horror y enojo hasta que su madre apreció por la puerta, viéndola asustada.

— ¿Qué te sucede? Haz dado gritos cómo loca—dijo su madre indignada.

— ¡Mira las letras del espejo!—exclamó con pavor—. Mira lo que...

El silencio invadió la habitación al ver el espejo intacto. Su madre soltó un bufido antes de salir y volver a sus actividades mientras refunfuñaba por aquella pérdida de tiempo.

Su respiración se volvió lenta mientras sus ojos recorrían cada parte del espejo, sólo encontrándose con su reflejo.




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