Gp Amore

Capítulo 29

—¿Acaso sabes lo que dices? Ella es Marion Di Vaio, la hija de quien falleció hace más de diez años.

—Lo sé, por eso a mi también me sorprendió —dice la chica mientras me ve, suspiro y me llevo las manos a la cara, es imposible todo lo que me ha molestado esta mujer para terminar en el mismo final que yo tenía—. Lo siento mucho, señora Di Vaio.

—Señorita —suspiro y me levanto—. Quisiera ver el cuerpo.

Mis asistentes jadean y Ricc se levanta para cubrir mi espalda, lo sé porque siento su cercanía. El Oficial de policía que al parecer me detesta, se levanta y me señala por dónde debo seguir a su compañera de trabajo. Mis asistentes van conmigo mientras que Ricc se va en otra patrulla atrás de la que voy yo.

—Señorita Di Vaio, si esto es un error lo lamento desde ya —la verdad es que si se fuera en silencio sería lo mejor del mundo porque ahora mismo siento tanta presión que estoy por gritarle a la primera persona que se me cruce en mi camino.

Muerdo mis uñas y recuesto mi cabeza contra el asiento, muevo mi pelo maldiciendo mil veces todo esto que está pasando. Mis asistentes se muestran inquietas y tomo sus manos para que entiendan que no necesito más, ambas se ven y comparten una mirada que no logro descifrar, tal vez piensen que enloqueceré y, la verdad, es que eso no está lejos de pasar.

—Aquí estamos —dice el oficial y sale para abrirnos la puerta, Ricc llega antes de que yo pueda descender y viene tras de mí mientras que mis asistentes van a su lado y en el mío ambos policías—. Señorita Di Vaio.

—Sólo lléveme donde sea que esté —pido tratando de no sonar grosera. 

La gente me ve y comienzan los murmullos, lo peor es cuando vamos por ese pasillo donde se comienza a sentir el frío y maldigo no traer algo con que abrigarme, cuando llegamos a unas puertas dobles que dicen Morgue y los nombres de algunos doctores, suspiro y miro al oficial que duda.

—Tiene que pasar sólo uno con usted.

—5 —mi asistente da un paso adelante y el oficial abre la puerta.

Dos doctores me miran mientras cubren el rostro de la otra persona que de seguro es el otro afectado del accidente, pues en la camilla que le sigue se encuentra quien me trajo a este mundo, porque le doy el crédito de empujarme fuera de su cuerpo. Me acerco sin esperar autorización ni nada por el estilo, llego a su lado y miro su rostro, el que alguna vez fue perfecto ahora tiene costes en todo el costado izquierdo incluso llegando a su cuello.

—¿Señorita?

—No podías irte en silencio ¿No? Tenías que llamar mi atención, espero ser tan maldita como tú —mascullo sintiendo unas repentinas ganas de llorar, de pedirle que despierte, que no haga esto, que reaccione y haga por fin algo bueno—. Eres una egoista, y te odio tanto, mamá.

—Señorita Di Vaio ¿Es su madre?

—Por desgracia.

—Pero —el oficial me ve confundido y el doctor hace exactamente lo mismo, piden respuestas que no sé cómo dar, es por ello que doy media vuelta y salgo del lugar.

Camino por el lugar hasta llegar a una pequeña sala con butacas cómodas y frente a un ventanal enorme que deja ver la noche en el exterior. Tomo mi celular aún teniendo las manos temblorosas y me encuentro llamando a esa persona.

¿M & M?

—Se mató ¿Lo sabías? Es una hija de puta. ¿Siquiera pensó en mí? ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso me odia tanto? ¿Por qué tuvo que volver a verme? ¿Por qué simplemente no se mató si eso quería hacer? Pero lo hubiese hecho sin llamar mi atención, porque perderla por segunda vez me está matando de coraje, de rabia, de angustia, no la quiero llorar.

Marion, oye cálmate ¿Qué pasó? No entiendo nada.

—La odio —gimo sintiendo que ese nudo en mi garganta me impide hablar.

¿A quién? M & M no entiendo, dime que pasa para poder ayudarte.

—Mi mamá —al otro lado de la línea no hay señal de vida, creo que para él la noticia ha sido igual de chocante—. Mi mamá, Drake, mi mamá me ha vuelto a dejar, porque lo de ella no fue un accidente, usó el DiV Silence, usó el mismo auto que reparé luego de su accidente.

Marion.

—Mierda, Drake ya sé que así me llamo —digo molesta y sé que no me debería descargar contra él, pero me siento impotente, no hay nada que pueda hacer ahora, si la quería perdonar en vida no lo hice sólo por orgullo, y perdí el tiempo.

Es que sinceramente no sé qué decir, no sé que puedo hacer por ti, para ti, para que te sientas mejor, no sé cómo ayudarte estando lejos. 

—La distancia es una mierda, estoy en Sassari —musito queriendo que me abrace—. No sé qué hacer.

Marion, llora —eso es suficiente para soltar mi labio inferior y presionar mi frente contra el ventanal ante de dar rienda suelta a mis emociones y sollozos.

—Marion —4 respira agitada y me envuelve en sus brazos mientras me descargo contra su hombro, todo en mi se desmorona trayendo aquellos recuerdos de cuando era pequeña.

Mi cuerpo se sacude y grito entre el llanto, duele y duele tanto que no tengo cómo evitarlo, es una mierda volver a sentir esto. Pronto siento que caigo, me siento cansada, ya no quiero más guerra, mi cuerpo no tiene fuerza y me dejo caer aún aferrandome a 4.

***

Miro el cuerpo de quien fue Miryam Di Vaio, mis asistentes discuten con la prensa que se ha enterado por el único periodista que cubría el accidente, pues resultaron tres fallecidos. Los medios se han enloquecido al saber que mi madre estaba viva, y lo peor es que ha vuelto a morir, algo increíble porque nadie puede decir que ha muerto dos veces en la misma vida. Ricc espera paciente tras de mi, seco mis lagrimas que ahora caen sin sentido alguno, es automático, una manera de descargar lo que sea que esté sintiendo ahora, porque me cuesta identificar todo. 

Mi celular no dejaba de sonar, por lo que mis asistentes atienden todo y yo estoy en una video llamada con mi novio gracias al celular de Ricc. Drake ya duerme plácidamente, no quería dejar de verme aunque le insistí en que descansara, pero él no quería, al final igual su cuerpo se rindió. 




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