Gran Nirvana

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AURORA ꧂

La tarde de este día me parece infinita, pronto serán las ocho de la noche, fue una semana intensa, llena de exámenes, trabajos en grupo, investigaciones, lagunas mentales y sueños molestos. Ni siquiera pude dormir bien en los minutos libres que tenía, pero me alegra que todo haya terminado, por ahora.

Deposito la cabeza sobre mi escritorio, estoy un poco ansiosa, los resultados de los primeros exámenes aún no salen. ¿Me habrá ido bien? Hice todo lo que pude ¿Y si no fue suficiente?

El sonido de una notificación me exalta. Con temor, pero decidida abro mi correo.

Ya salieron – susurro, con manos temblorosas introduzco mi código de estudiante. En cuestión de segundos, todo carga rápidamente.

¡¡ Subí !!

¿¿Subí??

¡¡¡ Subíííí !!! – grito emocionada, Tengo el puesto doce, en mi primer semestre obtuve el veintitrés. Papá estará feliz.

La pantalla de mi celular se enciende, tengo un mensaje de Ale.

Ale: A que no adivinas en que puesto me encuentro

Auro: Dudo adivinar entre tantos números, creo que mi intervalo va entre el 1 a 20

Ale: Con intervalos quien sea, pero sí, puesto dos, nena, puedes creerlo – escribe acompañado con un emoji de ojitos llorosos. – Más le vale al puesto uno estudiar más porque voy por él.

No puedo evitar reír al leer las últimas líneas

Auro: Seguro que ya está temblando y no tengo dudas que lograrás llegar ahí, solo no te olvides de los pobres cuando lo hagas. (enviando)

Ale: No te voy a conocer si llego JA,JA,JA

Auro: Que cruel

Ale: Mentira pequeña, Aurora ¿Cómo te fue a ti?, tengo fe en que te haya ido genial, estudiaste mucho

Auro: Shii, subí de puesto 😊 sé que no es la gran cosa comparada contigo, pero ahí voy. PD: soy puesto doce

Ale: Chica doce : )

Auro: Por qué siempre me pones apodos extraños (carita pensativa)

Ale: Me gusta, chica doce (carita sonriente con lentes)

Auro: Espera un poco, mi padre está llamándome

Ale: Vale, te escribo luego, chica doce

Auro: Okey, chica dos :3

  • Hola, papá
  • Hola, cariño, muchas felicidades – escucho a viva voz a mamá y papá
  • Gracias a ambos – hablo con una sonrisa de oreja a oreja mientras giro con la silla, todo me parece tan irreal – Como se encuentran – pregunto
  • Tu padre y yo nos encontramos bien, cariño. Nos complace mucho tus resultados, una vez más felicitaciones, nos enorgulleces.
  • Gracias, mamá
  • Tu madre y yo hemos pensado en darte un regalo, lo que desees, tus hermanos ya pidieron uno, faltas tú
  • Lo que quiera – curioseo tímidamente, ambos ríen y afirman
  • Mmm....que podría ser - murmuro mientras camino como loca por toda mi habitación, ay dios no se si pedir eso. La ansiedad de saber que paso en el libro que leía me tensa.

El sonido suave de la puerta capta mi atención, me dirijo a abrirla. Es Celeste, con una de sus manos hace un gesto de una tijera.

  • Quien es, hija – pregunta papá
  • Es Celeste – respondo
  • Hola, papá – habla fuerte
  • Hola, hija
  • Vine a felicitar a mi hermana, sus esfuerzos por fin dan frutos, es lindo
  • Sí, tu hermana siempre fue talentosa. Entonces las dejamos. Llámame más tarde, hija, estaremos esperado tu respuesta
  • Sí, papá – afirmo - hasta luego a ambos
  • Hasta luego, chicas – se despide mamá
  • Siempre fuiste talentosa – comenta Celeste cerrando la puerta, no sé qué responder ante eso – En qué fuiste tan talentosa, Auro – pregunta fijando su vista en mí, no puedo evitar sentirme nerviosa, así que esquivo su mirada.
  • No ganaste el título ni el honor de ser la mejor pianista, no destacas en ningún deporte y a nadie le interesan tus totas pinturas, y tus notas, son espantosas, por dios, Auro, no eres nadie en la familia, si no fuera por el apellido de tu padre quien te conocería, quien conocería a la aclamada señorita Walton. En cambio, yo, yo si soy talentosa, solo mírame y luego mírate.

Sus manos me rodean para luego inducirme a caminar. Nos detenemos frente a un espejo

  • Mírate y mírame, Auro, crees que eso es digno de llevar el apellido de padre...

No me gustan los espejos, los odios, los odios porque siempre me muestran la verdad, porque son crueles. En medio de mis ojos llorosos ella sigue resaltando, es más alta que yo, tiene una linda figura, es delgada y de piel suave y limpia, su nariz es pequeña y respingada, sus ojos grises... No puedo evitar recordar esos ojos, recordar el primer día en que la vi. Llevaba un vestido azul y entre sus brazos un osito marrón, el señor Oh, si ese era su nombre. El peso de una roca grande me aplasta, sus hermosos ojos grises brillantes hoy se ven como días nublados.

Lo siento

  • Me das pena, mi Auro – habla limpiando mis mejillas con sus suaves dedos – Solo las nenas lloran y tú ya estas grandecita, debes mantener la compostura, recuérdalo siempre. Ten te dejo mi código – comenta ofreciéndome una pequeña hoja, la tomo sin ánimos. – Gracias por tus “felicidades”, hermanita – habla presionando suavemente una de mis mejillas – nos vemos – se despide sonriente.

Celeste Barnes, puesto dos

Tonta Aurora ¿Por qué no puedo ser como ella?

Comparada con ella, parezco un caracol, nooo, seguro que hasta él podría ganarme.

Inútil

Unos días después ˚₊· ͟͟͞͞➳❥

Mi vida no ha cambiado mucho en estos días, faltan menos de cinco semanas para finalizar mi segundo semestre. En el transcurso de ellas hay varias actividades, como el aniversario de la universidad, ah, sí, también la bienvenida a los nuevos estudiantes, una gran fiesta para todos los novatos o bueno, como ellos suelen llamarlos, cachimbos. Antes de culminar el semestre realizaremos un viaje de estudio, iremos a la gran ciudad.




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