Granate

cap 28

¡NO FUERA BETE, ME CAUSAS COSQUILLAS, QUITATE DE MI NARIZ!

El delicado toque del pequeño insecto contra mi nariz me da un poco de cosquillas, siento como un inminente estornudo se aproxima.

¡Genial, un estornudo es lo que menos necesito en este momento!

Mientras los chicos estén ablando como si yo no existiese para ellos, me puedo despreocupar por unos minutos porque tal vez no le estén prestando la suficiente atención a “según ellos” mi cuerpo inconsciente, y eso para mí es una oportunidad que no puedo desaprovechar.

El pequeño insecto sigue persistente en mi nariz moviéndose lento de aquí para allá, y el inminente estornudo todavía está mostrando señales de que en cualquier momento puede llegar.

Y así como si nada el estornudo sale tan estruendoso que hasta a mí me dio miedo de escuchar, pero gracias a Dios mi nariz no expulsó ninguna sustancia extraña de la cual limpiarse después.

Este es uno de esos estornudos secos, que agradezco tener en público.

No puedo evitar abrir mis ojos en cuanto estornudo, pero de todas formas eso no es realmente importante, ya que si abro los ojos ellos no se darán cuenta que los tengo abiertos, por la tela que tengo puesta en ellos.

Cuando abro mis ojos la brillante luz me encandila a través de la tela, y los vuelvo a cerrar tan rápido como los pude haber abierto, solo los tenia qu, Siento la inconfundible mano de Qiang levantarme por el cuello de manera rústica, de un momento a otro ya mis pies no pueden tocar el suelo, y siento como poco a poco mi garganta se obstruye por culpa del agarre de su mano alrededor de mi pequeño y delicado cuello, y además de eso, intentar respirar por la boca es como comer vidrios y yo sé que hablar será aún peor, pero tengo que intentarlo.

“S-suéltame, p-por favor, no me dejas r-r-respirar”

De alguna manera, puedo articular unas cuantas palabras y cuando salieron de mi boca lo hicieron con un tartamudeo, tan asfixiada y queda por culpa del agarre de Qiang.

“Mocosa insolente ¡cuánto tiempo llevas escuchando nuestra conversación! ¿¡Es que acaso no te enseñaron modales!?”

No sé qué más decirle así que le repito lo mismo. Mi sufrimiento inevitablemente está en aumento, y cada vez que hablo es aún peor.

“S-suéltame, n-n-no puedo res… ”

Qiang no me deja terminar la última palabra ya que él me deja caer al suelo como si yo fuese una pelota o simplemente una muñeca de trapo, y así es como me siente al caer en el frio piso, su agarre en mi pequeño cuello me duele, y me debilita la respiración espantosamente.

Cuando me suelta dejo inmediatamente de sentir dolor, pero aun así tengo la respiración peligrosamente entrecortada, levanto un poco la mirada y noto que la mano izquierda con la cual Qiang me avía agarrado y levantado, tiene un guante negro, pero eso no es todo, en la palma se le nota un extraño color rojo igual al granate, y es cuestión de tiempo para darme cuenta de que ese color rojo que tiene el guante en la palma de su mano es el mismísimo granate, el cual me hace de alguna manera debilitar y sufrir al contacto con mi piel.

Recuerda esto, solo es una pesadilla, es solo una pesadilla, es solo una pesadilla, es solo una pesadilla…

Cuando recupero mis fuerzas y el aire, levanto mi rostro con firmeza, miro molesta y detenidamente a Qiang.

“¿Y ahora que aras conmigo?”

Se da la vuelta asía mí, ya que cuando me soltó, me dio la espalda, como meditando que iba a hacer conmigo.

“Bueno mi querida princesa, ya que lo preguntas, te tenemos algo preparado, pero es una sorpresa”

Cuando él habla de esa manera medan náuseas, porque habla como si esa tal sorpresa fuese lo más magnifico y normal del mundo, cuando en realidad yo sé que no es así.

“¿Y que se supone que es esa tal sorpresa? Pregunto, solo por curiosidad, ¿sabes? Me gusta mantenerme informada”

Esas palabras salieron tan naturales de mi boca, que hasta llego a pensar que yo no soy yo, que la que está ablando es otra chica con mi misma voz.

Ser odiosa con un psicópata no creo que sea una buena idea, pero no puedo evitar responder de esa manera, él me irrita aún más que yo a él.

“Wao, me sorprendes princesa, nunca me imaginé que tuvieras tantas agallas como para contestar de esa manera, que odiosa eres”

“Si supieras que yo tampoco me imaginé capas de tal respuesta”

Miro alrededor y no distingo a Xen por ninguna parte.




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