Cillian Krane
__Quetzal, necesito que sepas una cosa, quiero que sepas que, esto que esta sucediendo entre nosotros no es solo un desliz, en absoluto. Al contrario, me acerque a ti de la única manera que conozco.
A pesar de todos los contras, a pensar de que no había ni una sola señal de tú parte hacia mi, lo hice. Te seguí como un maldito acosador.
No podía dejarte ir, no puedo dejar ir, a la mujer que ha hecho que el órgano palpitante en mi caja toracica haya de nuevo latido como un maldito tambor.
Quiero que sepas que, todos mis movimientos han sido mi forma de decirte lo mucho que me gustas y, no pienso dejarte marchar. Desde esa primera noche, en la cual llegaste al bar, vestida de novia me haz hecho regresar a la vida.
Cillian suspiró, sus manos estaban temblando cuando decía esas palabras a Quetzal, quien lo miraba con los ojos bien abiertos y con una mano sobre su pecho desnudo. Cillian se restregó el rostro con ambas manos y, soltó una leve risa contenida desde lo mas profundo de su ser.
__Habla conmigo, mi corazón, no me dejes de esta manera, dime algo....
Sus palabras iban acompañadas con un ligero temblor y, era mas que claro a que se debía eso. Quetzal no emitía ni una sola palabra, solamente estaba parada frente a él, con una mano sobre el pecho y con la otra sostenía la sabana alrededor de su cuerpo.
Cillian espero un momento mas y como ella seguía sin decir nada, él agacho su mirada vidriosa y dio un par de pasos hacia atrás. El dolor y la pena que estaba sintiendo en esos momentos por la falta de sensibilidad de ella lo hizo sentir..... miedo y una gran inquietud en ese gran corazón que tiene.
__Cre.... creo que es mejor que te vayas.
Dijo en voz baja antes de dar la vuelta e irse de ahí. Sentía como su corazón se rompía a cada paso que daba lejos de ella, como su corazón se hacia pedazos y, no quería que ella se diera cuenta lo vulnerable que podía llegar a ser.
Si algo había aprendido a lo largo de los años era que, nadie podía darse cuenta de lo sensible que podría llegar a ser. Respiro hondo antes de tomar la perilla de la puerta de la habitación y salir de inmediato pero unas pequeñas manos alrededor de su cintura lo hicieron detenerse. Su toque un tanto frío y brusco lo hicieron dar un brinco de la impresión.
_No, no te vayas. No me dejes.
Cillian colocó sus manos sobre las de ella, había demasiada diferencia en ellas pero eso no le importaba, al contrario, le gustaba como quedaban juntas. Cuando menos lo pensó ya estaban frente a frente uno del otro.
_Siento que el mundo se pondrá en nuestra contra
Quetzal susurro mientras colocaba su rostro en el torso de este. Ambos tienes personalidad diferente, ambos vienen de mundos diferentes. Ambos tienen los recursos para salir adelante. Ambos lo hicieron desde cero.
Cillian la abrazo y, luego despego un poco su rostro para poder mirarla a los ojos. Había demasiada..... felicidad. Los ojos de ella, centellaban un brillo radiante que, hasta el mismo sol estaría molesto por ello.
__No sabes como me desesperas..... mi corazón.
Tomo su rostro con ambas manos y antes de siquiera pensarlo, tenia sus labios sobre los de ella. No era un beso tranquilo, al contrarío, era un beso necesitado, era un beso..... lleno de promesas.
Ambos se dejaron llevar y, Quetzal no puedo evitar sonreír ante el hallazgo.
_Quizá estábamos destinados a encontrarnos.
Las manos de Quetzal se posaron sobre las orejas de Cillian y luego fueron bajando hacia sus mejillas, cuello. Y cuando finalmente llegaron a sus brazos, las poso sobre sus bíceps marcados por el ejercicio.
Quetzal camino poco a poco hacia atrás, hasta llegar a la cama. Le sonrío de una forma seductora y, de un pequeño empujón lo hizo sentar sobre la cama.
Su autoestima en estos momentos se encontraba al cien. Y estaba segura que se debía a él.
Y a pesar de que no era la primera vez que Cillian estaba desnudo frente a ella, esta vez, había algo diferente en la mirada de Quetzal que lo hacia sentir..... pequeño. Mientras Quetzal recorría su pecho con ambas manos muy lentamente y, movía sus caderas a un ritmo tan sensual que la mirada de él, seguía cada movimiento suyo.....
_¿Estuviste en mi departamento?
Cillian abrió los ojos como platos al escuchar la pregunta que salió de los labios de ella. Trago saliva un par de veces antes de poder deshacer el nudo en su garganta.
Movía sus caderas en forma de ocho y, subía y bajaba lentamente ante la mirada de él y, al ver que no contestaba nada y seguía con los ojos bien abiertos, camino lentamente hacia él, moviendo las caderas de una forma tan sublime que, Cillian tuvo que parpadear varias veces antes de poder enfocar la mirada en ella.
Subió arriba de él, quedando a horcajadas, coloco sus manos sobre los hombros de este y, meneo sus caderas sobre el miembro de él. Un miembro que estaba despertando poco a poco debido a ella.
_Responde. ¿Estuviste en mi departamento? ¿No es así?
Subió y bajo un par de veces, hecho su cabeza hacia atrás y estiro sus piernas hacia el frente, haciendo que sintiera la humedad entre sus piernas. El gruñido de pecho que Cillian dejo salir fue como si una bestia estuviera a punto de salir a cazar.
__Lo hice. Estuve ahí. Cocine para ti. ¿Tiene usted algún problema con eso, señorita Sallow?
_Lo dices como si fuera un chiste.
La miro como si fuera un lobo hambriento a punto de matar a su presa y, Quetzal sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo.