Recibo otro correo electrónico y lo abro a pesar de que mi atención está en las calles frente a mi. El agua meciendo el yate me relaja lo suficiente como para no entrar en pánico, por desgracia he venido sola porque mis asistentes dicen que tengo que aprender a hacer cosas por mi sola, las odio por eso, pero tienen razón con que lo que tengo que hacer es sólo algo que a mi concierne.
—¿Se sirve algo?
—No gracias —miro la hora y noto que ya ha de faltar muy poco, por lo que me miro en el espejo y comienzo a retocar mi maquillaje.
Miro mi cabello, ahora voy en castaño porque estoy quitando el tinte negro, además de que estoy usando extensiones porque me cansó el cabello corto, espero que con todo esto Drake me pueda reconocer. Suspiro y me calzo los botines de tacón antes de pedir ayuda para salir del yate, llevo una gorra de mercedes para que no me reconozcan además de los lentes de sol.
Camino con calma entre toda la gente que entusiasmada ve la carrera de hoy, sólo llevo mi celular en mano y la fé de que mis investigadores hicieron un buen trabajo para investigar si es que el chico ya estaba saliendo con alguien o no. Me dedico a disfrutar del lugar mientras tanto, igual es muy placentero venir de vez en cuando a Mónaco, las vistas son hermosas.
Reviso en mi celular la hora y comienzo a acercarme al lugar que Mike me mencionó sería por donde van a salir los pilotos, él es mi encubierto en esta misión. Al llegar no hay nadie cerca por lo que me puedo escabullir fácilmente por donde se me ocurra, sigo la transmisión y reviso el podio donde tenemos lugar, primero ha salido “il predestinato”, segundo llegó Drake y tercero Max.
Doy vueltas un tanto nerviosa y cuando Mike viene por mi ya está por darme un ataque, me lanza un gorro de lana de DiV y me toma de la mano para correr donde se supone podría estar cara a cara con el chico que me ha traído a Mónaco.
—Estoy muy nerviosa ¿Cómo hizo la carrera?
—Está un poco molesto porque estuvo muy cerca de Leclerc, si no hubiese sido por cuidarse de Max lo hubiese pasado —explica mientras corremos—. Bien, quédate aquí, de seguro lo verás molesto pero no pasa nada.
—Gracias Mike.
Sonríe y lo abrazo antes de dejarlo ir, obviamente sorprendido sale suspirando porque sabe que he progresado en algo que todos saben me dolió. Espero y espero siguiendo siempre la transmisión oficial de lo que hacen los pilotos, veo pasar a algunos y por último viene Leclerc, Verstappen y Martin, el último me ve tal vez por sentir mi mirada fija en él, trae el trofeo en las manos y tiene el cabello mojado.
—¿Qué haces aquí? —cuestiona frunciendo el ceño con algo de ilusión, molestia y sorpresa.
—Lo siento —susurro queriendo abrazarlo porque olvidé todo lo que tenía planeado decir—. Lo siento mucho, quisiera hablar contigo.
—Bien, pero tengo cosas que hacer antes.
—Lo sé, lo entiendo. Yo te puedo esperar.
—Te llamaré ¿Sí?
—Me parece bien.
—Ten, guárdalo —me tiende el trofeo y me guiña un ojo sonriendo antes de correr por donde se fueron los demás.
Suspiro y como puedo salgo de donde estaba sin ser vista, voy donde Mike y estoy junto con él para no aburrirme porque de verdad vine tan sola que con suerte mi sombra llegó conmigo. Creo que para todo el tiempo que voy dando vueltas y hablando de cualquier cosa, además de cantar lo que sea que se me venga a la cabeza, mi querido Jefe de mecánicos debe estar más cansado que yo luego de estar con mis abuelas por un fin de semana completo.
—Llegué.
—¡Al fin! —grita Mike haciendo que me sobresalte y obviamente ría divertida—. Perdón, es que Marion, no es muy común que no te quedes callada.
—Descuida, te entiendo.
Miro a Drake y este entrecierra los ojos, creo que aún no confía en mí y no me sorprende. Con una inclinación de cabeza me invita a caminar y yo por supuesto que lo sigo, esta vez soy yo quien tiene que hacer a un lado el orgullo y el ego para poder conseguir resultados. Salimos de lo que es todo el complejo del circuito y vamos en busca de su auto o al menos eso dijo.
—¿Por qué hay que caminar tanto? —me quejo viendo a todos lados en caso de que alguien nos reconozca.
—Deja de quejarte —se detiene me espera y me tiende su mano, la cual tomo y es como si me llevara a rastras—. Marion.
—Estoy cansada —lloriqueo deteniéndome y jalando de su mano, por lo que se detiene y gira para verme, es cómo si le doliera verme y no me gusta esa sensación—. He caminado desde que me bajé del yate.
—¿Viniste en yate?
—No, simplemente estaba ahí para pensar.
—¿Funcionó?
—No —ríe y eso me hace sentir mejor, me enderezo y tomo otra bocanada de aire—. ¿Me cargas en tu espalda?
—No jodas, Marion —río junto a él y comienzo a caminar sin soltar su mano.
Caminamos en silencio hasta que nos detemos frente a un bugatti de color negro opaco descapotable completamente hermoso. Cuando me señala que es de él, no se lo creo a la primera pero es porque su sonrisa lo delata.
—No es tuyo ¿Cierto?
—Es mío, de verdad —no le creo y suspira, ahora me pone en duda.
—No te creo —abre la puerta y me veo sorprendida.
—Suba señorita, vamos a dar un paseo.
Subo gustosa y él se monta al lado de mi, enciende el auto y es una completa maravilla. Me mira sin avanzar y espera a que yo diga algo pero la verdad es que no me atrevo a arruinar todo una vez más.
—¿Dónde te estás alojando?
—En El Hotel de París.
—No sé porqué no me sorprende —suspira y ahora sí comienza a avanzar—. Supongo que viniste a hablar de lo que pasó el otro día.
—Sí, creo que ese día fue un muy mal momento y no me supe expresar bien. —llevo mi mano a la boca, mordiendo mi uña falsa del pulgar buscando inspiración o las palabras correctas—. La verdad es que eres una persona que me daba miedo perder o lastimar porque eres especial para mi, eres una de las personas que se ganó mi cariño tan fácil que me asustaba, de hecho, me asusta. Ese día tenía demasiada presión sobre los hombros y no me quería confundir contigo porque no lo sé, no sé cómo me siento respecto a ti. De verdad que luego de que te fuiste no pude hacer nada más, me sentía tan culpable y traté de escribirte millones de veces pero nunca sabía qué decir. Y tampoco es que me quiera excusar, es que tal vez me entiendas.