Gp Amore

Capítulo 18

—¿Qué haces aquí?

—Me parece que ya es hora de salida —dice desde mi silla, peina su cabello como si fuera Henry Cavill y me mira esperando que diga algo, siempre espera algo de mi y me asusta.

—Drake Martin, deja de interferir en mi trabajo ¿Quieres?

—Bueno, pero entonces salgamos a cenar —dejo mi cartera en el escritorio y reposo mis manos en el mismo inclinándome ligeramente hacia el chico.

—¿Estás loco? No se pierden un paso de mi —sonríe a gusto con mi falsa tranquilidad, por dentro de mi quiero y ansío ir donde sea que me lleve, pero algo me ata y no puedo siquiera mover un pie.

—Pero si viajas no sabrán dónde estás, además, puedes usar una peluca.

—¿Por qué quieres hacerlo? —Es una locura que simplemente esté pensando en hacerlo.

—No lo sé —susurra y sonríe viendo mis labios—. ¿Sabes? Simplemente me agrada estar contigo y es cómo aire fresco para mi. ¿Y bien?

—¿Dónde me vas a llevar?

—A Monaco —abro los ojos sorprendida esperando que sea una broma, no puedo salir entre semana.

—¿De verdad?

—Obvio ¿O quieres ir a Australia a conocer a mi mamá?

—No, gracias —ríe y se levanta tomando mi bolso—. ¿Qué haces? 

—Tomo tus cosas, estoy seguro que vas a ir pero buscas excusas buenas para negarte a aceptar de primeras porque tienes que hacer notar que no mueres por mi.

—¿Sabes? Has visto demasiadas películas de romance —camino tras de él que se lleva mis cosas sin preocupación, inclusive se pone mis lentes de sol como suyos—. Y cuidado que son Gucci y me los regaló mi primo favorito.

—El avión espera por nosotros.

—No puede ser —suspiro escribiendo sin parar y sin ver el camino, sólo sigo su melodiosa voz mientras tararea—. Mi familia viene y me tengo que ir con un idiota que cree que giro en torno a él.

—Si lo haces —dice a la vez que se detiene y me estrello en su espalda, huele muy bien y viste diferente que como vino—. Cuida por donde caminas.

Lo esquivo y sigo caminando ahora delante de él, no tolero ver que se burle de mi aunque sea como broma o juego, pero igual me divierte y contagia su sonrisa. Muerdo mis uñas revisando ya lo último cuando 5 llega totalmente molesta y se que se viene mi salida perfecta para evitar la salida con Drake Martin. No es que no quiera salir con él, es que simplemente me pone nerviosa y no sé si vaya a tolerar tanto su cercanía.

—Tienes una sesión de fotos y una entrevista mañana miércoles, es decir, no puedes salir de Monza, máximo a Milán. 

—Lo siento, no puedo ir contigo.

—Bien, vamos a tu casa.

—¿Por qué insistes en estar conmigo? —cuestiono ya al borde de un colapso y los gritos.

—Porque sé que tu quieres estar conmigo —blanqueo los ojos ya cansada y salgo camino al ascensor, cuando llega sonríe con gusto.

—Me vas a volver loca.

—Tu ya conseguiste volverme loco, solo quiero que estemos a mano —detengo el ascensor y lo obligo a salir.

—Necesito pensar.

—Te espero en el auto —aprieto la mandíbula para no sonreír como él hace.

Juro que si sigue con este jueguito que tiene, me va a cansar y lo que me gustaba me va a aburrir. Vuelvo a encender el ascensor, llego a la planta principal y cuando las puertas se abren me encuentro con mis abuelas y mis primos, lo peor de lo peor porque ahora no pueden saber de Drake, no con la intensidad de este.

—¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a visitarte —dicen animadas, rápidamente busco a una de mis asistentes, ellas siempre están por aquí.

—¿Estás ocupada? 

—Busco a una de mis asistentes, si quieren suban a mi oficina.

—Está bien —dice mi tía y llama al ascensor, voy al mesón de recepción apenas comienzan a subir. 

—Chicas, necesito que llamen a cuatro.

—¿Ahora?

—Por favor ya —las chicas marcan y me tienden el teléfono—. Cuatro, necesito que busques a Drake en el estacionamiento, le pidas mi bolso y dile que luego yo le llamaré.

—Bueno.

Corro al otro ascensor y subo hacia mi oficina, correr me desordena el cabello sobre todo tratando de evitar a muchas personas. Abro la puerta y me encuentro con mi familia charlando con todas mis asistentes, me van a volver loca queriendo saber cada cosa que hago.

—Y bien ¿Cansados de entrometerse en mi vida?

—Aún no.

—Marion, alguien quiere verte —miro a la puerta y veo a cuatro un tanto angustiada.

—Voy, ustedes no salgan de aquí —señalo a mi familia y luego a mis cuatro asistentes encerradas con ellos—. Ustedes no les digan nada, si es necesario mientan.

Salgo y miro a cuatro que sonríe nerviosa pero me entrega mi bolso, señala una de las salas de conferencias, la más pequeña. Suspiro imaginando de lo que se trata, tomo aire y abro la puerta con la fuerza interna suficiente para enfrentar lo que sea que me quiera decir Drake Martin.

—Mientes tan bien —masculla de brazos cruzados sentado en la mesa de madera de castaño.

—¿Por qué?

—Nunca me ibas a llamar —suspiro y me siento en la primera silla que encuentro—. ¿Por qué tienes miedo?

—No es miedo —mascullo cansada de que siempre me repitan que yo me ato por temor, no es así, simplemente es evaluar todo antes de cagarla.

—¿Entonces porqué me sigues evitando? —lo miro y noto que sus azules ojos se ven más oscuros y opacos, debe ser porque la luz no le llega como siempre—. No te he dado problemas, nada que pueda afectarte, simplemente siempre estoy para ti, llego a ti, te busco a ti y tu sólo me quieres lejos —muerdo el interior de mis labios, tiene razón, pero no sé la razón que me frena a él, a sentir por él aunque quiera hacerlo—. ¿Por qué haces eso? También lo haces con tu familia. Tú misma dices que quieres ayuda, quieres apoyo, pero cuando te dan la mano temes y dudas mil años antes de tomarla. Te caes antes de volver a ponerte de pie.

—¡No lo sé! —exploto cansada de que me diga lo que yo ya sé, lo he hablado con miles de psicólogos pero no hay sentido para mí—. Me acostumbré a hacer todo sola, porque no quiero que mis problemas sean la carga de alguien más.




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