El chico parecía estar a gusto en su nuevo hogar-trabajo, este seguía cobrando todos los viernes el sueldo mínimo, pero con la ventaja que no pagaba luz, agua, renta ni internet.
Ya se había ganado la confianza de todos en el lugar, pues Judas era el tipo de persona con solo tener su presencia te alegra el día, muy atento, amable con todos, pero principalmente agradecido con Ita.
Todos los días quiere demostrarle a Ita lo agradecido que está con ella por darle una oportunidad, y como lo hace? trabajando duro, siempre hace lo que se le ordena y de la mejor manera, se esmera mucho para no ser un estorbo para nadie.
Siempre está detrás de Ita en sus tiempos libres para ver si la puede ayudar en algo, haciendo el trabajo extra de secretario, pues si la chica le pide algo él va sin reprochar, y cuando la chica no está en el negocio, él siempre procura ordenar la oficina de Ita y dejarle una flor fresca cada día.
El chico estuvo ahorrando sus primeros meses de sueldo para comprarse ropa, zapatos, viéndose más presentable ante todos, como si quisiera sorprender a alguien. Pues todos ya sabemos de su no tan secreto amor hacia una especial cajera del oxxo, pues es una chica muy alegre, que siempre le alegraba el día a Judas ya sea con su mera compañía o con un elote.
Una chica que siempre lo quiso ayudar, que siempre al finalizar las clases iba a ver como estaba Judas, le llevaba meriendas, lo ayudaba a buscar trabajos o algún hogar, Aunque al ser una estudiante que vive aún con sus padres, pues no podía hacer mucho por él, cosa que ella le molestaba muchísimo, pues siempre deseaba poder ser más de ayuda para Judas.
Una tarde, el chico salía emocionado de aquel local, en busca de un pequeño detalle que rellenara aquella bolsa de regalo que tenía en mano, pues dentro había una carta y dos peluches, pero aparte quería regalarle más cosas a la chica, pues sentía que Daisy se merecía todos los regalos, todos el mundo entero, y que nada era suficiente.
Judas: “¿Flores?, Chocolates? Ah, no son muy cliché. Quiero algo qué pueda llevar con ella a todos lados, que lo vea y… piense en mí.” -pensaba con un leve rubor en sus mejillas- “Un collar también es muy cliché, pulsera, no, anillo…” -su cara parecía enrojecer por completo- NO! Es muy pronto! -eso último lo decía en voz alta, robando miradas de las personas de alrededor que creían que el chico estaba loco.-
avergonzado el chico seguía su camino en busca de más cosas para llenar la bolsa
Pasando las horas, se sentaba en la banca de la parada de camión que se encontraba enfrente de la sucursal que estaba trabajando aquella chica, y miraba el interior de la bolsa algo decepcionado.
Judas: Dulces pequeños, un llavero y aretes de patos con lentes oscuros baratos? En serio es lo mejor que pude pensar? Agh, bueno, al menos cumplen su objetivo, esconder los peluches. -miraba hacia la sucursal con muchos nervios pero a la vez feliz por volver a ver a aquella estrella que lo acompañaba en las noches más oscuras.-
Mucha gente entraba y salía de aquel local, pues era una tienda muy concurrida, pero a pegar las 08:00 pm Judas estaba mucho más atento, pues era la hora de salida de la chica.
En unos 12min, salió aquella chica.
Una hermosa y joven chica, de unos 20 años, tez morena clara, cabello castaño oscuro, recogido con un pequeño flequillo y dos mechones de cabello en su cara.
Judas al ver a la chica salir del negocio, se quedaba tranquilo admirándola, pues sentía que era la mujer más bella que había visto en su vida. A parte que hace mucho que no la miraba en persona, solo en aquella foto toda sucia y arrugada que conservaba con ella.
La chica miraba a la izquierda para ver si no venía un auto y a la derecha para ver si no venía un pendejo en sentido contrario, y después cruzaba la calle, pues tomaba el camión justamente donde Judas estaba.
Judas: “y si esta enojada conmigo por desaparecer? y si ya no quiere verme?” -pensaba mientras daba unos pasos hacia atrás.-
Entre más sobrepensaba las cosas, más se aterrorizaba el chico, el cual se encontraba de pie mirando a la chica que se acercaba a él sin reconocerlo.
Este entraba en pánico. Todo su ser se encontraba bastante tembloroso, así que mejor decidía dar media vuelta y volver por donde había venido para pensar mejor las cosas con calma. Sin embargo cuando daba la vuelta sentía que chocaba con algo, lo más extraño es que no había nada ahí y solamente caía en el sucio piso de la banqueta en la que se encontraba de pie.
Metiendo las manos para no chocar de cara con el pavimento, en el proceso raspandose la pierna, ambas manos y aplastando todos los regalos que traía en su bolsa de regalo.
Daisy: ¡Señor! Está bien? -la chica al ver aquella caída, iba inmediatamente a ayudar- le ayudo a levantarse. ¿Se lastimó?
Judas no quería levantar la mirada al escuchar la voz de Daisy, pero la chica en serio parecía estar preocupada.
Daisy: Señor? Se que puede estar avergonzado por la caída pero… -se coloca de cuclillas y acerca a él para susurrarle- quedarse en posición de perrito en la calle es más humillante que caerse.
Al escuchar eso, el chico se levantaba rápidamente, pero por accidente su cabeza chocaba con el mentón de la chica haciendo que ahora ella cayera al suelo
Judas: Daisy!!! Perdón! Perdón! ¿Estás bien? Mierda, discúlpame no creí que-
La chica primero se quejaba del dolor, pues era como recibir un gancho en la mandíbula. Pero al ver a Judas mirándola fijamente preocupado se quedaba helada.
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Editado: 12.08.2025