Dharani Ferrajoli
Si algo tenemos en común Noelle y yo, es que no tenemos historias con finales felices en cuanto el amor y relaciones de noviazgo se refieren. Ninguna de las dos ha tenido buenas experiencias con chicos y hemos sufrido de una u otra manera a causa de un chico, somos universitarias y a diferencia de muchas chicas de nuestra edad, ella y yo no tenemos relaciones con cada chico que se nos presente y a decir verdad son muy pocos los hombres que llegan a mostrar interés en alguna de nosotras.
―Deberías darte una oportunidad con él, no todos son iguales ―animo a la chica.
Me encuentro sentada en la cafetería de la universidad junto con Noelle. Al parecer ella no desayunó y me rogó que la acompañara para que su estómago tuviera algo que digerir, realmente no tengo inconveniente con eso, podemos aprovechar el tiempo para charlar y es justo lo que estamos haciendo.
Tal parece que el chico que nos atendió cuando fuimos al cine hace varios días la ha invitado a salir nuevamente, en su lugar yo estaría emocionada pero ella me ha dicho que no piensa aceptar esa invitación. No sería la primera vez que rechaza a un chico, desde hace poco menos de un año que ha tratado de no mantener ningún tipo de relación con chicos, y se lo ha tomado muy en serio, los únicos hombres con los que llega a hablar son los profesores y cuando sale de compras y le toca la “mala suerte” de ser atendida por alguna persona del género masculino.
Si bien tiene sus razones para querer permanecer alejada de todo lo que tenga que ver con hombres, me parece un poco extremista y hasta cierto punto ridícula la manera en que piensa, especialmente porque esos pensamientos no los tenía la Noelle del pasado.
―Sabes lo que pienso Dharani y no voy a cambiar de opinión ―sentencia ―siempre lo he dicho y siempre lo diré, todos los hombres son iguales.
Me rio en mis adentros por lo que ella acaba de decir, gran parte de eso es una mentira, como ya mencioné anteriormente, la Noelle del pasado o al menos la Noelle de hace año y medio no pensaba de esa manera y no decía ese tipo de cosas
―Hace un año no pensabas eso ―hablo intentando ocultar la gracia que su anterior comentario me ha provocado.
―Hace un año el rubio maravilla no me había engañado ―espeta de mala gana y le da un mordisco a su grissini.
De acuerdo la conversación ha comenzado a tornarse algo incomoda, al menos para mí, sé que rumbo comenzará a tomar y prefiero evitarla pero mi boca no coopera y suelta la cosa más estúpida, según Noelle, que he dicho los últimos meses desde que le ocurrió… aquello.
―No sé si te engañó exactamente ―murmuro y aprieto mis labios rogando que no me haya escuchado.
No hace falta más que dos segundos para que ella me haga saber que no solo me ha escuchado, sino que también he provocado que se moleste aún más de lo que ya podría haber estado.
―Ay vamos, es un idiota, mujeriego que solo piensa en su estúpida obsesión por tener… —ella parece notar mi incomodidad y para de enlistar un montón de insultos hacia el chico, mi amiga respira y cierra los ojos, sin abrirlos dice lo siguiente ―lo lamento, sé que después de todo él…
―Tranquila ―no la dejo terminar y ella abre rápidamente los ojos ―sea lo que sea no estuvo bien lo que hizo —noto como su mirada se suaviza y aprovecho para incitarla a que acepte la invitación del muchacho ― ¡pero vamos! No puedes cerrarte a la idea de conocer a alguien más.
Ella parece querer decir algo pero un tercer cuerpo sentándose a mi lado la interrumpe y se queda con las palabras en la boca.
―Hola Ferrajoli.
Al escuchar esa voz gruesa algo en mi interior se remueve y por milésimas de segundo mi mete deja de trabajar, siento su peso a mi lado y decido girarme para apreciar sus increíbles ojos color café que me encantan.
―Hola ―respondo con un poco de pena ―no creí que te vería tan pronto ―él me muestra una sonrisa de lado y centra su atención en mi amiga.
―Hola ―la saluda de manera amistosa.
―Sabes algo Dhari, a diferencia tuya yo no quiero pasar demasiado tiempo con el género contrario así que me voy ―sin responder al saludo del castaño ella se levanta y camina lejos del lugar.
Intento detenerla pero es imposible, espero que Edward no se tome a mal lo que la pelirroja dijo.
Me frustra tanto que, no importa lo que haga o diga no puedo hacerla cambiar de opinión.
Al perder de vista a mi amiga niego lentamente con la cabeza y regreso al chico quien se está limitando a sonreír con gracia, admiro su perfil por unos segundos hasta que él gira la cabeza y provoca que nuestras miradas se conecten, permanecemos en silencio mientras observamos los ojos del otro.
―Presiento que tu amiga tiene un pequeño problema con los hombres ―habla sin apartar su mirada de la mía.
―Si ―bajo ligeramente la mirada ―es una larga historia.
Me percato de cómo él mueve su mano hacia mí, pero con el movimiento que realiza choca su extremidad con el café que tengo sobre la mesa y éste se vierte sobre mi blusa blanca. Por instinto me pongo rápidamente de pie, siento el líquido caliente recorrer desde mi pecho hasta mi estomago