Good Morning Mr. Cillian

20.

Quetzal Sallow

 

 

   Se sacudió con toda la fuerza de voluntad que tenía.    No quería soltar ni una sola lágrima, esto solamente sucede en los sueños.    Pero, mientras mas tiempo pasa a su lado, se va dando cuenta de los pequeños detalles.

    Es un hombre en toda la extensión de la palabra, es atento, caballeroso y porque no decirlo.... amoroso.   Eso, no se da en los árboles.   Es caliente como el maldito infierno, el solo tener ese pensamiento su centro se calienta y se revoluciona por como no tienen una idea.

    Mientras tenia ese tipo de pensamientos, Quetzal escucho a lo lejos como se acercaba un auto.    Un SUV  verde militar llego quemando neumático frente a ambos.    

     El trago de café que había dado Quetzal se atoro en su garganta, haciendo que tosiera demasiado.    Su cerebro imagino lo peor, pensando que, quizá Nathaniel ya la había localizado.

    Pero se dio cuenta de que era falsa alarma cuando la puerta del auto se abrió, dejando ver a una mujer no muy alta, de complexión delgada pero con algunas curvas.   El color del cabello era un chocolate oscuro y la parte frontal era de un rubio platinado maravilloso.

     Cillian blanqueo los ojos cuando se dio cuenta de quien era.    Nanah, había llegado, finalmente.   Después de haberla dejado en otro lugar y llegar antes que ella.

     Hannah llego a su lado y poso ambos brazos alrededor de su cuello, era tan casual que, Quetzal no sabía como reaccionar ante ello.

     __Hola guapo,  ¿Me invitas un café?

     Quetzal se atraganto de nuevo con el café e inicio la huída rápidamente.    Pero, antes de poder levantarse de su lugar, Cillian ya la tenia atrapada de las piernas.    Sabía a la perfección lo que Hannah estaba haciendo.

    _¿Hannah, que mierdas quieres?

    __Uy, que genio.

    Hannah dejo salir una pequeña sonrisa y bajo sus brazos de su cuello.   Se dio la vuelta y estiro su mano hacia Quetzal, incitando a dar un apretón de manos.

    __Hola Quetzal, ¿Como te encuentras?

     __Hola

     Murmuro Quetzal un tanto sorprendida por el cambio de humor de la chica.

     __Mi nombre es Hannah, soy la hermana menor de este animal.

     A punto con su dedo pulgar hacia Cillian, cuando dijo   "animal"   Cillian bufo ante eso.   Su hermanita era todo un drama.

     __Vaya, mi hermanito es todo un estuche de monerias.    Desayuno, café.....  ¿flores, chocolates, bombones, cenas?    no creí que fueras capaz de hacer todo eso.

     Cillian carraspeo totalmente incomodo.   Hannah tenia razón, él no era de esos.   El tomaba todo sin importarle nada.    Pero ella, esa mujer, lo hacia querer realizar todo ese tipo de banalidades.    Y le agradaba por completo.

     __Cállate Nana.

     Dijo entre dientes.    Había poca gente dentro de la cafetería pero, quería evitar dar ese tipo de espectáculos que a Nana le gusta realizar.

     __Es mejor que me vaya.   Esta plática, no me incumbe.   Ademas tengo que ir en busca de alguien.

     Cillian apretó la mandíbula hasta que sus dientes crujieron de coraje.     Nana solo había llegado para arruinar absolutamente todo, pero él no se rendiría tan fácil.   Él iba por todo.    

     Empujo a su hermana hasta hacerla caer al suelo y alcanzo a Quetzal, la tomo de la mano y ambos salieron de la cafetería como alma que lleva el diablo.   El diablo había llegado a la gran manzana y no venia a nada bueno.

     Su hermana había cambiado por completo su apariencia.    Su cabello había sido cambiado por un corte a los hombros, cambio su color, su vestimenta es completamente diferente, sigue siendo elegante pero, conservadora,   Cillian intuía que algo malo estaba por suceder y mas, porque ahora, su hermana tenia unos guantes que cubría sus manos, dejando solamente los dedos al descubierto.   Pero, eso no era lo mas grave, si no, las pequeñas gotas de color carmesí que Nana tenia en ellos.    Eran casi invisibles ante la mirada ajena, pero él, que la conoce mejor que nadie, sabe a la perfección lo que significa.     Y tenia que alejar a Quetzal de ella.   O la mierda de ellos la salpicaría por completo.    Si no es que, ya estaban metidos hasta el cuello.

     Ambos caminaron por la cera sin rumbo fijo, Cillian no soltaba su mano, no quería que se fuera, no quería que huyera de él, de nuevo.    Quetzal caminaba con la mirada puesta en cualquier parte del paisaje a toda costa evitaba mirarlo, pretendía que no le importaba pero en el fondo ella sabia que no era verdad.    Le importaba y, demasiado.

    Cillian aclaro su garganta.

     _Se que mi hermana puede ser un maldito grano en el trasero pero, es mi hermana.   Es una mujer un tanto insegura y a la vez es una maldita perra sin sentimientos.    Pero nunca la pondría a ella antes que a ti.    Me importas Quetzal, me importas mas de lo que debería.

     Paro su andar,   haciendo que ella también se detuviera.    Llevo el dorso de la mano de ella a sus labios y lo beso delicadamente, dejando una caricia y un leve cosquilleo en ella.

     _Te quiero a mi lado Quetzal, te quiero conmigo.    No solamente quiero sexo contigo, no, quiero todo lo que conlleve eso.    Quiero amanecer contigo, quiero comer, desayunar y cenar contigo, quiero abrazarte todos los días, quiero dormir abrazado a ti, todas las noches, quiero ser todo eso y mucho mas.    Quizá no sea lo que estas acostumbrada pero estoy dispuesto a dar todo de mi.

     Quetzal palideció de inmediato, parpadeo varias veces y, se soltó del agarre de Cillian y retrocedió un par de pasos negando constantemente.

     __Estas loco.   No me conoces.

     _Te conozco lo suficiente como para saber lo que siento.

     Hablaba mientras se acercaba a paso lento hacia ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.