Gotas de lluvia bajo las olas brillantes(inuit,ballenas)

LEYENDALa ballena albina

La ballena albina

Hace mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los océanos inexplorados 
en lo más profundo de los océanos, existía una leyenda que hablaba de una ballena jorobada albina, la que algunas culturas solia llamarle ¡la diosa celestiora del mare!, cuya estatura igualaba a la más grande de las ballenas azules adultas.

Esta criatura mágica sumida en eterno sueño en las profundidades, oculta de las miradas humanas y coronada con la blanca pureza de las nevadas y el misterio de las estrellas fugaces, dormitaba en un lecho oculto bajo las mareas.

Dotada con la serenidad de las aguas tranquilas y el poder de calmar las tormentas más violentas, se decía que esta ballena traía consigo la promesa de paz y el delicado equilibrio de la existencia. Su espíritu, intangible pero omnipresente, es como una conexión invisible con cada criatura que nadaba, volaba, o vagaba por la Tierra.

En tiempos donde el temor envolvía los corazones de los hombres y las profecías de cataclismo inundaban sus almas, la aparición de la Celestiora era interpretada como preludio del fin de los días. Mas, para aquellos que escuchaban las antiguas voces del océano, ella era la heralda del mar, emergiendo de sus abismos para implorar el auxilio humano cuando las olas clamaban por socorro.

Su canto, un lamento arcano y embriagador, buscaba a aquellos cuyas mentes y espíritus permanecían despiertos a la supremacía de la naturaleza. A estos afortunados, su melódica llamada se escuchaba con la claridad del cristal, guiándoles por senderos de sincronía con los latidos de la Tierra. Mas muchos se encontraban ensordecidos por el ruido y la codicia de la efímera existencia terrenal.

Bajo el brillo de la luna, la ballena albina aguardaba en paciente meditación, alimentando la esperanza de que la humanidad algún día reconocería el eco de su mensaje. Y así, en los momentos designados, aquellos tocados por la comprensión, aquellos elegidos por la gracia de la luz y las olas, se unirían en sagrada alianza con la ballena de la paz, encarnando la fusión sublime del humano y el oceánico en una danza de amor, respeto y coexistencia perpetua.

Esta leyenda en sí misma es un poema intemporal cantado por las mareas, sigue fluyendo a través de la memoria de la tierra, esperando aquellos capaces de traducir su antigua magia en una verdad viva para nuestro mundo.

 




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