Edward Terfassi
Hay sensaciones que son inexplicables, que muy rara vez se pueden sentir y eso hace más especiales los momentos en que se presentan. Pero también hay personas que te generan cosas diferentes, que hacen parecer que el tiempo se congela y te quedas atrapado en algún lugar pero lo último que quieres es salir de ahí porque estás feliz al compartir ese pequeño pedazo de tiempo con una persona especial.
Siempre creí que mi persona especial podría ser un amigo como Marcus o Vanessa, pero con todo lo que ha pasado estas semanas, con lo que he vivido, las tardes pintando, paseando y… esa noche. El tiempo que pasé con Dharani me hizo darme cuenta que ella es mi persona especial, ella es especial porque para enamorarme de ella no necesité de una convivencia de años, tampoco de pasar absolutamente todos los días de todas las semanas juntos, para enamorarme de ella solo necesité verla sonreír, escuchar su risa, mirarla en su mejor momento y estar con ella cuando se quebró.
No sé exactamente cuál fue el momento en que dije: ella, ella es la chica, aunque me gusta pensar que fue cuando miré sus ojos de cerca por primera. Antes ya sentía una especie de atracción por ella, es la razón por la que me animé a hablarle en la fiesta, la veía pasear junto con su amiga pelirroja. Cada segundo me la pasaba admirando su hermoso cabello rubio que usualmente estaba atado en una coleta, siempre admiré su forma de vestir, elegante, sencillo, y perfecto.
Dharani es hermosa en todos los sentidos, es perfecta.
Al principio fue una complicación su inseguridad, pero poco a poco ha ido trabajando en eso, ya habla más, hace bromas, se toma la libertad de reír y mostrar una gran sonrisa, ¿Por qué casi nunca sonríe si se ve tan hermosa cuando lo hace?, y su risa… su risa es el segundo mejor sonido del mundo porque el primero es su voz.
La mejor vista son sus ojos cuando se combinan con su sonrisa, el mejor aroma es el del café cuando se mezcla con su perfume, la mejor sensación en mis manos es tocar su cabello, el mejor sonido son su risa y su voz y… estoy seguro que besarla crearía el mejor sabor de boca.
Creo que cualquiera que nos ve puede pensar que somos pareja, pero… no lo somos, no creo que lo seamos ¿me gustaría que eso fuera verdad? Claro que me gustaría, me encantaría. Pero las cosas no son tas fáciles, se supone que cuando sales con alguien ya están en una relación sentimental, pero no sé si Dharani vea lo nuestro como un noviazgo o solo como una amistad con mucha confianza, es decir, nos acostamos juntos, bueno dormimos juntos, no pasó nada pero estuvimos una noche compartiendo cama.
Daría todo para que ella me acepte como su pareja.
Tal vez si le pregunto que soy yo para ella…
— ¿Me puedes dejar en la entrada del edificio?
Dharani me mira con una pequeña sonrisa, por un momento me pierdo en su rostro pero reacciono para poder responder.
—Claro que sí.
Después de un gran día y una increíble noche, hace rato que emprendimos el viaje de regreso, ahora ya estamos en la ciudad, muy cerca de la calle donde está el edificio de Dharani.
Me habría gustado pasar más tiempo con ella, alejados de su hermano y del estrés del centro de la ciudad, y aunque soy consciente de los problemas que me va a generar haber faltado a clases y no haber presentado exámenes, no me interesa, vale la pena tomar todos los riesgos con tal de estar con mi pequeña rubia.
—Señorita Ferrajoli, hemos llegado —le indico.
Aparco el auto y rápidamente me adelanto a abrir la puerta y ayudarla a bajar, caminamos pero no entramos al edificio, no me quiero separar de ella y si puedo conseguir tiempo para seguir a su lado entonces lo haré.
—Gracias, Edward. Por lo de ayer, por haberme dado un gran día, fue un viaje increíble.
—No tienes que agradecer, yo realmente disfruté de cada minuto.
Ella está a punto de irse pero la detengo al tomarla delicadamente de la mano para evitar lastimarla.
— ¿Qué planeas hacer mañana? —pregunto.
—Iré a la universidad, tengo que buscar la manera de solucionar un par de cosas.
Me gustaría invitarla a otro pequeño viaje, alguno que podamos organizar de un día para otro, pero entiendo que es necesario que ambos nos pongamos al corriente con nuestros estudios.
—Supongo que yo también tengo que resolver algo. Dharani yo… estoy feliz por haber estado contigo.
—Yo también —me responde con una sonrisa —oye, de verdad gracias por…
— ¡Dharani!
Una voz masculina interrumpe nuestra conversación. Antes de hacer cualquier otra cosa miro a Dharani, sus ojos reflejan un gran miedo, quiero saber la razón así que me giro, a un par de metros un hombre alto se acerca a pasos rápidos a nosotros y detrás de él está Orland Ferrajoli, mientras el hombre está molesto, Ferrajoli está preocupado y… asustado.
—Me puedes explicar ¿en dónde diablos estabas?
—P… papá, y…yo te puedo explicar.
Así que ese es su padre.
Dharani habla con miedo, su voz tiembla incontrolablemente, pareciera como si estuviera a punto de llorar, lo único que se me ocurre hacer es apoyar mi mano sobre su hombro para hacerle saber que estoy aquí.