Good Morning Mr. Cillian

6.

 

Quetzal Sallow

 

     Su escabullida había sido un rotundo éxito.    

     Cuando las puertas del elevador finalmente se abrieron, Quetzal entro de inmediato y, pulso el botón para ir de inmediato a su piso.      Pero todo fue en vano, ya que,  momentos antes de que se cerraran por completo las puertas.    

     Un par de manos fuertes, cubiertas por unos guantes de piel color marrón, impidieron que cerraran.  

     Quetzal, al ver lo que sucedía trago duro y su cuerpo adquirió un ligero temblor y su  pulso se acelero.    Su cuerpo se envaro y dio un par de pasos hacia atrás, quedando su espalda pegada a la barandilla del elevador.    

     De repente, los recuerdos de hace un par de noches le llegaron todos como si fueran una película.   Su cabeza empezó a doler, su corazón latió aun mas fuerte y su rostro adquirió una tonalidad carmín.   Desvió la mirada a cualquier punto dentro del elevador, excepto ver a la persona que se posaba frente a ella.

     __Nos volvemos a encontrar.

     Su voz ronca y seductora hicieron que los bellos de los brazos de Quetzal se erizaran.   Quería contestar pero, no lograba decir absolutamente nada.

     __¿No dices nada?

     Le sonrió con extrema delicadeza, mostrando una sonrisa amable.   

     Quetzal quedo hipnotizada con la mirada del hombre, se perdió en esos ojos.....

     _Verdes como el musgo

    Susurro Quetzal al momento de levantar la mano y pasarla en el rostro del él.   

     Su mirada penetrante se posa frente al rostro de ella, analizando todo su cuerpo, recorriendo cada centímetro de ella.    Posa ambas manos sobre sus hombros y ella da un ligero grito ante su osadía.    Frota lentamente ambos hombros, tomando su tiempo en analizar cada uno de sus gestos y movimientos realizados por ella.

     Su toque le hace sentir ligeros espasmos en su vientre, seguido de unos ligeros temblores en las piernas    ¿Desde hace cuánto tiempo  no sentía ese tipo de emociones?   Nathan jamás la toco de esa forma, todo el tiempo era brusco y sin ningún ápice de sinceridad.

     _S  s suéltame

     Levanto sus manos de inmediato en modo rendición, le sonrió de medio lado antes de  de posar ambas manos alrededor de su cintura.    Quetzal al sentir la opresión y el calor que emanaba el cuerpo del sujeto solo pudo hacer una cosa, colocar ambas manos sobre los brazos de este y empujar lo mas fuerte posible para alejarlo un poco.    El calor que sentía era tan embriagador.   Pero solo logro  una sola cosa con tan solo ese toque, un gruñido de pecho por parte de él seguido de un gran bulto sobre su pelvis, uno que le empujaba poco a poco.   

     __Quieta fiera.

     Sus ojos se abrieron inmensamente al ser llamada de esa forma   ¿Fiera?       

    Dejo de resistirse casi de inmediato al momento de ser llamada fiera, tuvo un pequeño recuerdo suyo   <Bloody>  fue la palabra que vino a su mente.

     Sentía demasiado calor, sentía como si su cuerpo ardiera en llamas con la fricción de ambos cuerpos.   Aunque ambos estaban vestidos, su vestimenta era todo, excepto algo, reservada.

     El dedo índice de este se deslizo en medio de sus senos, haciendo su recorrido lentamente, desviando un poco, solo un poco para poder pasarlo por esas pequeñas montañas que lo incitaban a explorarlas.     Cuando sus dedos apretaron su pezón el cual estaba totalmente erecto, Quetzal dejo salir un gemido lastimero.   Sus pupilas se dilataron y su respiración se agito.   Su cuerpo quería mas.   Su entre pierna lo gritaba.

     __Tranquila, fiera.    Hay tiempo para todo.

     Y de la nada, la boca ansiosa y pecadora del hombre, se apodero de ella.    Besándola hasta robarle el último aliento.   Quetzal no había respondido al beso de inmediato, sin embargo a los pocos segundo correspondió de la misma forma o quizá un poco mas intensa.   Era como beber agua de un río casi seco.   El hombre le estaba robando el último ápice de cordura con ese besos avasallador y necesitado.

    Cuando ambos se separaron, tenían la respiración agitada y los labios hinchados de tanta fricción.

     __No me decepcionas.   Eres todo un volcán a punto de ser erupción.

     Con sus dedos, limpio las comisuras de sus labio y acerco su boca al oído de Quetzal.

     __Pero no será esta noche, cuando el volcán haga erupción.

     Susurró totalmente excitado.   

     __Quiero que estes totalmente consciente.

     Quetzal lo miró como si fuera un monstruo de tres cabezas   ¿Como se atrevía a dejarla de esa forma?  para luego, dejar salir una pequeña risa ahogada negando varias veces.    Le dio una mirada un tanto extraña antes de hablar.

     _¿No puedes degustar un solomillo de excelente calidad sin pensar en los tacos de hígado?

     Se deshizo del agarre o, mas bien, él la soltó.   Lo había dejado con la boca abierta ante su pregunta.    No tenia idea alguna de como contestar ante eso.    Por lo que, solo se dedico a reír alegremente.   

     __Eres todo un caso señorita.

     El sonido del elevador anunciando la llegada a su piso sonó, abriendo de inmediato las puertas.    Quetzal avanzo de prisa.   Pero habían tomado su mano y no la dejaban avanzar.

     __Dime una cosa, señorita volcán    ¿Qué tipo de braga hay debajo de ese vestido tan revelador?

     Se congeló en su lugar por unos breves instantes, no recordaba el rostro del hombre que....

     _El chico de seguridad del club

     Susurro bastante fuerte.    Mientras que él, le soltaba la mano y las puertas del elevador se cerraban frente a ellos.    

     En esos precisos momentos quería que la tierra se la tragara y la escupiera en guantanamo y no salir nunca de ese lugar.    No recordaba su rostro porque estaba borracha, pero si recordaba a la perfección cada una de sus palabras.




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