Llego a Sakhir con ganas de llorar, esto me está matando y no me refiero a viajar o a lo que dicen de mí luego de asumir, pues casi todo es bueno. Lo que me está matando es que las palabras de cierto personaje siguen dando vueltas en mi cabeza y me vuelve loca creer que la única que se ha causado problemas soy yo.
Por eso me siento terrible cortando las llamadas de Marc, porque de seguro está preocupado de que no lo he llamado en toda esta semana, no puede ser posible eso que quiero creer, eso de que lo hace porque piensa que ahora, que ya hizo lo que pedí, ya no tiene mi atención.
—¿Irás a ver la carrera?
—Obvio.
—Te enviaron más cosas a casa, hay bolsas y más bolsas ¿Qué hacemos con ellas?
—Envía algunas a la casa de mis padres y otras a mi apartamento en Milán —digo entrando al hotel, aquí no tengo casa— ¿A qué hora es la carrera?
Ayer vi las clasificatorias y por suerte quedamos quinto y sexto, la verdad es que esperaba más de mis pilotos, sobre todo por el buen reconocimiento que tuvieron en las prácticas.
—No recuerdo, le diré a Mike que me envíe la hora.
—Bueno ¿Qué auto me pediste?
—Había un Aston Martin disponible solamente —hago una mueca, pero ya no tengo de otra.
Ya en mi habitación me lanzo a la cama, por desgracia no podré descansar antes de la carrera, no quería venir por el idiota que tengo por piloto, pero luego descubrí que no debería dejar de hacer lo que me gusta sólo porque un imbecil que no sabe nada de mi me ha dicho lo que no quería escuchar.
Mis maletas llegaron primero que yo, por lo que me voy al baño para poder darme una ducha. No entiendo la manía de tener espejos en todos lados, ni que todos fuéramos Gastón de la Bella y la Bestia o Narciso.
Al salir del baño busco el vestido que mi estilista personal ha dejado para mí, tengo uno para cada que vaya a hacer apariciones públicas. Es un vestido Fendi, espero que llegue a cubrir mi trasero porque se ve muy pequeño. Es de silueta tubo corto de tirantes finos y escote cuadrado.
Tomo un Jockey rosa diamante que tiene detalles y el logo en color celeste diamante. Voy con mi reloj de oro rosa y acero inoxidable, es bulgari en diseño de serpiente. De hecho los aretes y el collar también son de Bulgari. Me calzo unas Adidas blancas bajas porque con el calor que se siente en este lugar, podría morir y no quiero morir en tacones.
Me siento en el tocador frente al espejo, me preparo la piel y hago la base, contorno, corrector y rubor. Con sombras café y bronce hago un foxy eyes, tambien peino las cejas y termino con delinear los labios con el tono Humble de rare beauty.
Ya lista sello el maquillaje y busco mi bolso para poder irme. Salgo del hotel y un Aston Martin DBS blanco descapotable me está esperando. Subo y el solo rugir del motor hace que me den ganas de seguir viviendo, amo los autos tanto cómo papá, pues a mi me gustan todo tipo.
Conduzco hasta el autódromo tardando sólo veinte minutos, es decir, llego 45 minutos antes de que comience la carrera. Mike me está esperando y voy con él hacia donde está el equipo, me avisa que todo va bien y se espera que todo funcione de manera óptima. Saludo a algunos pilotos y río con ellos mientras los periodistas vienen a grabar y cuanta cosa.
—Mira, la jefa —saluda Jake.
—Hola, chicos —saludo viéndolos ya vestidos con sus trajes y con los cascos en las manos—. ¿Todo listo? ¿Están preparados?
—Un poco nerviosos —admite Drake sonriendo y abrazando a su compañero.
—Pobre de ustedes que no ganen —los señalo y ambos ríen relajados.
—Difícil ganar si me tienen de rival —Lando Norris llega y se cruza de brazos.
—Ni lo creas, Norris —se acerca y me abraza aunque no me guste—. Mis chicos este año obtendrán la victoria, te perdiste la oportunidad de correr para mí.
—No lo sé, ya veremos.
Sonrío divertida y con autosuficiencia, nos despedimos y él se va con su team, los chicos juegan con eso de las pelotas para ver la eficiencia de los reflejos. Los miro mientras tanto y veo a Drake porque últimamente me llama la atención que lo que me ha dicho se lo tomó bastante personal.
Es el número 30, mi número favorito. Su perfil es demasiado perfecto ¿Cómo es que no noté antes que sus ojos son verdes? Su sonrisa es atractiva, seductora y al parecer nota que lo estoy mirando porque me mira de soslayo frunciendo el ceño.
Muerdo mi uña del dedo pulgar y escucho a Mike que habla acerca de la condición climática en el momento de la carrera, pero mi vista está enfocada en el rubio que viste el uniforme que elegí entre todos los diseños que me presentaron.
—Ya estoy en el tiempo, iré a las tribunas a ver la carrera —aviso y los chicos me miran, uno de ellos me recorre con la mirada—. Tengan cuidado y suerte. Pobre de ustedes que no ganen.
—Ganaremos —dice Jake que es con quien tengo más cercanía.
—Haré lo que sea posible —Drake se cruza de brazos y miro su pecho antes de volver a sus ojos.
—No me basta con eso —sonríe y lo sé no por ver su boca, si no porque sus ojos se entrecierran y sonríen—. Si no me aseguras la carrera voy a estropear todo tu camino como piloto de fórmula 1.
—Ganaré.
Sonrío y me acerco para abrazarlos, en un gesto que no me gusta pero que me nace de la nada. Ambos rodean mi cintura con sus brazos y luego me voy como niña pequeña hasta mi lugar desde donde veré la carrera.
Ya en mi lugar y luego de varios minutos en los que hablo y convivo con quienes no me interesan y tratando de no pasar por el área de prensa, me entra una video llamada de Alessandro, ruedo los ojos y contesto mientras que los autos ya comienzan a llegar a las marcas de salida.
—Hola Mar.
—Hola Ale ¿Qué pasa? —identifico a mis autos y los miro fijamente para saber cual es cual, necesito identificarlos.
—¿Estás bien?