—Acabo de firmar esos documentos, envía las cartas que dejé en el escritorio. Necesito un balance de salida nuevo. Quiero un nuevo informe sobre el accidente, es imposible que ese auto haya fallado porque sí y no quiero rumores. Dile a 5 que me niego a colaborar con Versace, no me gusta —niego a la chica que se acercaba y desaparece, sigo mi camino más molesta que antes, la prensa me está volviendo loca—. Y por favor, necesito que Mariano venga pronto para ver el tema de inventario de vehículos que va a necesitar en Los Ángeles, no puedo estar hablando con él cada ocho horas.
—¿Algo más?
—Sí, necesito que Carlo traiga a mis invitados a casa para eso de las 8 —musito viendo las nuevas “noticias” en mi celular.
—Está bien —musita y veo a 2 correr con un celular en su mano.
—Dime.
—Es Drake —dice respirando apresuradamente, quizás de dónde viene.
—Dime —contesto con ansias, quería hablar con él hace demasiado, pero estaban las prácticas en la pista y no podía.
—M & M, acabo de salir de la práctica —suspiro escuchando su voz, lo que me preocupa es lo que sigue, o más que preocuparme, me desmotiva—. ¿Necesitas que vaya sí o sí? Esto está terrible, no creo que pueda salir sin ser seguido.
—Vale, no importa —susurro y luego aclaro la voz, no quiero que sientan que estoy vulnerable—. Es entendible, yo voy a hablar con ellos a las 8, por si puedes llegar a la casa a esa hora.
—Haré lo mejor que pueda.
—Vale, te quiero —voy a colgar, pero él sigue alargando la conversación ¿Con qué fin?
—Lo siento mucho M & M, tengo que hacer esto contigo y no puedo.
—De verdad, descuida, yo debería haber parado esto hace muchísimo tiempo.
—Pero, es que igual me incomoda porque es por ambos.
—Drake Martin, escuchame bien —digo ya molesta, siempre que pasa algo saca a relucir que el haría a un lado el trabajo por mi, yo por otra parte estoy haciendo congeniar mi trabajo con él—, estás trabajando, si no puedes está bien y yo lo entiendo.
—¿De verdad no te molesta que yo no esté? ¿O es que de verdad quieres estar “sola” con él?
—Drake —mascullo fastidiada, suficiente tengo con las suposiciones de las redes sociales y cuanta gente quiere hablar de mi ¿Tanto les fastidia el éxito de la vida de alguien más? De verdad—. Marc no me interesa ni en lo más mínimo, lo quiero fuera de mi vida.
—Dijiste eso mismo hace unos meses, Marion y hasta el momento, te sigue hundiendo.
—Vale, me quieres molestar, pero ¿Sabes? No lo vas a lograr.
—¿Y eso?
—Pues, estoy segura de que los rumores nos hacen más fuertes —admito sonriendo, se que eso quiere escuchar, pareciera que necesita palabras de afirmación para ser feliz—. Tengo que irme, nos vemos, Drake Martin.
Le paso el teléfono a 2 y me pongo mi abrigo antes de salir de la sala conjunta de sus nuevas oficinas, tomo mi cartera y les sonrío antes de dejar mi agenda sobre la mesa, actualmente lo hacemos así, es una nueva forma de trabajo que nos simplifica la vida y no me deja tan perdida de lo que estoy haciendo aquí como también lo que hago por mi parte. En el ascensor reviso que nadie esté cerca de mi casa, tengo cámaras nuevas que puedo revisar remotamente, de verdad ya ni siquiera puedo dormir tranquila en mi casa, he llegado al punto de que Carlo se quede en mi casa durante la semana completa, tampoco quisiera cambiarme de casa, pero liberaron la ubicación de donde vivo y ha sido un caos.
Salgo del ascensor y no veo mi auto esperando por mí, frunzo el ceño y salgo para ver que pasa, se supone que las chicas llaman para que me tengan el auto cerca nada más salir del ascensor. Algunas quieren ser despedidas. Abro las puertas para salir y veo un DiV acercarse a velocidades inapropiadas, unos trompos frente a mi complementan la llegada triunfal de mi querido novio, quien sale de mi auto sonriendo cual niño recibiendo un dulce.
—Hola M & M.
—Hola —musito sonriendo, quisiera lucir molesta para poder fastidiarle como él hace conmigo, pero no puedo.
—¿Qué tal estás?
—Muy bien —me acerco yo ya que él espera afirmado en la puerta del auto.
Estoy a un paso y se inclina tomándome de la cintura, con mi brazo libre rodeo su cuello y me inclino para besarlo. Su mano acaricia mi mejilla y pasa sus dedos donde se siente mi pulso alterado.
—¿Creíste que no vendría?
—¿Sabes? Últimamente lo que haces me tiene más loca que antes —admito y este ríe como si la vida se le fuera en ello.
—M & M, te traje un regalo.
—¿Qué cosa? —cuestiono con curiosidad.
—Sube al auto primero —lo hago a un lado y me subo donde me corresponde, tras el volante, rodea el auto y se monta de copiloto llevando mi cartera.
—¿Cual es mi regalo?
—Primero, tu suegra te dejó un regalo —veo su media sonrisa y aunque sé lo que viene, decido seguir su juego por su felicidad.
—¿Qué cosa me dejó mi adorada suegrita?
—Mi…
—Imbécil —lo hago callar antes de que diga lo que sé que iba a decir.
—Pero, yo te traje…
—¿Adivino? —la ansiedad de saber me está matando y por eso no lo dejo hablar.
—Adelante —susurra dándome mis lentes de sol que estaban en la guantera.
—Condones.
—Casi, ten —me pasa una bolsa de papel y sonrío abriendola como puedo sin dejar de ver el camino.
—Son M&M —digo divertida sacando el paquete, adivinando sin siquiera haberlo visto, me inclino hacia mi novio y beso su mejilla fugazmente.
—Te vas a comer a ti misma, pero…
—Es que soy deliciosa.
—Ya, lo confirmo —le golpeo el brazo y este se ríe mucho más que antes—. ¿Estabas enojada?
—A veces haces que me den ganas de mutilarte.
—Gracias —dice sonriendo, como si fuera un cumplido.
Llegamos a mi casa y juro que en varias ocasiones quise detenerme o tirarlo del auto, es que este chico, no nos vemos por semanas y cuando por fin nos vemos le dan con fastidiarme al punto de hacerme doler la cabeza, es intolerable y yo le tengo paciencia, es como ir con un niño pequeño, uno que generalmente en cualquier momento aprovecha de hablar con su doble sentido que no hace más que abochornarme.