Llego al lugar donde se correrá el Gran Premio de esta semana, siempre he dicho que Portugal es hermoso. Ahora como he de ir con chofer entonces puedo ver todo el lugar con tranquilidad y en paz, cosa que es aburridisima, por suerte ya he llegado a un acuerdo y podré conducir luego.
No me doy el tiempo de ir donde el equipo ni nada de eso, simplemente me voy al palco desde donde veré la carrera, no quiero hablar con nadie y tampoco ha venido mi asistente así que no es para nada lo mejor del mundo, mi guardaespaldas como siempre se mantiene tras de mí para cuidarme como si yo no pudiera hacerlo.
Suspiro y por estar divagando en mis pensamientos me pierdo el inicio, me he perdido detalles que pronto al ver la tabla podré conocer, mis asistentes se han puesto de acuerdo para darme menos cosas que atender pues mi vértigo se ha debido al estrés y me quieren cuidar. Y aunque estoy presente en la carrera, mi atención está en cualquier lugar menos en ella y me sienta terrible.
—Señorita Di Vaio, ¿Quiere algo?
—¿Me puedes traer agua por favor?
—¿Se siente bien?
—Sí, es sólo que no lo sé.
—¿Se ha tomado su medicina?
—Sí, gracias —le sonrío para que se relaje y con mi reloj chequeo mis signos vitales.
Miro de vez en cuando lo que es la carrera y no se siente igual, es cómo si algo fuera a pasar esa sensación de que no hay nada bueno si es que avanzo. Mi guardaespaldas del que aún desconozco el nombre llega a mi con un chocolate y una botella de agua, le sonrío y tomo un poco del líquido.
Al observar la pantalla frente a mi y veo cómo Carlos pelea la posición con Jake, y Hamilton seguido por Max junto con Checo. Busco a Drake y va entre los dos Ferraris en la punta, aunque de seguro ahora que Sainz entre en los pits podremos tomar ventaja. Gasly es el otro siguiendo a Checo y gana posición en la curva.
La carrera resulta interesante hasta el ultimo segundo, pero no lo suficiente cómo para que mi guardaespaldas tenga que encerrarme en el palco en soledad porque el podio no resultó ser más llamativo que la reciente noticia con el Titular:
“Di Vaio rompe tantos hogares como auto que fabrica”
Y sí, me encuentro llorando sn saber que mierda hacer, evito toda llamada entrante porque me ordenaron sólo atender las de mis asistentes que de seguro han de estar vueltas locas para resolver todo esto lo más pronto posible. Es que yo sabía que algo pasaría.
Muerdo mis uñas y maldigo mil veces a la única persona que pudo haber echo esto, mi celular se enciende y suena por mi familia tratando de contactarme, es más que obvio que no le voy a contestar a ninguno de ellos porque tengo verguenza. Pronto se abre la puerta y me encuentro con Mike que de seguro no ha disfrutado ni un poquito por venir aquí conmigo, abre sus brazos y yo corro a abrazarlo.
—¿Estás bien? —no soy capaz de contestar porque los sollozos demuestran como se está rompiendo mi alma nuevamente—. Tranquila, Mar, todo va a pasar. Puede ser noticia ahora, pero dentro de unos días ya se va a olvidar.
—Pero es que confié tanto en una persona que no dudó nada antes de romperme.
—Estamos pensando en cómo sacarte de aquí, ya sabes que hay prensa en todos lados y para ellos aunque no sea su tema la cosa es vender —asiento y me vuelvo a sentar en el lugar donde estaba.
—Lo sé.
—Hola —me giro y veo a Drake con su trofeo de podio llegar—. Te lo dedico, rompe hogares.
—Idiota, dame —estiro mi mano y me entrega su segundo trofeo de primer llegar, igual sonrío por cómo me llama pero es por la forma en que lo dice, lo hace sonar diferente, divertido—. Felicitaciones.
—Opacaste mi triunfo.
—Casi por nada te gana Leclerc, no te sientas tan orgulloso —se ríe y saluda a Mike que nos ve sin entender, es que pasa algo muy curioso, con Drake tenemos una confianza que nadie entiende, es cómo si nos conociéramos desde siempre.
—Tengo una idea para sacarte de aquí.
—¿Cómo?
—Hay un traje de mecánicos que justo es de tu talla —Mike abre la boca entendiendo y sale de la habitación al tiempo que mi guardaespaldas llega.
—A este chico se le ocurrió una magnífica idea —señalo y este asiente confiando cuando Drake le comenta su plan en el que no me queda de otra más que confiar.
—¿Distracción?
—Por favor.
—Me avisan —señala y yo asiento.
Esperamos a que Mike llegue con el traje, ya me estoy poniendo más nerviosa pero por lo menos he dejado de llorar que era lo que me causaba una migraña terrible. Me comienzo a vestir y suspiro cuando estoy lista, me ato el pelo y salimos del palco conmigo entre Mike y Drake que planean todo con mi guardaespaldas generando distracción, creo que con esto le digo adiós a asistir a cada carrera.
Llegamos a la zona donde están todos y me puedo mezclar mientras con Drake corremos a uno de los autos que Jake preparó para nosotros, tengo que agradecerle a él también. Nos montamos en el vehículo y directamente el chico conduce al aeropuerto donde Ricc espera por mi para volver a casa.
Es una hora de viaje en la que cojo sólo una llamada, y es porque ya no lo puedo seguir ignorando, porque es mi superhéroe. Suspiro y contesto.
—Hola.
—Mar ¿Estás bien, pequeña?
—Lo siento mucho.
—Descuida, por alguna razón Mariano fue a romperle la nariz a su mejor amigo, pero mi esposa se hacía una idea desde que él nos empezó a preguntar por ti cuando dejaste de llamarle —el silencio se me hace eterno y la mano que Drake me tiende sirve de ancla—. Se que hiciste mal y debes sentirte culpable, pero para tener sexo se necesitan dos y ahí el mas inmoral fue Marc, tu no hiciste nada, sólo callaste y como siempre lo seguiste hasta que lo conseguiste.
—¿No estás molesto? o ¿Decepcionado?
—No, eres joven, tienes que crecer aún y si para eso necesitas errar, entonces cada que te equivoques estaré para decirte que sigas adelante, como si nada hubiese pasado.