Dylan
Luego de ese fin de semana estresante ya puedo decir que soy oficialmente profesor. Hoy comencé a trabajar en la escuela y realmente, me encanta. Se adelantaron un poco el comienzo de clases y me lo comunicaron ayer por la noche. Ojalá no me tengan así todo el año. Terminé un poco cansado al final del día pero porque es algo nuevo y tengo que acostumbrarme. Estoy desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde. Básicamente todo el día pero igual me gusta. Logro distraerme bastante y ahora es lo que más quiero hacer. No solo soy un profesor de Matemática, si no que también soy un consejero, un amigo y un compañero. Entiendo que tengo que tener autoridad porque son cursos muy conflictivos los que tengo por ahora. Pero, aunque algunos no lo sepan, no siempre hay que ser autoritario para poseer autoridad. Eso es lo que yo voy a aplicar en mi enseñanza y sé que va a ser la mejor elección.
-Así que ahora tienes todas las tardes ocupadas ¿no?- se burló de mí el estúpido de mi mejor amigo.- Lo siento, profesor. No sabía que para que me responda tenía que hacer mi tarea.- me río por el comentario que hace Cameron a través del teléfono. Esto mismo era lo que no quería que pasase cuando decidí que quería ser profesor. Nunca decidí que quería especializarme en Matemática pero me imagino que ya se imaginarán quién me obligó a elegirlo. A mi padre siempre le fascinó que en la escuela me haya ido estupendo en esa materia y creía que era lo mejor. Yo también creo que es lo mejor porque me facilitó muchos los estudios y posiblemente pueda explicarla mucho mejor que cualquier otra. Pero lamentablemente no es la que más me gusta. Me hubiese gustado enseñar Historia y que me cueste un poco la carrera.
-Lamentablemente solo nos vamos a poder ver luego de las cinco y los fines de semana claro.- dije con la intención de irme y dejarlo para poder hacer un par de cosas pero la voz de él me interrumpió:
-Luego de las cinco nada más.- me dijo y luego bufó.- Los fines de semana te los pasas con Melody o me hablas de Brooke.- oh no, yo no hacía eso. Solo le pedía consejos para que pueda ayudarme a descubrir el enigma de mi madre.
-Sabes que Melody es muy amiga mía.- le dije y asintió con un sonido que no logré descifrar cómo lo hizo.- Y creo que con Brooke las cosas no van a funcionar. Le voy a hacer caso a mi padre.- comenté y en ese momento tuve que despegarme el teléfono del oído para no quedarme sordo.
-¿QUE TÚ VAS A HACER QUÉ? No puedes hacerle caso a tu padre.- gritó. Sabía que no le iba a gustar nada la idea pero porque él estaba con su prima y claramente no iba a ser lo mismo.- ¿Piensas alejarte de Brooke?- preguntó.
-Ya lo hice.- le contesté y estaba a punto de colgar pero sabía que Cameron iba a tener represarías contra mí así que le expliqué lo que pude. Sinceramente, ni yo sabía qué estaba haciendo.- Simplemente me fui de su casa tras haberle pedido casi de rodillas que me ayude con mi madre.- bueno, creo que me estaría faltando la parte más importante.- Ella estaba rara. Era como si nuestros roles hubiesen cambiado. Brooke era la que quería coquetearme y yo la persona que se alejaba.- terminé y ahora que lo pienso bien, creo que no fue muy buena idea contarle esta parte de la historia a mi amigo.
-Brooke quiere estar contigo y tú ¿la vas a rechazar por una, posiblemente, confusión de tu padre?- peguntó con un claro enojo en su voz. No sabía qué responder a eso así que simplemente le corté.
Cuando mi padre llegó de la empresa, ya estaba casi anocheciendo. Por su expresión facial, hoy no había sido un buen día de trabajo. A veces viene con alguna de esas caras porque algún empleado renunció y tiene que empezar a buscar otro o sencillamente no estaba de humor.
Creo que dentro de poco se acercaba una de las cenas de la empresa y por eso él estaba así. Siempre se estresaba mucho teniendo que organizar todo. Preferí no preguntarle nada.
-¿Cuándo es la próxima cena?- le logré interrogar antes que entre a su habitación y no salga hasta mañana a la mañana. Cuando me escuchó se dio la vuelta y con una rara expresión me respondió:
-Es mañana.- y entró a su cuarto. ¿Mañana? Pero si mañana es martes. Las reuniones definitivamente nunca son los martes.- Pero necesito que vayas en mi lugar. Yo tengo que arreglar unas cosas de la empresa y no me gustaría que piensen que no me interesan las cenas.- sacó su cabeza por la puerta antes que me vaya y me pidió/obligó.
Otro día en el Instituto Maximilian Repoz. Era una de las escuelas más prestigiosas de Oakland pero terminaba muy cansado al final del día. No es fácil enseñarles Matemática a una cantidad inmensa de chicos que solo piensan en su viaje de fin de curso.
Cuando estaba intentando explicar el primer tema que veríamos en el año, alguien tocó la puerta y entró sin que le dé permiso.