Grace Hopper.
Esta noche nos espera una gran resaca por la cantidad de bebidas que compraron para la fiesta de los gemelos.
La decoración de la fiesta también es espectacular compraron varios globos azules, luces led de fiestas, contrataron un barman y DJ.
Toda la casa y digo toda la casa está decorada con azul, tanto el patio de adelante como el de atrás ya que muchas personas van a venir.
Después de terminar de decorar toda la casa nos fuimos todos a arreglarnos, yo estoy con Esme en mí habitación -recuerdan a la chica que acompañaba a Theo el día que me pidió condones, buen es ella- , Theo la trajo porque necesitábamos de mucha ayuda al saber cómo colocar las decoraciones, si iba a quedar bien, entre otras cosas y resulta que ella ayuda a su mamá a decorar fiestas de todas clases ya sea infantiles, bodas, eventos de galas, etc.
Esme fue la primera en terminar de arreglarse, a mi todavía me falta arreglar mi cabello y maquillarme .
— ¿Quieres que te ayude a maquillarte o con el pelo? —pregunta Esme.
— Te agradezco pero no, enseguida termino, pero puedes ayudar a bajo. Solo falta ordenar las bebidas y ya...
— Ok, yo me encargo de eso.
Todavía no decido en como voy a usar el cabello así que primero empiezo a maquillarme, no utilizo tanto maquillaje solo me hago un delineado felino en los ojos, moldeo mis cejas, algo de máscaras de pestañas y polvo.
Estoy decidiendo cual color de labial colocarme cuando llaman a mi puerta digo «Adelante» para que pueda pasar, no me doy la vuelta para ver quién es pero cuando se acerca se refleja en el espejo.
— ¿Que necesitas Mason? —digo mirándolo por un momento pero mi atención vuelve a los labiales.
— A ti. Bueno no a ti, si no que a tu baño.
— ¿Para que? —enarco una ceja.
— Ah, pues quería montar un prostíbulo —dice queriendo sonar divertido, pero en estos momentos nada que venga de él me parece agradable mucho menos divertido, y el parece notarlo — Oye, no entiendo porque nunca sonríes conmigo.
— Tus chistes son muy malos y además tú no eres muy agradable conmigo. Todavía no olvidó que me llamaste puta.
La verdad sigo enojada, han pasado días pero que te puedo decir, soy muy rencorosa.
— Vale, lo siento ¿si? La estaba pasando mal esos días y no tenía que rematar contra ti.
— Por lo menos reconoces tus errores.
— ¡Oye, al menos acepta mis disculpas!
— Ya, bueno. ¿A qué has venido Mason? —mis ojos conectan con los suyos por unos momentos haciendo que me ponga nerviosa.
No sé por qué estoy nerviosa, si es por el hecho que está mirándome con mucha atención o porque está muy cerca.
— ¿Puedo bañarme aquí?
— En la casa hay más de tres baños ¿Por qué no usas uno de esos?
Mason empieza decirme cada persona que está usando el baño y cuánto durarán en el baño. Resignada ruedo los ojos porque tiene razón.
— ¿Tienes toallas?¿Shampoo y jabón?
Levanta los brazos para ver qué tiene todo, hago un movimiento de cabeza para que entre al baño. Antes de cerrar la puerta del baño se apresura en decir que use el labial rojo, pero que no exagere y que luzca natural, suelto una risita y le hago caso.
— ¡Mason!¡¿Y tu ropa?! —grito al recordar que no vi ni una prenda en su mano.
— ¡¿Queee!?
— ¡Que donde esta tu ropa!¡¿Acaso piensas salir desnudo?! —dios parecemos unos locos gritando en la misma habitación.
— ¡Ahhh, lo dejé en la habitación de Liam!¿Me harías el favor de traerlo?
Ruedo por segunda vez los ojos y voy en busca de su ropa. Al volver a mí habitación veo a Mason sentado en mí cama con una toalla al rededor de su cadera, se me hace agua a la boca al ver su trabajado cuerpo marcado. Mis mejillas se calientan cuando el voltea a verme.
Me aclaro la garganta y me acerco a el y le entrego la ropa, Mason me dice un simple «gracias» y me regala una sonrisa. Siento como toda mi cara se calienta por una simple sonrisa, alarmada me meto al baño y cierro con llave.
«Dios, que ha sido eso»
Me quedo recostada por la puerta para calmar un poco mis nervios. Escucho un «gracias de nuevo, Grace» y sale de la habitación. Salgo de mi super escondite y voy a sentarme frente al espejo de nuevo.
Ya más calmada y sin de dejar de pensar en el extraño momento con Mason, decido hacerme risos en el cabello.
— ¿Grace? —escucho a Riley detrás de la puerta.
— Pasa —Riley entra a mi habitación y le apuntó la cama para que se siente — ¡En hora buena! Estaba a punto de bajar y buscarte a ti o a Theo.
— ¿Que paso?¡Suelta el chisme mujer!
Necesito contarle lo de hace un momento.
— Primero que nada ¿Quiénes están abajo? —cuenta con los dedos y me dice que hay seis y que Lenay y James se fueron a no sé dónde — Mason estuvo aquí.
— ¿Para que?
Le cuento todo lo sucedido y con lujos de detalles.
— ¿Por qué no simplemente se fue a su casa? Vive a dos metros.
Me pegó una bofetada mentalmente por no haber pensado eso.
— No se me ocurrió en el momento. Pero no es eso lo que quiero que me digas.
— ¿Que quieres que te diga? —frunce en seño pero después lo afloja — ¿Acaso estás esperando que te diga que te gusta de nuevo Mason?
— No... o bueno, si.
— No creo que sea por eso, seguro solo te pusiste nerviosa porque estabas con un chico, sola y en tu habitación.
— ¿Tu crees?
— Si. Eres demasiado paranoica, además estás muy tensa por la fiesta.
— ¿Por qué voy a estar tensa por la fiesta?
— Porque no soportas a la mayoría de la gente, eres muy prejuiciosa cuando se trata de hacer amistades. Por eso todavía me hace raro que Ethan y tú se hicieran muy rápido amigo.
— No soy cien por ciento así —enarca una ceja — Bueno un ochenta por ciento entonces.
— Lo que tú digas Grace, lo que tú digas.
Después de mirarme unas cien veces más al espejo bajamos.