Good Morning Mr. Cillian

22.

Quetzal Sallow

 

 

     __No hay ningún,  nosotros, Cillian.

     _Mi corazón, lo hay.

     Deja salir una gran exhalación y, se acerca a ella.    Quien se encuentra sentada sobre una silla con sus manos atadas detrás del respaldo de este.

     __Deberías dejarme ir, no soy lo que necesitas

     _No quiero dejarte ir.   

    Ladea la cabeza un poco y su cabello cae sobre su frente y mejillas, tiene los ojos un tanto llenos de agua.   A pesar de parecer un hombre que puede tomar lo que desea, el solo verla de ese modo, tan expuesta y con ese dolor tan terrible en la forma en la cual lo dijo esas palabras, lo hacen querer matar a todo aquel que ponga sus ojos en ella.     Inspira hondo antes de tomar una rosa roja y pasearla por en medio de sus senos.   Quien al sentir el toque de suavidad le hace dar un vuelco al corazón.    Nunca había estado en una situación similar a esta.    Muy en el fondo, lo estaba disfrutando.    Y muy en el fondo, estaba aterrorizada por lo que ese individuo ante ella la hace sentir. 

     __¿Deseas jugar conmigo, Cillian?   ¿Estas enamorado de mi?

     _Sí.

     Contesta convincente.   Quetzal deja salir un bufido ante ello.   Y ríe de medio lado negando una y otra vez.    Se muerde el labio inferior y, como una niña regañada le hace ojitos de niña buena. 

     Cillian  al ver esa reacción, regresa de nuevo a ella y, toma asiento sobre sus piernas, quedando muy cerca el uno del otro.     Coloca sus manos sobre sus senos y les da un ligero masaje.    Estos al ser estimulados de esa manera, el pezón se pone erecto y duro, tanto que duele el solo roce de la tela sobre ellos.     Quetzal con una oleada de calor en el vientre deja salir un gemido lastimero y, en el mismo instante en el cual sale de su boca, esta se pone completamente roja del rostro y, trata de esconder el rostro de Cillian, quien la mira totalmente extasiado.  

     _No puedo..... darte lo que quieres

     Murmura con la voz un tanto rota.   Mientras su pecho sube y baja

     _No puedo negar que, me gustas, me atraes, me haces sentir una pequeña atracción pero  ¿Amor?   no creo que haya nada de eso.    No quiero amor. 

    Cillian la toma de la barbilla y la obliga a mirarlo.

    __Junto, somos perfectos, corazón.   Y claro que puedes darme lo que quiero.    Lo que ambos queremos.

    _¿Corazón?   he notado que me llamas de esa manera.

     Cierra sus ojos ante su pregunta.    Le duele el pecho, como si algo pesado lo estuviera jalando a lo mas profundo de las tinieblas.   

     __¿No me crees?

     _No puedo creerle a alguien que apenas he conocido, no puedo creer a alguien que.... prácticamente me ha secuestrado.

      _¿Secuestro?   no mi corazón, esto no es un secuestro.    Nunca te haz resistido ante mi.    Nunca haz huido de mi.    He permitido que juegues conmigo de esa manera, lo acepto.    Me gusta dejar que, hagas lo que deseas hacer.   Yo me siento mas vivo que nunca, esto que nos pasa a ambos es normal.    El amor duele y, da miedo.   Yo lo se mejor que nadie.   Yo he vivido en el cielo y, he bajado a las llamas del infierno, me quemado por completo con ellas y, sigo aquí.    Quizá al principio solo era un cascaron vació, pero ahora, ese cascaron a cobrado vida.

     Sus ojos se suavizan y finalmente deja salir la pequeña gota de agua .   Se pone de pie y se aleja un par de pasos de ella.   No sin antes, dejar una suave caricia en su mejilla y un leve beso en su hombro derecho.   

     _Todo aquello que nos rodea, mi corazón, tiene su propia forma y muchas veces eso, puede llegar doler, pero me he dado cuenta de una cosa contigo.    Eres muy, pero muy impulsiva.   No piensas lo que dices, todo lo que sale de esa boca es mentira, pero eres demasiado cruel al negarlo.    De lo único que me arrepiento es de querer entablar una conversación amena, tener una linda plática pero, no cooperas en absoluto Quetzal.   Y mi, límite esta llegando a su fin.     Eres una provocadora, me embaucas con tan solo una mirada y sonrisa cálida, me haces subir al cielo y querer estar sobre las nubes, pero en el preciso instante en el cual quiero ir mas allá, tú misma me quitas esa nube y, me dejas caer a lo mas duro del asfalto.

     Una inmensa losa se poso en el cuerpo de Quetzal.   Ella nunca había aceptado ni una sola palabra de ese tipo a nadie, ni siquiera a su familia.   Rey, era alguien sumamente cercano, pero así como era de cercano, nunca lo dejo llegar mas allá de lo familiar.   Siempre mostró un rostro del cual, nadie podría dudar.   Siempre fue la niña buena de la familia Sallow y, Cillian le estaba diciendo lo que tanto se niega aceptar, él le decía todo lo que ella siempre oculto.    Es una embaucadora, pero al final del día, tenia sentimientos.    Los cuales, habían sido lastimados por su ex prometido y su propia prima.    

     Cillian sonrió al ver como la mirada de ella totalmente relajada pasaba a ser una mirada llena de..... odio, un fuego vivaz se dejaba ver en ella.    Pasó la lengua por sus labios y empezó a desprenderse una a una cada prenda que posee.    Desprendió la hebilla de cinto de piel, el botón y el ziper.    

     _Acepta mi propuesta.    Amame.

     Quetzal lamió sus labios con la punta de su lengua y, con tan solo un pequeño gesto, lo invito a acercarse a ella.    El verlo quitarse la ropa lentamente, la puso un tanto nerviosa pero, a los pocos segundos, ella también estaba entrando en el juego de él.   

    Desnudo, se acerco a ella y quito las amarras de sus muñecas.   Se puso de pie y, mientras se daba ligeros masajes en ellas, Cillian la tomo con su mano del cuello y, la hizo retroceder poco a poco hasta llegar a la cama.  




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