Detesto al chico que está frente a mi, de verdad, es cómo si disfrutara esta discusión mucho más que yo, pero conmigo no se juega y lo dejaré en claro, eso lo doy por sentado.
—O corres bien para mi o te olvidas de continuar como piloto de la fórmula 1 —amenazo directamente, no quería llegar a los extremos de sonar como la mala de la historia.
—Con que con esas estamos —suspira sonriendo, este planea cosas peores de las que yo.
—Hagamos algo —propongo viendo a todos, la vergüenza se apodera de mí—. Corramos. Si yo gano harás lo que yo indique, sin rechistar.
—Si yo gano —se queda en silencio viéndome fijamente.
—Si ganas ¿Qué?
—No se me ocurre nada —dice en una sonrisa tan pervertida que se me hace una idea, no me desagrada del todo, sexo con odio.
—No se te ocurre nada porque sabes que vas a perder —suelto una risita, miro hacia el equipo—. Traigan mi traje.
—¿Si vas a correr?
—Alguien debe probar todos los nuevos autos, esa soy yo, conduzco desde los siete años —murmuro quitándome la camiseta.
Me pruebo el traje que me entregan y recibo el casco luego de implementar los audífonos de comunicación. Le sonrío y voy al auto que han preparado para mi, subo y él se apresura a hacer lo mismo.
—Está todo listo, ten cuidado Marion.
—Lo sé, pero cuento contigo en mi oído —señalo sonriendo al hombre que me cuida, era el mejor amigo de papá.
Conduzco hasta el punto de salida, serán sólo cinco vueltas de prueba, Drake Llega a mi lado y cruzamos miradas hasta que nos dan la salida. Hace mucho que no hacía esto y se siente muy bien, sobre todo si eres amante de la velocidad. Lo paso en una de las curvas y mi equipo celebra, he hecho esto con todos los pilotos que me ponen en duda una vez me han conocido.
—Ten cuidado en esta curva, es cerrada y te va pisando los talones.
—Uhum.
Tenían razón, pero por suerte la puedo jugar a mi favor. Celebro en mi interior y al final termino gozando y ganando la carrera. Salgo del auto celebrando y quitándome el casco para restregarle mi victoria en la cara.
—Y así es cómo se hace —digo toda diva.
—Lo admito, eres buena en esto.
—Se lleva en la sangre —muevo mi cabello porque me debo haber despeinado con el casco.
—¿Quién eres? —se quita el casco y despeina su cabello.
—Tu mayor pesadilla.
—Cierto, detesto a los minions —detesto su rostro de suficiencia.
—¿Qué? —por desgracia me siento perdida con su referencia.
—Los minions, de una película infantil —espera a que reaccione, pero él no sabe ciertos detalles de mi vida—. No puede ser ¿No los conoces? Tienes que buscarlos y luego me dirás que tengo razón.
—Ya quisiera —me quito el traje y me lanzan mi camiseta que tiene el logo de la marca, además del diamante que nos distingue—. Mike, por favor, que practique.
—¿Qué te hace creer que haré lo que ordenes?
—Fácil —tomo valor y me acerco intimidante hacia él—. Nadie contradice lo que digo, así he logrado todo y nadie ha sabido que soy mujer.
Me doy media vuelta y mi asistente 1 y 3 me están esperando cada una con uno de mis celulares que atender, detesto esto. Les sonrío y atiendo el primer llamado en espera.
—Descuide, mis pilotos están listos y ambos asistirán conmigo a esa ceremonia, serán presentados en redes sociales el mismo día. Yo tengo todo organizado, no se preocupe —aviso y sé que eso les sienta mal, ni siquiera querían que yo siguiera en competencia cuando tuvieron que admitir que yo continuaría por orden de mis padres.
—Nos pone nerviosos lo que hace, además nos quita autoridad y control.
—Ya lo sé, pero a ustedes no los voy a defraudar porque la derrota no está en mi vocabulario.
“Por eso sigues llorando por Marc” se burla mi subconsciente.
—La estaremos esperando, Marion. Su propuesta automovilística es de las más innovadoras este año.
—Lo sé.
Corto la llamada que ya me estaba cansando, debo tener cuidado con ese Señor. Recibo el otro celular y se trata de que dejé todo tirado para marcharme, pero regreso, el problema es que mi asistente 2 y 5 me están esperando y esa es una pésima señal. No hay tiempo para huir y eso es lo peor.
—¿Qué tienen? —pregunto señalando los teléfonos.
—Las propuestas de trajes y diseños de los cascos están listos —asiento y espero la respuesta de mi asistente 5.
—El evento al que asistirás —señala— ya sé que confirmaste asistencia, pero aún no seleccionas tu vestido u hora de llegada.
—Maldición. Dame —soluciono el problema de la primera a la que pregunté y decido ignorar el último, no me interesa verme al espejo.
Decido ir a mi oficina, desdé ahí puedo ver todo, incluso nuestro pequeño autódromo que costó un mundo poder construir porque no lo querían autorizar. Me siento en el escritorio y miro todas las instalaciones, todo es mío y no me sentiría bien si no supiera que he hecho cosas por este lugar y también es mi tiempo que he invertido y que no le he dejado morir.
Recuerdo “MINIONS” y decido investigar que es. Tomo mi celular en mis manos.
—Siri ¿Qué es un minions?
—Pequeño ser animado, amarillo, de tres dedos, ingenioso y torpe, fiel a un ser poderoso como un villano, utilizan overoles azules.
Aprieto los dientes, pero sonrío inconscientemente. Mi celular comienza a sonar y maldigo cuando veo el nombre de mi primo mayor en la pantalla, ya sé porqué puede ser porque mi abuela no iba a mantenerse en silencio por mucho tiempo. Es una video llamada, me siento en mi silla bastante confortable y contesto.
—Ya estás trabajando —sonrío fingiendo inocencia—. Todavía no has elegido vestido, la Nona ya me dijo.
—Lo haré mañana, lo prometo. Tengo demasiadas cosas que resolver.
—No mientas, te encanta ver cada GP y viajarás toda la temporada, tienes todo listo y no quieres ver el vestido. No le hagas caso al espejo, sólo me llamas si necesitas ayuda.