Gotita de luna

Capítulo 3

La niña impresionada miraba a su alrededor, miraba como la casa estaba en llamas y la María humana de cenizas seguía apuñalando a su esposo ya sin vida. la pequeña trataba de tocar las llamas que estaban alrededor pero estas no eran reales, era como una proyección de lo sucedido 

 

María terminaba de apuñalar a Pedro. 

Y no porque ella quisiera, sino porque estaba empezando a sentirse débil gracias a todo el humo que había inhalado mientras lo hacía. 

 

Mirando a su alrededor y al fin se daba cuenta de las llamas, ya casi toda la casa estaba incendiada por toda las telas, manteles y bordados que decoraban la casa. 

Pero lejos de asustarse, miraba a su esposo, el cuál estaba irreconocible, ya que tambien lo habia apuñalado en la cara para que sus hijos ya no se asustaran al verlo, o al menos para eso lo hizo. 

 

Nuevamente la mujer rompía en llanto, pues no podía creer que había matado al hombre que alguna vez amó.

 

María: Dios!!! Perdoname, Por favor Perdóname, Lo hice para proteger a mis angelitos, Sabes que los amo. Dios, perdoname por favor, por favor!! y… –comenzaba a toser, se recostaba encima del cadáver de su esposo, colocando su cabeza en el pecho de este. Cerraba sus ojos tranquila y abrazaba al cadáver. Con dificultad para respirar decía.– … Recíbeme… en el reino de los cielos… por favor. 

 

Así muriendo por el humo del incendio y luego sus cuerpos eran completamente quemados ya que el fuego no se controló a tiempo. consumiendo gran parte de la casa. 

 

.

 

Las cenizas volvían al piso y el fuego de la ilusión se iba. Finalizando así la historia de la muerte de María. 

 

Ita: Wow.!! lo apuñalaste cómo 42 veces! -Decía llena de emoción por la historia que acababa de ver.-

 

María extrañada por la reacción de la niña, sonreía con calidez y le respondía.

 

María: Eres una mini psicópata. ¿lo sabes? - decía tranquila para después soltar una leve carcajada.- 

 

Ita: ¿Cómo hiciste eso de las cenizas? Fue genial! Eres un tipo de bruja o algo así? 

 

María: No, no soy una bruja, son las pequeñas ventajas de ser un demonio, bueno, un alma en pena. No nos consideran como demonios, los demonios son un rango más alto. y lo de las cenizas, de hecho tú también lo puedes hacer, es muy sencillo 

 

Ita al escuchar que ella tambien podia hacerlo, se miraba las manos sorprendida 

 

Ita: ¿En serio? ¿soy un demonio? o ¿qué soy yo? ¿Me enseñas a hacer eso?

 

María: Sí, es en serio. Y sí, te enseñaré a hacer muchas cosas, pero poco a poco tendrás que ir descubriendo de dónde vienes. Por ahora eres muy pequeña, hay algunas cosas que ahorita te pueden confundir. 

 

La niña al escuchar eso se quedaba pensando unos segundos en silencio.

 

Ita: María… -decía con un tono apagado y con algo de tristeza-

 

María: Sí?, Dime -extrañada por el repentino cambio de emoción de la pequeña la miraba atenta y fijamente-

 

Ita: Yo quiero lo mismo que tú. 

 

María miraba a la pequeña muy confundida, pues no sabía lo que quería decir.

 

Ita: En el orfanato me trataban muy mal. Me castigaban constantemente sin que yo hubiese hecho nada malo, me gritaban que era el demonio o hija del diablo, según trataban de “purificarme”. 

 

María: “y en parte no se equivocaban” -la mujer solo pensaba pero no le decía nada a Ita-

 

Ita: No les importaba lo mucho que me hacían sangrar, todo lo que me hacían sufrir y las lágrimas que derramaba por su culpa. Yo no les importaba en lo absoluto. 

Y sé que dices que soy “pequeña” y no entiendo muchas cosas, y más por el lugar tan cerrado de mente donde crecí, pero aún así quiero que me ayudes a obtener lo mismo que tú. Venganza. 

 

María se sorprendió por las palabras de la niña, pues parecía como si una adulta estuviese decidida a matar.   

 

María: Que pena que tuviste que madurar a una temprana edad. Pero aceptó, iremos a matar a todos esos malditos que alguna vez te hicieron daño. 

 

Ita: Y quemaremos todo el lugar!! -decía la niña llena de emoción y energía-

 

María: Sí, quemaremos todo el lugar -contestaba con una risita burlesca- 

 

Ita: ¿Podemos ir ya mismo? -pregunta ya sin poder contener su emoción- 

 

María: qué tal si vamos en la noche, así para que el fuego se logre apreciar mejor. Te aseguro que va ser un espectáculo precioso. Mientras podemos ir planeando bien lo que vamos hacer, te enseño unos trucos nuevos y te conseguimos ropa nueva. ¿Qué te parece?

 

Ita: SÍ!! hecho! -se levantaba toda emocionada y miraba como María también se levantaba, le tomaba la mano, salían de la casa y se adentraban al bosque que estaba a un costado de la casa de María. 

Ya que se alejaban lo suficiente, estando en  medio del bosque solitario, se detenían.

 

María: Te enseñaré todo lo que sé -decía entre una sonrisa, soltaba la mano de la niña y se arrancaba un largo mechón de cabello y a los segundos el cabello arrancado se hacía una espada- ¿alguna vez te has tratado de defender? -le extendía la espada Ita- 

 

Ita: No, nunca le quise hacer daño a nadie, hasta ahora. -miraba la espada que le había entregado María, y la sostenía con fuerza- 

 

María: Relajate, concentrate y golpea el árbol que tienes a un lado -decía ya con un tono serio, pues sentía que ya para la enseñanza de Ita no debería de jugar y tomarlo con seriedad- 

 

Ita: -emocionada por que ya estaba empezando su entrenamiento, sonreía y golpeaba débilmente al árbol sin causarle ningún rasguño- Así? 

 

María: No, Itayetzi, para cualquier cosa que quieras aprender, debes de estar seria y concentrada, ninguna emoción de felicidad, tristeza, enojo, la que sea. No debe de interferir contigo. Sino nunca vas a lograr nada con emociones presentes. ¿Quieres leer mentes? Teletransportarte? ver los pecados de los humanos? Hacerte cenizas? Saber defenderte? Olvídate de todas las emociones cuando vayas a usar tu poder y concéntrate. Ahora otra vez y haz lo que te dije. -arrancaba otro largo mechón de cabello para hacer otra espada, ponerse a un lado de Ita- vamos  hacerlo juntas.




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