Good Morning Mr. Cillian

8.

Nathaniel

 

 Se sentía molesto, mas que eso, sentía que reventaría en cualquier momento al no saber nada de Quetzal.   La rabia y el odio acumulada durante estos días pasados finalmente estaban saliendo a relucir.    El vaso de licor que tenia en sus manos, lo estrello contra el suelo, haciéndolo añicos.    

     El día de la boda desapareció, dejándolo como novia de rancho, vestido y alborotado.   Busco a Quetzal por toda la casa, por los alrededores.    Había gente muy importante alrededor de ellos, todos y cada uno de ellos con algún cargo político que podría ayudarle a futuro.    Sin embargo, su boleto hacia la vejez, había desaparecido en un dos por tres.

     __¡Esto no me puede estar pasando a mi!

     Caminaba nervioso por su departamento, de un lado a otro.    Pasaba la mano por sus cabellos y los jalaba de impotencia al no saber de ella.   

     Por mas que trataba de comunicarse con ella, no había contestación alguna.    Siempre enviaba a buzón de voz.

     __No pudiste haber desaparecido de la faz de la tierra Quetzal.

     La rabia acumulada durante varios días, finalmente estaba a punto de salir.   El perro estaba herido y necesitaba morder.    Camino ofuscado hacia la mesa de estar, la cual tenia una lamparilla y la estrello contra la pared, dejando salir un grito ahogado de dolor.    

     El día que Quetzal desapareció, Rey, apareció en su departamento y le dio la paliza de su vida.    Ante el asombro de lo que estaba sucediendo, no puso resistencia alguna.    Lo cual conllevo a, tener golpes en el rostro, cortes en los labios y cejas pero sobre todo, un hematoma enorme en el ojo derecho.

     Rey no dijo absolutamente ni una sola palabra, solamente se dedico a golpear a la persona que, había lastimado a su hermanita. 

     _¿Quieres calmarte un poco?

     La voz chillona de Sarah lo hizo detenerse unos instantes.

     _Solo ha de estar queriendo llamar tu atención.   ¿Acaso no lo entiendes?

     Tomo asiento en el sillón de la sala y cruzo las piernas.    Sarah se encontraba cansada ante las reacciones que Nathaniel estaba teniendo estos días.    No paraba de dar vueltas en el mismo lugar, no se duchaba, no se cambiaba de ropa.    Solamente se la pasaba bebiendo alcohol hasta perder el conocimiento.    Tenia una barba bastante pronunciada por no rasurarse y, el olor que desprendía un basurero se quedaba corto.

     __¡Deberías guardar silencio!   

      Sarah ni me inmuto ante el tono empleado de Nathaniel.   Solo negó varias veces antes de encender un cigarrillo y darle varias caladas.

     _Eres un perdedor.   Ponerte de esa forma por una chiquilla que no sabe lo que quiere.

     __¿Acaso tú lo sabes?

     Se puso de pie inmediatamente, dejo el cigarrillo dentro de la taza de café y camino hacia Nathaniel.    Coloco ambas manos sobre su pecho y dio ligeros masajes sobre el.    Le dio un mirada..... molesta. 

     _Me estas decepcionando, Nathaniel.

     __Tenias conocimiento del trato.    Sin embargo, no lo dejaste pasar. 

     Sarah le dio una sonrisa de dientes.

     _Soy mejor que ella, Nathaniel.

     Nathaniel trago saliva varias veces y evito la mirada de Sarah.   Esta, al ver que no contestaba nada, le dio un par de bofetones, dejando sus mejillas rojas como una manzana.    Nathaniel solo apretó la quijada y su respiración se acelero de inmediato. 

     Sarah, se alejo de él y tomo un par de respiraciones profundas, quería calmar su enojo antes de cometer otra locura.   Una de la cual se pudiera llegar arrepentir.      

     Nathaniel le pertenecía por completo.    Quetzal se metió entre ellos dos. 

     _No eres mejor que ella Sarah.    Eres una zorra.

    La sangre de Sarah  hirvió, como si le hubieran subido la flama al fuego.    Sintió un puñetazo en el estomago y un ardor en la boca del estomago.    

     __Me prometiste que nunca..... mencionarías.....

    Dijo con los dientes bien apretados y con la bilis casi en la garganta.    Si bien, ella provenía de una familia bastante cómoda, nunca le hizo falta nada.   Sin embargo, siempre deseo mas, siempre anhelo mas.   Y la mejor forma de conseguir dinero fácil fue de una manera no bien vista por la sociedad.

     _Cierra la puta boca, Sarah.

     Se acerco a ella y la tomo por el cuello, llevando su espalda hacia la pared, estampando su cuerpo en ella y, lastimando sus piernas en el proceso.

     _Te dije que, cerraras la boca, putita.

     Nathaniel temblaba de la rabia.   Alguien tenia que pagar por lo sucedido en su boda y por la golpiza recibida por parte de Rey.

     Sarah no respiraba bien, él le rompería el cuello en cualquier momento.

     Pero no fue así.    El agarre se deshizo poco a poco, dejando que su respiración se regulara.   Llevo ambas manos a su cuello y, sus lagrimas bañaron sus mejillas.    Nathaniel al ver ese suceso.    Tomo sus lagrimas con las yemas de sus dedos y las llevo a su boca.   Su sabor salado lo hizo hacer una mueca de desagrado.

     __Quizá  n nun nunca re regrese.

     _La voy a encontrar, tarde o temprano la voy a encontrar y,

    Nathaniel la miro directo a los ojos.    Esta vez, sus ojos estaban atormentados y llenos de dolor por no saber donde se encontraba Quetzal.

     __Puedes mentirle a todos Nathaniel, pero a mi, no.

     _De que....

     __Te conozco como a la palma de mi mano.    Estas encaprichado con una niña que te dejo a minutos de contraer matrimonio.   No significas nada para ella.   Quizá, ya encontró a alguien mas.    A alguien que la hace vibrar.

     Narhaniel no se aguanto mas y, la abofeteo.    Esta, empezó a reír como desquiciada.    Llevo su mano hacia la mejilla y la dejo ahí.    




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