Gracias por lastimarme

Capítulo 3

Brooke

-¿CÓMO QUE HABLASTE CON CAMERON?- Sí, había encontrado a mi prima después de tanto tiempo. Y lo peor de todo es que no tenía compañia, creo que estaba más aburrida que yo.- ¡Hey! ¡Brooke! ¿Me puedes explicar lo que acabas de decir? No te entiendo- me repitió Claire como por quinta vez. Le había explicado toda la situación que viví con Cameron y también le mencioné la razón por la cual su blusa estaba manchada con alcohol, pero ella seguía sin entender, estaba perdida completamente.

-Ya te dije. Me crucé con Cameron y decidí preguntarle por ti, pero me dijo que él solo había invitado a una chica llamada Jessie y no sabía nada sobre alguien llamada Claire- dije repitiendo exactamente lo mismo por sexta vez en la noche.- No puedes mentirme más ¿por qué le dijiste eso a Cameron? Y aparte, por lo que me dijo, ni siquiera lo saludaste.-
Estas cosas eran realmente extrañas, pero como dije antes: muchas veces me equivoqué sobre lo que sentía Claire. Me gustaría creer que fue todo una confusión. Por mala suerte, ya sé que es imposible

Como era de esperarse, no quiso decirme nada acerca de su mentira pero me prometió que mañana, cuando ya estemos más tranquilas, me lo iba a contar. En parte me pareció bien así podría disfrutar un poco de la fiesta junto a ella. Habíamos caminado diez calles y nos habíamos preparado con mucho tiempo de anticipación como para irnos tan temprano sin habernos divertido nada.

Tomamos un poco, bailamos y mi prima habló con varios chicos, los cuales querían estar con ella de otro modo pero ninguno lo consiguió. Desde que éramos chicas todos los chicos que a mí me gustaban estaban enamorados de Claire. Ella era como la típica hermana mayor de la que todos gustaban y yo era la hermanita pequeña que, aunque tengamos la misma edad, pensaban que tenía tres años menos.

-Ya son las 6:30am, ¿nos vamos? Ya bailé demasiado y aparte tengo sueño- me pidió ya caminando hacia la puerta. Agradezco que fuera ella la que lo dijo, no quería quedar como una aguafiestas o una abuelita, pero hace media hora estaba teniendo mucho sueño y necesitaba volver a mi casa.

Sin lugar a duda no nos despedimos de nadie y nos fuimos a mi casa. El camino de vuelta, definitivamente, fue mejor que el de ida: el cielo estaba mucho más iluminado gracias al horario del amanecer y nos sentíamos más seguras. Sinceramente, nunca sucedían muchas trajedias en la ciudad como para tener miedo a toda hora. Pero sí debo reconocer que no era lindo pensar que en algún momento algo podía sucederte a ti o a tus conocidos. 

 

Podría haber una ley prohibiendo las alarmas con sonido irritante ¿no? Aunque sea sábado a las dos la de tarde no tenía ganas de escuchar ese horrible chillido para tener que levantarme. Prefiero una y mil veces las alarmas tranquilas y suaves. Siempre corro el riesgo de no despertarme o de no tener la energía suficiente para afrontar mi día. 

Como siempre, me levanté y fui directo al baño para lavarme la cara. No había cosa que me moleste más que tener los ojos con lagañas. Justamente por eso, salí tan rápido de mi cama que no me di cuenta que Claire no estaba y había una carta, o mejor dicho una servilleta con un intento de tinta arriba que decía: "¡Prima hermosa! Mamá me llamó para que vuelva a casa, ya que Frank sino se tenía que quedar solo. Ya sabes lo último que pasó cuando quedó el demonio en la casa solo. Besos, te quiero." No fue una linda experiencia para mis tíos llegar a su casa hace dos años atrás y encontrar a mi primo Frank de actualmente diecisiete años con dos chicas en el sillón del living haciendo cosas indebidas. Solo por eso perdono a Claire, ya que esto también le sirvió de excusa para alargar más la conversación sobre lo que pasó con Cameron.

Ordené toda mi habitación guardando el colchón en el que había dormido mi prima e intenté dejar todo en perfectas condiciones. Otra característica mía es que tengo la obsesión de dejar tomo organizado y nunca me olvido del orden en el que dejé las cosas: si alguien me mueve algo lo voy a saber.

Finalmente, el momento que no quería que llegase, llegó. Mientras estaba desayunando apareció mi papá y me dijo que hoy sería la primera cena de su empresa. ¿Realmente era necesario que yo vaya? Seguro son todos viejos panzones que como máximo tres de ellos deben tener hijos. Aunque había algo bueno detrás de todo esto: la cena era en uno de los restaurantes más codiciados de Oakland. Tal vez no es una mala idea después de todo.
Me explicó que a las 9pm ya tendría que estar lista. No podía atrasarme ni un minuto porque había que llegar temprano para dar una buena impresión.

Mi tarde se basó en terminar de leer un libro que tenía pendiente y limpiar un poco la casa. Mi obsesión con tener ordenada mi habitación también regía con toda mi casa, así que dediqué mi tiempo en dejar todo en perfectas condiciones.

 


Aunque mi padre quería que me pusiera un vestido largo color negro, decidí ir a mi estilo básico. Lo negro me hacia acordar mucho a los funerales, más que nada al de mi madre. Elegí un vestido blanco al cuerpo, sin ningún detalle, aunque eso lo recompensé con el hermoso collar que me puse. Ya que era mi primera vez en estas cenas, no sabía cómo iban las mujeres o las hijas de los compañeros de mi padre, así que era entendible en el caso de que esté distinta a todas las demás. Usé mi maquillaje de siempre con colores neutros en los ojos y esta vez opté por un color violeta en los labios. Me hice bastantes bucles en todo mi pelo para dar a entender que me había arreglado. Hoy en día creo que me preparo más para que la gente se de cuenta que lo hice, en vez de hacerlo porque realmente me gusta cómo me queda. Es decir, no voy a mentir diciendo que no me gusta; pero si fuese por mí iría en jogging y buzo sin una gota de maquillaje en mi rostro.



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En el texto hay: amor, suspenso y misterio

Editado: 30.03.2020

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