Golpes nocturnos y otros miedos

Golpes

Había logrado cuatro heridas profundas en cuello. Suturar aquellas heridas fue difícil, había algunas venas comprometidas pero luego de casi cuatro horas, sólo quedaron puntadas en su cuello y una venda que las cubría con recelo.

Su madre estaba hablando a puertas cerradas con el doctor pero a pesar de eso, se podía escuchar levemente lo que decían.

Lena necesitaba terapia psicológica, era obvio que sus facultades mentales no estaban bien.

Nadie mentalmente estable se lastima de esa forma, en eso estaba de acuerdo pero ella sabía que lo que estaba en el espejo era el causante de todo.

— ¿Lena?—la voz de su hermana la sacó de sus pensamientos.

—No estoy loca—musitó levemente, viendo con temor a su hermana.

—No estoy diciendo eso... Pero algo no está bien—dijo al sentarse a su lado, acariciando su cabello.

—Eso... Que está en el espejo, eso es el culpable de todo—sollozaba—. Esa cosa estaba sobre mí... Y luego desperté.

— ¿Qué ves en el espejo?

—A mí misma, soy yo la que está en el espejo. Soy yo la que busca matarse, yo quiero asesinarme... En el sueño mató a mamá, ¿Y sí sucede en realidad?

—Debes calmarte, no podrá hacerte daño... Sólo debe ser estrés, vamos al baño.

Negó levemente, la idea de verse nuevamente a un espejo la estaba carcomiendo por dentro y llegó a paralizar su cuerpo. Su hermana la llevó casi a empujones al baño, lavando con cuidado su rostro, secando aquellas lágrimas con cuidado mientras le cantaba aquella canción de cuando eran niñas.

—Yo confío en ti—susurró su hermana antes de abrazarla con fuerza—. Yo lo vi ese día en la ventana... Yo voy a protegerte.

—Jamás podrá... ¿Cómo puede protegerte de ti misma?—una voz tétrica resonó en su cabeza—. Sólo dos golpes.

Así fue, sólo dos golpes.

Ambas voltearon ante aquel sonido proveniente del espejo.

El reflejo de Lena observaba atentamente a su hermana.

La hórrida imagen que se plasmó en el espejo hizo que su hermana gritara con fuerza a la vez que el reflejo que la observaba con odio y aberración parecía abalanzarse sobre ella.

Estruendoso ruido del espejo al romperse las dejó completamente inmóvil.

—Te lo dije, era el espejo.




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