Good Morning Mr. Cillian

12.

Quetzal Sallow

 

     Toda la noche permaneció despierta, bueno, la mayor parte del tiempo.    Ahora, solo se la pasaban mirando el techo de la habitación.   Con el cuerpo molido y un tanto rígido por dormir en el suelo, ahí estaba ella.   Mirando a la nada.    Pensando en los acontecimientos de hace un par de horas atrás.

     Ahora, la mañana había llegado como si fuera un tren bala y, la luz del amanecer tocaba su rostro, dejando una sensación cálida en ella. 

      Cuando finalmente experimentas lo que es el dolor, no hay vuelta atrás.    Es como si hubiera explotado una gran bomba y todo a su alrededor hubiera colapsado por completo.    Todo se encuentra sucio, vació, lleno de escombros, esperando a que alguien aparezca ante ti y, te ayude a limpiar todo aquello que se encuentra en ruinas.     Los dolores musculares te pueden doler a tal extremo que, muchas veces deseas tenerlos entumidos por completo.    Piensas que, ese pequeño dolor alguna vez ha de desaparecer por completo, pero, nos encontramos equivocados.   Ese dolor te acompaña siempre.

     ¿Como puedes perdonar a un familiar?    no es fácil.    Sin embargo, con el tiempo puede aminorar el dolor.    

    Es una herida que duele pero, no sangra en absoluto.   Sin embargo, sabes a la perfección que se encuentra ahí.    La herida superficial la puede curar un médico, la puedes tapar con una curita, pero  y  ¿La herida interna?   ¿Para cuando ha de sanar?    Esa herida interna sangra lentamente, nadie la puede ver, pero, la puedes sentir. 

     El haberse alejado de su familia no era la solución a los problemas que se avecinan, pero, era en lo único que pudo pensar en ese momento.    El haberse ido sin mirar atrás fue el mayor logro que había realizado Quetzal.    Tarde o temprano su padre la encontrara y Rey, será la primera persona que estará tocando su puerta cuando el momento llegue.       

     Quetzal hablaba para si misma sin parar, como si tuviera una diarrea verbal en esos momentos.      Se levanto y se fue directo a la sala.   A pesar de haber llegado hace un par de horas.    He-man tenia su vista clavada en las pequeñas llamas de la chimenea, las miraba con tanta calidez y armonía que, hasta ella, quedo un tanto hipnotizada.    

     He-man, desvió su mirada hacia ella.   La miro  como si fuera una muñeca de porcelana a punto de quebrarse y no tener reparo.    Estaba sentado en centro de la sala, con las piernas cruzadas y ambas manos sobre sus piernas, miraba la casa de Quetzal con toda cautela y a la misma vez, con una gran intensidad.    Nunca había estado dentro de un hogar tan acogedor y cálido como en el que se encuentra en esos momentos.    

     A pesar de solo ser un niño, He-man había vivido mucho mas que Quetzal.    Las calles pueden ser tú mejor enemiga o, tu tumba.    A él, le había tocado la peor parte.     Pero aprovecharía al máximo su corta estancia en esa pequeña casa tan acogedora.   

     _Deberías de acompañarme, es bastante cómodo y calientito este lugar.

     La voz del niño hizo que Quetzal endulzara un poco la mirada,  aun, con sus ojos rojos y algunas lagrimas a punto de desbordarse como el río Bravo.    El solo verlo al rostro con esa sonrisa amable y cálida, la hizo sentir una mierda.     ¿Como era posible que él fuera feliz ante lo que paso?    no daba cavidad a lo que sucedía.

     De la nada, Quetzal suelta una risa amarga tan profunda que, los bellos de los brazos de He-man se erizan por completo.    

     _¿Te haz hecho mucho daño?

     El murmullo audible de He-man llama la atención de Quetzal.    A pesar de estar consciente de que, ella lo llevo a su casa, una parte de ella se sigue preguntando si hizo lo correcto.    Y a pesar de haber escuchado a la perfección la pregunta de su invitado, decide evitar contestar.   Se dio la vuelta, dandole la espalda.    Quetzal, finalmente se había dado cuenta del peso de sus acciones.    Tener un niño sin padres en casa puede atraer muchos problemas, sin embargo, ahí se encontraba ella, con un problema nuevo.   Pero no se arrepentía de nada. 

      __¿Que te parece si te muestro donde dormirás esta noche?

     Los ojos del niño adquirieron un brillo excepcional.   Se levanto los mas rápido posible y la tomo de la mano.    Quetzal pego un brinco al sentir lo frío de su piel en contraste con la de ella.   Las palmas rasposas y porque no decirlo, la suciedad en el cuello y los piojos que brillaban sobre el cuero cabelludo.

     Sentía un poco de presión con todo lo que estaba sucediendo.  Tomo su mano y lo llevo a la segunda planta donde había dos habitaciones y ninguna de ellas, se encontraba amueblada y mucho menos, tenia una cama donde dormir.    

     Pero al ver todo el ganado que tenia en esa cabeza llena de suciedad y piojos, tomo la decisión de llevarlo a la ducha.   Eso sería lo primero.    Tenia que quitarle la suciedad, antes de poder salir de casa e ir, a una farmacia a comprar el shampoo para los piojos que tenia en esa cabeza .

     __Tenemos mucho trabajo por hacer He-man.    Y no se si tengas el poder pero, juntos nos haremos invencibles. 




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