Grande Amore—amor Perdido—

Capítulo III

Me encuentro esperando en el árbol grande donde Aspen y yo siempre nos encontramos.

Recuerdo que cuando éramos más pequeños nos subimos a una de las ramas del árbol, estábamos comiendo manzanas que la madre de Aspen había cultivado, de un momento a otro él se cae y yo trato de bajarme pero termino cayendo encima de él, fue divertido, pero él terminó con su pie doblado y yo con un regaño de mi madre por mi ropa sucia, otras veces jugábamos a que teníamos una familia y las aves eran nuestros hijos.

Le tuve que decir a madre y a padre que iba a lavar las prendas hoy, gracias a eso estoy aquí, aunque ahora tengo que ir al río a lavar.

Observo a Aspen acercarse a mí con una sonrisa, luce limpio hoy, como si fuese a ver a alguien importante.

Nos saludamos, luego nos sentamos bajo el árbol y vemos como los pájaros pasan.

—Aveces quisiera ser uno de esos pájaros y así poder viajar a donde yo quiera, algún día querida, iremos a América.

Sonrío sin mostrar los dientes, sus sueños son conmigo en ellos, hoy quedará devastado.

—Ahora vamos a ponernos al día, ayer te mencioné todo lo que pasó en mí estos días, oh, y ya sabes estuve trabajando con mi padre, ahora sigues tú.

Mi corazón late muy rápido y mis manos empiezan a sudar, solo le tengo que entregar la carta y decírle que la lea, y luego solo hay que esperar

—Te hice una carta, es muy importante, no te enojes, léela de manera lenta y atenta— le entrego la carta con cuidado en sus manos— en ella está lo que pasó en estos días, la vida cambia cuando menos lo esperas

Él frunce el ceño y observa la carta.

—Bien, solo me vas a dar una carta así de la nada, genial— dobla la carta y se la queda en su mano— la leeré luego, en casa, gracias por enseñarme a leer, no sé que hubiese hecho sin ti.

Pero no quiero que la lea en casa, quiero salir de esto ahora mismo.

—Tiene que ser ahora, hay que ponernos al día, tu lo has dicho— digo con desesperación.

—No puedo creer que estés usando mis palabras en mi contra, ya que, la leeré.

Aspen desdobla la carta y la comienza a leer, su cara tiene diversas expresiones a lo largo de su lectura, lo que hace más difícil saber que está pensando.

No es tan larga realmente aunque duré toda la noche escribiendo la gracias a que no me gustaban los resultados de otras, volvía y comenzaba de nuevo hasta que quedó este resultado:

Querido Aspen, no quiero que te alarmes por lo que a continuación vas a descubrir, hubiese sido una mejor manera si te lo decía yo misma y no mediante el escudo blanquecito de un papel, ya que no puedo ver tu rostro mientras yo te he de decir todo lo que ha cambiado, y admirar esos ojos que poseían un brillo infinito, y que luego por mí, estos se vean obligados a apagarse por lo que te diré, simplemente no puedo decirlo a tu cara.
Mis padres lamentablemente han realizado un acuerdo con el señor Weilburg donde se me compromete a casarme con él, sí, ese señor del que todos hablan por su enorme fortuna, y se ha acordado que yo, al unirme en matrimonio con él, mi familia quedará libre de las deudas tenidas, además les otorgaré el placer del dinero a mis hermanos para que estos lleguen a tener más fortuna.
No quedarás censurado por mi persona ante este compromiso, ni te atrevas a pensarlo, ruego con toda mi alma que llevemos una relación sin censuras y de constante armonía y felicidad, permitiéndonos vivir en nuestros añorados recuerdos de todos los años que hemos llevado juntos, que seamos confidentes el uno al otro.
Deseo puedas comprender la posición en la que me veo, que es de un grado mayor, ten presente que esto ha sido un acuerdo que realizó mi familia, no fue planeado por mí, solo yo lo he aceptado, porque como ya sabes, la familia va en primer lugar, y aquí nos vamos a ver beneficiados de una gran forma y no estaremos divagando ante situaciones conflictivas que se lleguen a generar para nosotros.
Todo va tener un gran cambio en mi vida, así que quiero recibir tu apoyo, y más que nada, que estés conmigo, por estas razones, estás invitado a mi boda, se realizará en la próxima primavera, y si deseas, podríamos danzar ante el hermoso sonido melinfluo de una armoniosa canción.
Espero que logres comprenderme, que algún día encuentres tú el amor en otra persona y puedas casarte, te apoyaré siempre, lo mismo quiero que hagas con mi persona.
Siempre voy a estar para ti, y sí, sé que estos deseos que teníamos anteriormente no se van a olvidar tan pronto, pero la vida cambia en el momento que menos esperas.
Solo quiero que en el futuro estés lleno de alegría, que Dios bendiga a usted y a su familia.

                                               

                                                      COLLETTE O'CONNELL
 

 

Aspen sigue sosteniendo la carta, no sé si ya la ha leído completa o simplemente está pensando en que hacer.

No me atrevo a hablarle, creo que lo mejor sería irme, así que me levanto del frío césped.

Ya leyó todo lo que le quería decir, además tengo que lavar esas prendas que me he tomado el trabajo de ofrecerme a lavar, aunque si me voy él se enojará aún más conmigo, si es que ya está enojado.

Aspen dobla la carta, se levanta y se acerca a mi, la guarda en un bolsillo de su pantalón y luego me mira fijamente, como temía, sus ojos están opacados, no tiene la sonrisa significativa en su rostro, solo está allí, mirándome fijamente, y yo esperando a que él me hable o haga algo.

Pasamos unos segundos en silencio, que para mí fueron eternos, mis manos comienzan a sudar y empiezo a jugar con mis dedos, no me gusta estar en esta situación.



#38117 en Novela romántica
#24868 en Otros
#1714 en Novela histórica

En el texto hay: drama, amor, epoca

Editado: 05.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.