Gotita de luna

Capítulo 16

Ya habían pasado unos 4 meses y medio que Ita conoció a Dulce, aquella mujer interesada que ocultaba sus malas intenciones detrás de aquel rostro inocente y sonrisa humilde.

Dulce no era pareja de Ita, pero era de casi todas las noches dormir juntas, sabía manipular sus sentimientos para aprovecharse de ella y satisfacer todos sus caprichos, ilusionándola para que le comprase ropa, la llevara a comer y que le dedicara tiempo siempre que ella quisiera. Sintiéndose como una reina que merecía todo lo que estaba recibiendo.

Gracias a que Ita pasaba mucho tiempo con Dulce, dejó de ir a ver y tocar con Azazel en la plaza.

No se daba cuenta que Astaroth comenzó ir seguido a visitar a María a su casa.

No notó que Judas estaba más alerta en el trabajo y comenzaba a comportarse raro con todos.

Y dejó de matar corruptos y ya le daba igual lo que pasará en su ciudad.

Mientras tanto con Dulce…

Esta chica estaba limpiando rápido, pues había invitado a Ita a comer en su casa.

Dulce: David!! Qué estás haciendo? -harta de limpiar y sentir que nunca iba a terminar, iba a la sala, dónde se encontraba un hombre acostado en el sofá, el hombre era delgado de tes morena, barba y ojos oscuros al igual que su cabello, de unos 23 años- Te puedes levantar y hacer algo?

David: Y yo por qué siempre te tengo que ayudar a limpiar cada vez que viene esa perra? Yo no la invité, limpia tú. -el hombre desinteresado decía sin despegar su mirada del celular, pues al parecer estaba jugando-

Dulce: -tomaba el celular de aquel hombre y lo aventaba, pues realmente le había molestado el comentario- Te recuerdo que sin esa “perra”, tú seguirías trabajando de repartidor todavía, esa “Perra” te sacó de trabajar.

David: Pero que mierda te pasa? Estaba en una partida!! ¿Quién chingados te crees? -el hombre le gritaba mientras se levantaba enojado a recoger el celular-

Dulce: ¡La que está haciendo todo en esta puta casa! sí yo quiero, corto cualquier contacto con ella y volvemos a nuestra vida de jodidos!! ¡Mínimo ayuda a limpiar para esa perra que te da de comer! -también alzando la voz, pues está situación ya se había calentado y se estaba haciendo una pelea de a gritos-

David: Haciendo todo? Yo no te veo hacer nada, sólo disfrutas de comerte a esa zorra!!

Dulce: Yo no tendría la necesidad de hacer nada de esto, si tan solo tú fueras como tú hermano! Te hubieras ido con él a trabajar, otro cuento estuviéramos viviendo. No estaríamos sufriendo por necesidades básicas. Pero realmente eres un inútil, flojo que no quiere batallar!. -Sin pensar, solo las palabras solitas salían de su boca, pues estaba furiosa de lo holgazán que era aquel hombre, sentía que su garganta comenzaba a irritarse de lo fuerte que le había gritado al hombre-

David: Maldita! -el hombre se acercaba furioso a Dulce y colocaba sus manos encima del trapecio superior de los hombros de la chica- Y cómo sé que no me vas a abandonar por esa maldita vieja? Hee?!! -Tomaba fuertemente a la chica, sus dedos pulgares quedaban sobre la clavícula y los 4 dedos restantes en la espalda de la chica. De tan fuerte que estaba apretando, la chica comenzaba a quejarse y trataba de alejarlo, pero este estaba muy aferrado a la chica, pues realmente le había molestado las palabras de esta- No te he visto dedicarme el mismo esfuerzo que haces por ella. Ni siquiera cuando la relación recién comenzaba.

Dulce: Suéltame! SUÉLTAME, ME ESTAS LASTIMANDO!

La chica gritaba con un tono de miedo al ver qué aquel hombre procedía a poner sus manos alrededor de su cuello, la chica trataba de soltarse desesperadamente pataleando para poder alejarlo, pero era inútil ya que él le ganaba en fuerza y altura.

Al mismo tiempo el hombre al ver como esta se esforzaba en soltarse, apretaba el cuello de la chica con más fuerza cortando su respiración, con el propósito de que se callara y nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando.

Pero se escuchaba como una puerta de la casa se abría y una dulce voz preguntaba confundida.

Paty: Dulce. ya llegué, ¿Cómo me dijiste que se identifica el cilantro? ¿Cuál era el de la hoja redonda?. -entraba a la casa una pequeña niña de 5 a 6 años, con una bolsa de mandado- Ah y la señora Lupita está en la puerta -la niña se dirigía a la cocina y miraba como su hermana lucía preocupada y agitada, pues estaba tomando aire. Mientras que el hombre sólo estaba a un lado de ella, como si nada hubiese pasado- Dulce? ¿Estás bien? -decía la pequeña preocupada por su hermana, mientras que miraba aquel hombre algo asustada pero alerta-

Dulce: Sí, sí, deja voy a ver que quiere la vecina

La chica se iba a de ahí agradecida que el hombre la había soltado, aunque solo lo haya hecho porque este había escuchado que estaba la señora estaba afuera de la casa. Que si no fuese por eso aún la seguiría torturando.

Al llegar a la puerta, la abría y sí, ahí estaba la vecina que vivía a un lado.

Lupita: Hola mija, que crees? que el cartero se confundió y me entregó tu recibo de luz! -la hablaba fuerte para que el hombre que estaba dentro de la casa escuchara- Estas bien mija? escuché gritos? le llamo a la poli? -le susurraba a Dulce muy despacio para que el hombre no escuchara, mientras le entregaba el recibo de la luz, pero a la vez notaba las marcas del cuello de esta- Por dios, mija, que te ha hecho ese maldito… -decía con tristeza y preocupación-

Dulce: No… No se preocupe doña Lupe, estoy bien. -contestaba dudosa y preocupada que hasta los vecinos hayan escuchado la pelea-

Lupita: Ay corazón, recuerda que la policía no puede hacer nada si tu no denuncias a ese maldito.

Dulce: Sí, lo sé. Pero no se preocupe, en serio. pronto terminaré con él -Le susurraba mientras empezaba a cerrar la puerta- Gracias por el recibo~

La señora ya no decía nada, pues se quedaba preocupada por Dulce. la chica cerraba la puerta y al voltear estaba la pequeña niña.




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