Dharani Ferrajoli
—Me mudé aquí cuando tenía 17 años, entré a una escuela privada y he pasado los últimos años viviendo aquí en Roma.
Escucho atentamente cada palabra que sale de la boca de Edward, desde que nos quedamos solos él ha intentado hacer sus primeros trazos en el lienzo con el óleo, y al mismo tiempo me ha estado contando un poco de su vida.
Ahora sé que sus padres son originarios de Italia, su padre trabaja en una empresa de automóviles y siempre ha estado en constante movimiento. Edward y su familia se han mudado en varias ocasiones, por lo que me ha contado él nació en California y vivió ahí hasta los doce años, después se mudaron a Florida y finalmente volvió a mudarse pero en esta ocasión a Roma.
—Roma es un lugar hermoso, pero California siempre será mi hogar.
— ¿Extrañas San Diego?— me atrevo a preguntar.
Edward se mantiene quieto en cuanto escucha mi pregunta, deja de pintar e inclina un poco su cabeza.
—Demasiado… algún día regresaré — una sonrisa nostálgica se dibuja en su rostro. Se ve bastante tierno —tal vez… con alguna persona especial.
Él deposita el pincel en la mesita que se encuentra a su lado y voltea para mirarme, comienza a acercarse a mí.
No sé cómo debería reaccionar, permanezco completamente quieta y espero a que él sea quien de cierta manera guie las acciones que podríamos tener más adelante.
—Quería pedirte algo —dice amablemente —pero no sé qué tan bueno sea.
—Puedes pedirme lo que sea.
Lo que sea, solo no me lastimes.
—Tengo en mente algo que me gustaría pintar… y claramente necesito tu ayuda porque aún no soy muy bueno con esto. Tan solo mira la cosa amorfa que tengo aquí —dice señalando el lienzo en el que ha comenzado a pintar —dudo mucho que esto se pueda convertir en una montaña. Como sea, lo que quiero pintar es algo muy especial para una persona… especial y, honestamente no quiero que nadie lo vea mientras no está terminada.
Su petición me toma por sorpresa. Quiero ayudarlo lo más que pueda, pero el hecho de que no quiera que vea lo que estaría pintando hace más complicada la situación.
No sé cómo sentirme con el asunto de que no quiera mostrarme su trabajo, especialmente porque desde siempre nunca me ha gustado mostrar mis pinturas, sin embargo a él si se las mostré, le di la confianza de mostrarle mi trabajo, cosa que no había hecho con nadie más, ni siquiera con Noelle.
—Entiendes que es complicado hacer un cuadro teniendo apenas dos clases, ¿no?
—Lo sé, es por eso que quería pedirte que tengamos clases más seguido y de ser posible por mayor tiempo.
Intento encontrar las palabras adecuadas para explicarle que podría complicarse un poco, tanto Edward como yo estudiamos carreras y en cuestión de meses tendremos – o al menos yo– exámenes para culminar el semestre.
—Sé que con lo de la escuela podría ser complicado —él me mira fijamente y me da la impresión de intentar convencerme con sus ojos —Tengo un pequeño plan en mente y si las cosas van bien, quiero terminar el cuadro en un par de meses para asegurarme de que quede bien.
—Edward, créeme que quiero ayudarte pero necesito saber que planeas pintar para que yo tenga una idea de que tan complicado puede ser.
Él parece pensarlo un momento, no quiero presionarlo a que me lo diga pero es verdad que necesito saber qué es lo que planea para que así yo sepa que es lo que debo enseñarle y ayudarlo a pulir sus técnicas.
Veo como se muerde el labio inferior pensativo y se rasca la nunca. Por momentos parece querer decirme y por otros no.
—Edward, si no…
—Quiero hacer un retrato de mi madre.
Bien, necesitamos sombras, todos de piel, cabello, brillos y anatomía.
—De acuerdo, mmm puede ser un poco complicado hacerlo a pulso, especialmente porque sería tu primera vez haciendo algo como eso.
—Muy bien maestra —ríe —si no mal recuerdo en la clase pasada mencionaste cosas de profundidad, tonalidades y si no me equivoco, también hablaste de bocetos —dice divertido.
Logra sacarme una sonrisa, me da gusto saber que recuerda lo que le dije la vez pasada.
Él realmente me escucha.
—Sí, un boceto podría ser útil y ayudaría a solucionar el aspecto de la anatomía del cuerpo y el rostro. Pero eso no es lo complicado.
Lo último lo digo en voz baja mientras pienso en cómo enseñarle diferentes técnicas para facilitar su trabajo.
— ¿Qué es lo complicado?
Bien, me escuchó.
— ¿Quieres que sea algo realista o prefieres utilizar algo más parecido a manchas de colores?
Nuevamente parece detenerse a pensar un momento, y deambula en sus pensamientos por unos segundos.
—Es algo que planeo decidir más adelante.
Eso no es del todo bueno.
—De acuerdo, ¿te parece si comenzamos a mezclar colores y sombras?, para conseguir diferentes todos de piel y poco a poco vamos agregando más detalles.