Distintas sociedades
Hace un par de días atrás había aplicado a una beca en la universidad más prestigiosa del país. Su futuro dependía del veredicto que estaba a punto de conocer. Respiro profundamente antes de todo, un click al correo que había llegado hace un momento y casi de inmediato cerró los ojos resistiéndose a conocer la resolución de su solicitud. Los minutos transcurrían mientras su corazón palpitaba con frenesí, no estaba segura de abrir los ojos, tal vez necesitaba un poco más de tiempo para digerir la noticia positiva o negativa que estaba por conocer. Inhaló y exhaló una última vez, no podía posponerlo más. Lentamente abrió los ojos y prosiguió a leer y mientras mas leía sus ojos se abrían como dos grandes bolas de billar.
«NOTIFICACIÓN DE APROBACIÓN DE SOLICITUD DE BECA Con el gusto de saludarla, me sirvo de la presente para comunicarle que la solicitud de beca o ayuda económica, presentada el pasado 24 de Octubre, ha sido formalmente aceptada por la Comisión Calificadora de Becas del Departamento de Bienestar Estudiantil de la Universidad Villarreal»
Un grito de emoción se escuchó por toda la casa y que terminó asustando a su abuela que preparaba los alimentos para el almuerzo. — Mija’, ¿Estás bien? — Corrió preocupada, dejando todo lo que hacía.
— ¡Mami, aceptaron mi solicitud, me dieron la beca! Voy a poder estudiar la carrera de mis sueños, pero lo más importante, voy a dar los primeros pasos para echar a andar el sueño de papá.
Socorro la abrazó con dulzura compartiendo aquella felicidad, la emoción era inexplicable, verla alcanzar paso a paso sus metas gracias al esfuerzo casi sobrehumano que hacía todos los días la enorgullecía. Su nieta era el vivo ejemplo de perseverancia y dedicación, desde pequeña había sido muy inteligente y dedicada a sus estudios, lo que le permitió pertenecer al cuadro de honor y ganarse varias ayudas escolares, ayudas que vinieron a aliviarles el bolsillo. En sus buenos recuerdos la vio esmerandose con cada tarea, investigación o proyecto, desvelándose hasta muy tarde para entregar todo con puntualidad, todos sus días eran un ajetreo constante, aún así su nieta siempre tenía tiempo de acompañar al campo a su abuelo Agustín. Su amado esposo Agustín, el loco obsesionado con todo lo que tuviera que ver con el café, fue gracias a él que su nieta había adquirido el gusto por la caficultura. Pero sin duda lo que siempre admiró de esa pequeña fue la fortaleza emocional que mostró desde muy chica, fue una niña que con apenas siete años de edad se enfrentó al abandono de su madre. Marta, la hija de Socorro había sido como una oveja descarriada que en su vida loca había quedado embarazada de una pequeña niña que terminó llamando Jessica, Socorro pensó que tal vez con la llegada de esa niña su hija sentaría cabeza al fin, pero pronto se dió cuenta que aquel deseo era imposible, ella siguió viviendo la vida de desenfrenos, sin importarle nada ni nadie, sus acciones y actitudes inmaduras fueron causantes de innumerables veces de pleitos y llamadas de atención para hacerle entrar en razón, pero todo era en vano, hasta que un día, Marta cansada de tantos reclamos sin aviso se fue de casa dejando destrozados los corazones de sus padres que ya habían empezado a amar con locura a su nieta, por años no supieron nada de ambas hasta que un día cualquiera y sin previo aviso su hija apareció en casa, llevando de la mano a la pequeña Jessica que con notorio descuido caminaba con dificultad, ese cuadro irreal en el que vio aquel cuerpecito delgado y pálido crearon remordimientos profundos en Socorro, una culpa inmensa la sobrepasó por no haber educado bien a su hija y sobre todo por no haber podido proteger a su nieta
«Encontré el amor mamá, pero no puedo ser feliz si ella está aquí, me estorba» — Fue lo último que escuchó de su hija cuando se marchó dejando a la pequeña a su cuidado y nunca más volvieron a saber de ella, incluso después de la muerte de su esposo, Marta jamás se asomó por ahí.
— ¡Vamos mija, vamos a comer que se nos enfría la comida! —Dijo mientras terminaba de colocar todo en la mesa y cuando todo estuvo listo se sentó a comer, pasando bocado miraba con ternura el rostro de su nieta que con entusiasmo comía eufórica y retomó sus pensamientos.
—¿Cómo puede ser tan fuerte?
Intentaba entender a su nieta. Ese mal día en el que fue abandonada se convirtió en el día en el que Dios les había regalado una nueva oportunidad para formar una familia llena de amor y unión y aunque estaba agradecida por eso, no podía explicarse como esa pequeña niña pudo ocultar muy bien su tristeza, en cambio la veía siempre con una sonrisa, dispuesta a acompañar y ayudar sin negarse a nada, pareciera que en su vida jamás existió otra familia más que sus abuelos. Cuando parecía que todo marchaba de maravilla y por fin su nieta empezaba a ser feliz, de un momento a otro todo se torno gris, Agustín había tenido un accidente sin importancia mientras cuidaba los cafetales, pero que lo obligó a ir al hospital, fue ahí que en una rutina médica se había enterado que estaba siendo consumido silenciosamente por una enfermedad, lo más grave fue enterarse que aquel mal había avanzado con agresividad y ya nada se podía hacer, aquella pequeña familia se vio envuelta en un tornado que pronto dejó grandes estragos. Jessica cuidó con cariño y paciencia a su abuelo moribundo,mientras luchaba trabajando a medio tiempo para apoyar a su abuela económicamente, los días eran agotadores y confusos, entre el miedo de aquella enfermedad hasta el futuro incierto que les esperaba. Hasta que una mañana cálida el momento que habían estado temiendo había llegado, Agustín se fue de este mundo dejando a su paso desolación y miedo. Contrario a lo que Socorro pensó que sería de su nieta por la pérdida de su abuelo, Jessica se mantuvo firme como un roble, mientras ella se hundía en el dolor su nieta luchaba porque ella saliera de la depresión en la que había caído, aquella chica de apenas 14 años dejo de lado toda la tristeza que sentía y centró su atención en busca de un empleo para no dejar que su abuela sufriera alguna precariedad monetaria. Socorro era consciente que la muerte de su esposo hubiera sido catastrófico para ella si Jessica no hubiera estado ahí. Era una chica que daba todo el amor y cariño genuinamente posible a pesar de lo que le había tocado vivir, pero esa mala costumbre de encerrarse en sí misma, tragarse el dolor y en soledad pasar su duelo le martirizaba, Socorro no podía recordar cuándo fue la última vez que la había visto llorar o demostrar algún tipo de sentimiento lo que claramente le preocupaba, sabía que tarde o temprano todas emociones reprimidas explotarian dejando graves consecuencias. Un golpe de realidad volvió a ella con fuerza, la nostalgia le removió el corazón y el apetito se le esfumó por completo, estaba feliz por su nieta, aún así no podía evitar que la tristeza la rebasara, el miedo se apoderó de ella, dejar volar por primera vez a su pequeña niña le causaba escalofríos por todo el cuerpo. La beca significaba en toda la extensión de la palabra <<sacrificio>>, no solo sacrificios en sus estudios sino también en su vida personal, Jessica tendría que mudarse de ciudad para estudiar, así entonces sería la primera vez que ambas se alejarían a kilómetros y por un tiempo indefinido.
Editado: 12.11.2025