Y llegó el Roma Fashion Week. Por todos lados hay personas tan reconocidas mundialmente que me siento muy fuera de lugar pero a mi me han invitado así que algo de mérito he de tener. Drake ríe mientras me maquillan, todos han firmado un documento para que mi relación siga siendo secreta.
—M & M.
—Dime —gruño queriendo comer lo que él, pero mientras me maquillen no puedo comer.
—Te ves bellisimamente fea.
—Imbecil —las chicas se muerden los labios para no reír, mi asistente lo riñe como si fuera un niño pequeño y lo manda a sentar otra vez.
—Me está sacando de quicio tu novio, Marion —río viendo a 5 ya bastante estresada, hoy le he cedido el control porque a mi esto me estresa y peor si Drake no para de molestar desde que despertamos.
—Pero si llevas menos de 24 horas de conocerlo —miro a mi novio tomar su celular y lo apunta hacia mi.
—Para que veas —vuelvo a reír y 4 entra haciendo sonar sus tacones, en pocos minutos se cambiará de zapatos, ya lo sé.
—Tu tía me está volviendo loca ¿Qué hago con Drake? —mi novio ríe y yo hago lo mismo, ahora mismo es cómo si fuera un extra del que encargarse.
—Pues, que vea él.
—M & M —giro y veo a mi novio en la puerta, la chica que trabaja en mi cara se hace a un lado y este se acerca, estiro mis labios y me besa suavemente—. Te veo luego.
—Ten la cena lista.
—Cómo ordene la señora —se marcha y escucho los suspiros de varias.
Vuelvo a sufrir bajo las manos de todos aquellos que prestan sus servicios, me traen el vestido y lo veo ser alistado antes de terminar mi peinado, suspiro y veo el vestido que tanto me gustó. Me levanto de la silla y me pongo los tacones, luego al ponerme el vestido este me queda muchísimo mejor que antes, al verme en el espejo es algo que realmente me gusta.
—Wow, te queda muy bien.
—Gracias —digo sinceramente, veo a la chica que da los últimos retoques y me deja en manos de 5.
—Vamos a por las fotografías, ya te expliqué cómo sería todo —asiento y veo a otros dos con cámaras, de aquí salgo loca.
—Me parece perfecto —camino por la habitación como 5 me pide para hacer fotos para mi instagram—. ¿Por cuánto más tengo que hacer esto?
—Por todo lo que te pida, vamos al pasillo —maldigo a 5 en silencio y salgo caminando ceremoniosamente mientras el fotógrafo no desperdicia oportunidad y captura bastantes movimientos al igual que los otros dos extras.
—¿Cuánto vamos a tardar?
—¿Con todo? —asiento y miro fijamente a la cámara, ya me han enseñado desplante—. No lo sé, pero te tienes que quedar hasta el final del desfile.
—¿Si sabes que por lo general eres tú quien prepara mis maletas?
—Lo sé, por eso me fastidia que te vayas a Los Ángeles porque allá están todos tus eventos canónicos que me desarman a la Marion Di Vaio que me vuelve loca pero amo.
—¿Quién ama a mi novia?
—Imbécil, me asustaste —grito molesta buscando la voz de mi novio que ahora ríe exageradamente, se me acerca y abraza antes de besar mi frente—. Idiota. Me vas a volver loca.
—Tu ya me tienes loquito.
—Drake Martin, necesito trabajar —solicita mi asistente 5.
—Ya espera —me besa y me niego por el labial, pero después me olvido y le correspondo—. Te tengo un regalo.
—¿Qué cosa?
—¿Nos pueden dejar solos? —frunzo el ceño ante su petición, y su sonrisa me hace sospechar muchísimo más.
—¿Qué pasa?
—Me debes una primera cita —musita rozando mis labios con los suyos, niego lentamente a sus palabras.
—Nuestra primera cita fue en Mónaco, cuando te fui a buscar.
—No, esa no fue una cita.
—Si lo fue —insisto en un suspiro jugando con su cabello—. Deberías comenzar a anotar fechas importantes para así no olvidarlas.
—Ese no es el punto.
—¿Cuál es el punto entonces?
—Que te amo tanto, que me ganaré el odio de tus asistentes con tal de hacerte feliz —frunzo el ceño y pronto se agacha para levantarme cual princesa y correr conmigo al ascensor.
—Te van a matar.
—Pero admite que serás más feliz estando conmigo en cualquier otro lado que estando aquí —masculla bajandome, acomodo el escote del vestido y lo miro fijamente, mi decisión es lo último que falta para que la caja metálica se mueva, soy consciente de eso por cómo sus ojos brillan y la manera en que muerde su labio.
—Vamos —sonríe y me abraza antes de presionar el botón a los estacionamientos subterráneos del Hotel.
Lo malo es que cuando las puertas se abren me encuentro con Amber y Kendall cargando a sus bebés, Drake no las conoce pero nota que son importantes por la mirada de ellas en mi dirección, me giro y oculto tras el cuerpo del chico.
—Marion Marena Di Vaio
—¿Qué planeas hacer?
—Yo no fui, fue Drake —culpo a mi novio y este niega rápidamente, ellas nos obligan a salir del ascensor y yo tomo la mano del chico que no sabe que mierda pasa, ellas se convierten en más villanas que sus esposos—. Si salimos vivos de esto, nos podemos casar.
—Marion —gime este viendome asustado, cumplí mi objetivo.
—Tú dices que no quieres problemas ni nada por el estilo pero lo primero que haces es ir en contra de lo que te corresponde hacer.
—Esto no me corresponde, para eso está Alessandro —insisto y salgo del ascensor tomando la mano de mi novio—. Además, bien sabemos que no sirvo para esto, luego se van a quejar de que no me corresponde ir a eventos como esto tan público porque soy una figura importante e intocable.
—Al menos ve a cenar a la tarde —pide Kendall entrando al ascensor con Amber que se cubre los ojos.
—Yo no te vi y tu tampoco a nosotras.
Les lanzo besos sonoros y halo de la mano de Drake que entiende y corremos por entre los autos buscando el suyo, porque fue tan inteligente que condujo desde Mónaco a Roma. Me monto en el bugatti y este me tiende una mochila antes de montarse tras el volante para encender el auto y comenzar a conducir, no tengo idea de a donde iremos pero me gusta esto.