Gotita de luna

Capítulo 1

Mira, la verdad no sé cómo comenzar.

Es muy fuerte y tal vez no me vayas a creer, y si digo algo que te ofenda, en serio disculpame, pero estoy hablando desde mi experiencia.

 

Soy Itayetzi, una mujer desgraciadamente mexicana y con mucha mala suerte.

Vengo de un orfanato religioso. Las hermanas siempre me decían que me abandonaron en las puertas de una iglesia cuando tenía 2 años de edad. 

En ese lugar no existía el amor a nadie más que no fuera a dios, es el lugar más asqueroso e hipócrita que he conocido en mi vida.

 

Crecí con constantes golpes y regaños de parte de mis mayores, ahí te disciplinan con mano dura, te obligan a creer y amar al dios todopoderoso y omnipotente. 

Tengo que admitir que aunque me inculcaron esa religión desde muy pequeña, hasta el día de hoy odio con todo mi corazón a ese supuesto “dios” que según nos guía, perdona y ama a todos por igual. 

Pues el pinche viejo nunca me escuchó, nunca me ayudó cuando lo necesitaba, me dejó sufrir y casi morir. No hizo nada por mí. 

Que según dios le da sus mejores batallas a sus mejores guerreros, MAMADAS! que manera de disfrazar el abandono que te hizo ese hijo de perra con esa frase. 

 

Bueno, volvamos. 

que si tenía amigos? pues, en ese lugar hablaba con una sombra que dormía en el rincón de mi habitación, con una mujer que parecía que la habían quemado, con un hombre semi decapitado que se encontraba en el patio del orfanato, una niña que siempre lloraba en los baños entre otros.

Yo siempre les hablaba pero ellos me ignoraban y me miraban con terror. 

Aunque ahora que lo pienso, ¿no debería ser al revez? yo debí de tenerles miedo, pero tal vez la falta de amigos de mi edad y vivos principalmente, me hacía perder el miedo hacia ellos y quería conocerlos, saber por qué estaban ahí, pero como dije, ellos nunca me hacían caso. 

En ese tiempo yo tenía 6 años y no entendía ¿por qué yo sí podía verlos? y los demás niños del orfanato no.


 

Un día mientras exploraba los extraños escondites del orfanato, me encontré con un hombre alto y delgado que parecía que le habían pintado la piel con pintura azul. Parecía asustado pues estaba de cuclillas abrazando sus piernas y mirando hacia el piso mientras sollozaba.

 

Ita: Disculpe, ¿Se encuentra bien? 

 

me acerqué curiosa hacia el hombre y mire que de su pecho salía mucha sangre

 

Ita: está perdido? lo puedo ayudar? 

 

Me puse de cuclillas pero de repente él se levantó, dejando ver como en su pecho tenía un gran hueco, donde se podía apreciar que le habían sacado el corazón, lo que más me sorprendía es que solo tenía un taparrabos y presentaba heridas como si lo hubieran atado de pies y manos. 

Él al mirarme detenidamente, pareciera haberse sorprendido de algo y después hizo un reverencia de admiración, poniendo su frente en el sueño y sus brazos extendidos hacia enfrente. Sin saber que estaba haciendo, me emocioné, pues él no huía de mí, de repente escuche unos pasos detrás de mí, seguido de una voz aguda pero suave. 

 

+: oye Ita, ¿qué estás haciendo? 

 

solo había escuchado la voz de una niña detrás de mí que preguntaba con un tono entre asustada y confundida

 

Ita: estoy hablando con un hombre que tiene un hueco en el pecho, creo que es de la época donde hacían sacrifici- 

 

Voltee Llena de emoción hacia la niña que me había hablado, pues creí que al fin iba hacer una amiga, que al fin alguien no me tenía miedo y que me creía. 

Pero al voltearla a ver, la Madre Superior estaba detrás de la niña mirándome con mucha rabia e ira.

 

+: ve Madre, no le decía mentiras, ella se la pasa mintiendo y asustando a todos los niños en el orfanato.

 

Ita: No madre, no estoy mintiendo, en serio digo la verdad Madre, por favor.! 

 

La madre superior me tomó del cabello y me empezó a arrastrar entre los pasillos del orfanato hasta llevarme a un baño

 

Ita: no Madre, me duele, por favor, se lo ruego, no me pegue! 

 

no podía controlar mi llanto, estaba muy desesperada y asustada 

al llegar al baño, me desvistió y luego me empujó

 

Ita: NO, NO, PORFAVOR NO OTRA VEZ!!!

 

Mi cuerpo temblaba, pues ya sabía que era lo que iba a pasar. trataba de resistirme, de agarrar mi ropa fuerte para que no me la quitara, pero era inutil, no fue hasta que me dio una cachetada tan fuerte que me dejó en shock. 

Ella aprovechó de agarrar el cable de una radio, tomarlo como si fuera un cinturón, me hizo que le diera la espalda para comenzar a azotarlo en mi espalda. 

Y como siempre me pegó hasta que me quedara sin voz de tanto gritar y llorar, y en parte, hasta satisfacer ese placer que sentía al torturarme. 

 

Madre: aquí no queremos la presencia de Satán, esta es la casa de Dios! 

 

la maldita se acercaba a la tina agarraba agua fría con un bote y me la aventaba

 

Madre: así que purificate maldito demonio.

 

Que perra verdad? ja, pero lo peor empezó a mis 9 años, fue a la edad donde los obispos comenzaron a abusar de mí, parecía que se turnaban para tenerme y torturarme. 

La madre superior sabía y no hacía nada, yo le suplique entre lágrimas que hiciera algo y solo me miraba con odio y repugnancia. 

No dudo que todos en el lugar sabían y nadie hacía nada.  

Pasaron 5 años y las cosas seguían igual, ya me había acostumbrado a las cosas, pero que me haya acostumbrado no significaba que me gustaba. 

Una noche llegó un obispo ebrio a mi habitación mientras yo dormía, me cubrió la boca. 

 

X: Hola Ita, no vayas a gritar, soy yo, preciosa.

 

Dijo con una voz de pervertido y babeado como estúpido, al parecer se estaba imaginando todo lo que me iba a hacer.




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