Dharani Ferrajoli.
Entre Noelle y yo existe una especie de código, cada vez que algo interesante ocurre en nuestras vidas debemos contarle de inmediato a la otra, hay excepciones claro, pero creo que es algo de lo más normal, especialmente por el tiempo que tenemos conociéndonos y por la gran confianza que nos tenemos.
― ¿Cuándo pensabas decírmelo? ― cuestiona la chica enarcando una ceja y mirándome fijamente con sus ojos grises.
Estamos paradas esperando a que las personas frente a nosotras se aparten para así poder comprar golosinas.
Noelle y yo decidimos venir al cine y en el transcurso de nuestro traslado desde el departamento hasta la plaza donde se encuentra el cine no pude evitar comentar con mi amiga todo lo sucedido con Edward. Le conté desde nuestro repentino encuentro en la fiesta hasta nuestra salida a la cafetería.
Como siempre, ella se ha mostrado atenta a mi plática pero la conozco lo suficiente como para saber que en cualquier momento hará un drama por no habérselo dicho antes. Cuando cosas de este tipo ocurren lo normal entre nosotras es contárnoslo de inmediato, pero no tuve las suficientes ganas de contarle lo sucedido y lo más probable es que ahora sufra las consecuencias de eso
―Ya te lo dije, no tuve demasiado tiempo.
No soy muy buena para ingeniar excusas, no es algo a lo que esté acostumbrada porque rara vez lo hago, desde pequeñas mis padres me inculcaron a hacer lo que me ordenaban y de una buena manera para obtener resultados positivos, así que realmente nunca puse en práctica esa especie de habilidad que tiene los seres humanos para defenderse o decir algo para justificarse.
No escucho que Noelle proteste, lo cual es extraño en ella, pero asumo que nuestra conversación se ha terminado y puedo relajarme al saber que no hará su típico drama, sin embargo ella no hace ni un solo sonido. No podemos quedarnos en silencio, en cualquier momento alguna de las dos terminará desesperada y hablará para romper el silencio.
―Dharani
Escucho la voz de mi amiga y fijo mi vista en ella, parece algo preocupada, no hace contacto visual conmigo y juguetea con el interior de su mejilla. Nos conocemos desde los dieciséis años y sé que por sus movimientos lo que tiene que decir es importante y muy posiblemente no sea una noticia del todo buena o agradable, al menos para mi persona.
― Whingster regresó a la ciudad ― confiesa en un murmuro.
Por un momento mi mente deja de trabajar y se queda completamente en blanco al escuchar ese nombre, miro a Noelle y con mis ojos puestos en ella ruego por que no sea verdad, mi amiga me observa con un semblante preocupado, incómodo y compasivo. Siento una presión en el pecho y un pequeño nudo que comienza a formarse en mi garganta. No puedo hablar, mi cerebro le pide a mi boca que se mueva pero ésta no obedece y se queda cerrada, lo único que consigo es que mi mandíbula tiemble.
Cierro los ojos e inclino mi cabeza ligeramente hacia atrás, «dios esto no es verdad», y es que esto es lo peor que podría pasarme, justo cuando creí haber olvidado todo y salir adelante él regresa y sé que terminará destruyendo nuevamente mi mundo, no le temo a la caída, le temo al dolor que el golpe ocasionará una vez que toque el fondo.
― ¿Qué sabes respecto a él y a sus planes? ― finalmente hablo y permito conectar mi mirada café con la gris de mi amiga, quien al parecer no ha dejado de mirarme con pena.
Ella traga saliva y se toma su tiempo para responder, sabe lo sensible que la mención de aquella persona me pone, ahora se ve en la necesidad de buscar las palabras correctas para que mi corazón no reciba otra punzada, pero ya es imposible. Sin importar que tan cuidadosa sea cualquier palabra que salga de su boca puede lastimarme.
―No demasiado realmente ―Inicia ―solo que posiblemente tome un año sabático y trate de alejarse lo más posible del campus, él sabe que no le conviene acercarse demasiado ―termina de hablar y hago lo posible para que mi mente trabaje de nuevo.
Después de unos segundos asiento lentamente y con movimientos cortos. Para intentar calmarme respiro profundamente y exhalo con lentitud, sin embargo esto no me ayuda y sigo sintiendo esa presión, la misma que ya había sentido tiempo atrás.
Sé lo que pasará y aunque soy consciente de ello no puedo prepararme. La herida se abrirá de nuevo y arderá justo como lo hizo el primer día, lo peor es que no podré hacer nada para evitarlo. No soy tan fuerte como para enfrentarme al pasado, caeré y no habrá nada ni nadie que me ayude lo suficiente para que el dolor sea menor. Solo no quiero que él regrese, quiero más tiempo para poder olvidar… quiero y necesito olvidar para poder sanar, aunque sé que quedarán marcas de la batalla.
Prefiero no volver a hablar y fijo mi mirada al frente. Al parecer ha llegado nuestro turno para ordenar las golosinas, avanzo y espero mientras mi amiga le pide al chico que nos está atendiendo todo lo que comeremos mientras vemos la película, pero para mí esto ya pasó a segundo plano y lo único que ocupa mi mente es la siguiente idea:
Ivan Whingster ha regresado a Roma
…
Estoy caminando por los largos pasillos del supermercado mientras empujo un carrito para comprar unas cuantas cosas para la despensa, me he quedado sola puesto que Noelle me abandonó. El chico que nos atendió en la dulcería la invitó a salir en cuanto nos vio salir de la sala de cine, ella no muy convencida terminó aceptando porque sabía que yo no pararía de decirle que aceptara, así que aquí me tienen. Tendré que regresar a casa sola.