Gotita de luna

Capítulo 9

El hombre al ver que Ita entraba a su casa, reaccionaba rápido y le aventaba aquel gran cuchillo con fuerza y buena precisión para después salir corriendo, pues él miraba como una mujer sospechosa con máscara entraba a su vivienda, Ya que la ilusión la cual vieron los vecinos no aplicaba para el hombre, dado que solamente era para despistar a los vecinos chismosos.

 

Ita esquivaba el cuchillo y miraba cómo el hombre salía corriendo. 

 

Guardaba la calma y trataba de estar seria, pues no quería que ningún sentimiento la dominara y no la dejará usar sus poderes si lo necesitaba. 

 

Así que solo caminaba tranquila hacia la cocina miraba el desastre de sangre que el hombre tenía y partes dispersas del cadáver del pequeño, para después dirigirse por donde el hombre había huido, al que llevaba a un pasillo con una sola puerta hasta el fondo. 

 

Al acercarse a la puerta, colocaba su mano derecha en la perilla y su oreja a unos 47cm arriba de esta, por si lograba escuchar algo de lo que estaba haciendo el hombre ahí adentro, al mismo tiempo que la giraba la perilla lentamente. Sin embargo súbitamente se percataba del olor a pólvora y escuchaba la voz de un niño que le susurraba:

 

“Está apuntando con una escopeta a la puerta, ten cuidado”

 

Y al instante el hombre daba un disparo céntrico a la puerta, perforándole solo el hombro derecho a Ita con dos perdigones

Pero la chica llena de ira y rabia, sin pensarlo, abría y tacleaba al hombre, aprovechando esos poco segundos de vulnerabilidad del hombre al recargar el arma. Estrellándolo en la pared.

 

Ita tomaba el arma he intentaba quitársela al hombre. Todo con su propia fuerza, pues al estar llena de ira y odio hacia el hombre, no podía usar su fuerza sobrehumana. 

 

Pero él se aferraba al arma, pues por ningún motivo la pensaba soltarla. Daba dos pasos en dirección de la chica, dejando caer su peso y fuerza en esos dos pasos solo para hacerla retroceder, mientras al mismo tiempo la miraba desafiante.

 

Ita al ver esto, sujetaba aún más fuerte al arma y jalaba el arma a su costado para así sorprender al hombre y que perdiera un poco el equilibrio. viendo la oportunidad de dar un golpe seguro, y la aprovechaba para lanzar una fuerte patada al estómago del hombre, sin embargo fallaba y le daba en los genitales.

 

πππ: ugh, hija de puta -al recibir la patada en los genitales soltaba la escopeta solo para retorcer su cuerpo por el gran dolor que sentía, agachándose un poco, colocaba una mano en su rodilla y otra en medio de sus muslos-

 

Ita: ups, fallo de cálculos -le daba una última patada en la cabeza, aprovechando que el hombre agonizaba de dolor inclinado hacia ella, pero no se la daba tan fuerte como la primera, pues solo era para hacerlo caer a la cama que estaba atrás de él y sin perder tiempo le daba un fuerte golpe en la cabeza con la culata de la escopeta haciendo que este perdiera la conciencia por completo. 

 

El hombre al despertar, gritaba de pánico al verse en la condición que se encontraba, mirando aterrado a sus alrededores.

Este estaba completamente desnudo, con sus muñecas atadas en la cabecera de la cama. Ambas piernas las tenía juntas, no podía despegarlas, pues la chica le habían puesto pegamento instantáneo por en medio, delante y atrás de sus piernas, directamente a la piel, desde la región interior del muslo hasta la región interior de la pierna. A pesar de eso tenía sus tobillos atados en los tubos del pie de cama. Los nudos estaban muy bien hechos y apretados. 

En su miembro, él miraba que tenía una pequeña pecera de cristal, dejándolo ver como dentro de esta se encontraban dos ratas caminando sobre su miembro y testículos. Pero por más que este trataba de moverse para que la pecera se cayera, no podía, pues también estaba pegada a su piel con aquel resistente pegamento.


 

Ita estaba descansando un poco, pues había quedado algo cansada después de planear, conseguir y acomodar todo para la tortura del hombre. 

 

Esta se encontraba en el sofá de la sala, apretando el vendaje que se había puesto en el brazo para detener un poco el sangrado.

Aún no sacaba los perdigones de la herida, pues no tenía cómo, y Belzebú aún no le enseñaba a sanar sus heridas, y tal vez no le enseñe hasta en un largo tiempo, pues Ita siente que no pude verlo a la cara dentro de un tiempo. 

Con dolor de cabeza, la chica escuchaba al hombre gritar, se levantaba del sofá, tomaba un tubo de pegamento instantáneo, iba a la habitación y habría enojada la puerta

 

Ita: ¿Puedes cerrar el hocico? me duele la cabeza. -cerraba la puerta, azotándola- además es inutil, nadie te escucha. no vendrán a ayudarte. 

 

πππ: Que mierda me has hecho?!

 

Ita: ¿Que? -se acercaba a la cama y tocaba la pecera- ¿esto? disculpa, son lo único que encontré en tu casa. Que por cierto, es una mierda. -decía con desagrado para después sonreír siniestra y al retirar la mano de la pecera, se volvía una cubeta plateada de metal- Esta es la primera de tres… -se agachaba, tomaba debajo de la cama un soplete de cocina de gas para después encenderlo- …Claro, si es que aguantas~ 

 

La chica encendía el soplete y lo acercaba a la cubeta dejando que el metal se calentara hasta el punto que las ratas comenzaban a desesperarse por las altas temperaturas, trataban de buscar una salida y al no encontrarla, comenzaban a roer la piel del hombre haciendo su propia salida, desmembrando el miembro, testículos y todo órgano que se interpusiera en el camino de las peludas ratas.

 

Al mismo tiempo el hombre se retorcía del dolor soltando lágrimas y gritos desgarradores que retumban por toda la casa, gracias a aquella experiencia tan traumática y sensación tan dolorosa de sentir cómo las ratas desgarraban su piel con dientes y garras. 




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