Granate

Cap 2

Si Mine me está ocultando algo eso no significa nada bueno.

Ella y yo somos unidas, y eso implica no ocultarnos cosas, la idea de que me esté haciendo algo así no suena bien.

No quería seguir con el tema para no irritarla, si las personas la hacían llegar hasta ese límite, ella da mucho miedo, y extrañamente yo siento lo mismo que ella, todo su enojo y ganas de hacerle daño al causante que la hizo de alguna manera enfadar. No sentía tanta molestia por cosas patéticas por las cuales arrepentirse después, su molestia tiene siempre un punto razonable, pero eso no discutía lo terrible que ella podía pensar, decir o hacer en un punto máximo de su enojo.

Yo siempre he creído que es como una conexión (que nunca entendí) entre las dos.

Supongo que es esa conexión de la cual hablan todos, la de que todos los gemelos sienten los sentimientos del otro, me imaginaba yo era por eso que Mine me seguía a todas partes, aun así yo no lo quisiera.

Prosiguió con un suspiro largo y pesado.

“Mi sueño no tiene arreglo de ningún tipo Tyana, cuando sea el momento preciso lo sabrás”

¡Como que su sueño no tenía arreglo! nosotras siempre les buscamos la solución a cosas como estas.

Crucé los brazos y la miré con seriedad, no molesta pero si con seriedad.

“Está bien Mine, no te obligaré a contarme, pero por favor te pido por el amor de Dios que me digas no sé qué día, ni dónde, ni en qué momento lo harás pero cuando estés lista te pido lo hagas”

Ya no tenía su mirada puesta en mí, sino en una de las ventanas de la habitación. Las cortinas estaban recogidas así que se podía ver asía el exterior.

Mine estaba pensando qué diablos me iba a contestar.

Lo dijo con paciencia, ternura, y cariño, uso ese tono tan agradable que me gusta.

Nuevamente volvió su mirada hacia mí.

“Si, te lo diré en el momento preciso y cuando menos te lo esperes pero aún no estoy lista para decírtelo”

Paro por unos tres segundos, (lo sé porque los conté) dio otro suspiro, y prosiguió con una media sonrisa.

“No te desesperes, todo a su tiempo. Vamos, hay que olvidar esto y concentrarnos en volvernos a dormir”

Hice lo que dijo obedientemente sin réplica de ningún tipo.

Vimos la hora y nos dimos cuenta que habíamos hablado un poco más de una hora, me impresiona cuán rápido puede ir el tiempo si uno se distrae con algo o con alguien.

Mamá no se había despertado ya que ella no tiene trabajo en la mañana, así que ambas decidimos seguir durmiendo.

Nos dimos las buenas noches (“irónicamente”) y cada una se acostó en su respectiva cama. Cuando me arropé el calorcito de la cobija inundó mi cuerpo, y ahí estaba de nuevo ese cambio de temperatura, el cual me sentaba de maravilla de vez en cuando.

Mmmm que sabroso.

Mientras me acurruco aún más en mi camita, me quedo pensativa en lo que Mine y yo habíamos estado hablando en la fría madrugada de nuestro cuarto, pero de un momento a otro me olvido del tema, eso ya no es importante, porque no paro de pensar que nuestros cumpleaños están a tan solo cuatro días, y sin darme cuenta mi cuerpo se pone en posición fetal debajo de la cobija.

Me gusta mucho el olor que tiene mi cama, ya que huele al aroma más espectacular que puede haber en este planeta tierra, olía a colonia de hombre, tan exquisito como a mí me gusta.

Esa era una colonia de mujer que tenía la esencia a colonia de hombre que mamá empezó a comprar por mis insistencias.

Desde el día que tuve la oportunidad de olerla no me pude desenganchar de ella, para mí fue amor a primera olida, pero para mamá fue un dolor de cabeza ya que no le deje de insistir en que la comprase para mí, ella se avía hartado de que yo le insistiese tanto, así que después de todo ella terminó perdiendo y me la compró, era un poco cara pero valía la pena, ya que como el pote era grande contenía mucho líquido, por lo cual duraba mucho más que otras colonias de mujer.

Ahora cada vez que salgo de bañarme me echo un poco en brazos y cuello, o cuando cambio las sábanas de mi cama le echo colonia por encima de todo, de la almohada y de la cobija, a Mine no le gustaba mucho esa colonia, pero después de un tiempo ella se acostumbró al olor, y le empezó a gustar, y hasta a veces se la echa.

Con tan solo oler la colonia me olvidé absolutamente de todo.




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