Dharani Ferrajoli
Desde hace mucho que las cosas no están tan bien como me gustaría que lo estuvieran. No sé por qué pero no me siento del todo bien, es como si tuviera una especie de vacío, como si algo me hiciera falta, como si me hubieran quitado una parte de mí.
Desde aquel encuentro con Vanessa ya no me siento bien, me hizo dudar de muchas cosas, y sinceramente no he tenido ánimos de salir, lo he hecho pero porque era necesario, no porque quisiera hacerlo.
No entiendo porque me está afectando tanto, intento convencerme a mí misma de que lo que dijo Vanessa no es real, que solo lo dijo para hacerme sentir mal porque ella disfruta hacerlo. No sé qué es lo que tiene en mi contra, no he hecho absolutamente nada para dañarla, no he hablado mal de ella. Solo soy la hermana de Orland, pero es algo que no puedo cambiar. Desde que la conocí me intimidó y a partir de ahí en cada momento en que estuvimos juntas traté de hacer que no me afectara su presencia, pero con lo que dijo sobre Edward y ella…
Me niego a creer que eso sea verdad.
Después de irme de casa de Vanessa encontré un taxi que me llevó hasta el departamento. Orland estaba en su habitación así que no se dio cuenta de que llegué sola. Edward me llamó varias veces pero no le respondí. Únicamente, antes de dormir le envié un mensaje de texto para desearle las buenas noches y decirle que ya me encontraba con mi hermano, aunque… supongo que esperaba que fuera a buscarme para asegurarse de que todo estuviera bien.
Los días pasaron, y, aunque no me sentí del todo bien, decidí que no podía rendirme, que debía levantar la cabeza y seguir.
Orland y yo comenzamos a empacar nuestras cosas, mañana dejaremos el departamento, él por irse al lugar que papá ha dicho y yo porque me iré con Edward, aunque mis padres todavía no lo saben y siendo sincera no tengo idea de cómo vayan a reaccionar.
Ni siquiera saben que tengo novio.
Ahora estoy terminando de preparar todo para la pequeña fiesta sorpresa que le he organizado a Edward, es su cumpleaños y he querido hacer algo. Puesto que Vanessa dijo que no planeaba hacer absolutamente nada, decidí que yo organizaría todo. Desde el primer momento Orland y Noelle se ofrecieron a ayudarme aunque en el momento de la celebración no estuvieran presentes.
— ¿Lavaste la ropa? —pregunto a través del móvil.
—Acabo de hacerlo, estoy esperando a que salga de la secadora.
—Dobla eso y hazme el favor de guardarla.
—Claro, Dhari ¿Quieres que también la meta a tu maleta y la lleve hasta el departamento de Edward?
Intenta sonar bromista, pero logro distinguir un poco de tristeza en su voz.
Esto no está siendo para nada sencillo, siempre estuvimos juntos y nunca imaginé que el día en que tendríamos que separarnos llegaría tan pronto.
—No es necesario, Orland —quiero decirle algo más pero no encuentro palabras que puedan ser adecuadas —llegaré en un par de minutos, terminé de hacer mis compras.
Corto la llamada con mi hermano y me dirijo a pagar todo lo que he comprado.
Al salir me dispongo a ir directo al departamento para perder la menor cantidad de tiempo posible, pero una figura masculina se interpone en mi camino.
—Dharani —habla sorprendido.
—Ivan.
Guau, no lo había visto desde, esa vez que fue a buscar a Orland al departamento.
—No puedo creerlo, te ves increíble.
Él estaba acostumbrado a verme de una manera diferente, con otro tipo de ropa y sin una gota de maquillaje, supongo que esas cosas sí que hacen que las personas se vean diferentes.
—Gracias —le respondo.
Ambos nos quedamos en silencio y mirándonos, ninguno se mueve y esto se está tornando incómodo.
—Bueno —empiezo —me tengo que ir.
Lo rodeo y doy un paso, pero de inmediato Ivan me toma del brazo.
—Dharani espera —nuestras miradas vuelven a conectarse. Él no me suelta — ¿necesitas ayuda con tus compras?
Bien, esto cada vez se pone más raro.
—Estoy bien, no necesito que me ayudes.
Ivan muestra una sonrisa de lado, y nuevamente caemos en silencio. No tengo tiempo para esto, tengo cosas más importantes por hacer que sostener la mirada con él.
Otra vez intento avanzar pero él sigue sin soltar mi brazo, lo que impide que logre caminar.
—Necesito… necesito hablar contigo.
— ¿Sobre qué? —digo cortante.
—Sobre lo que pasó entre tú y yo.
Bien, se ha ganado mi atención.
Ivan me suelta y yo me pongo justo frente a él, sin acobardarme, sin agachar la mirada.
—Quieres que hablemos sobre cómo me engañaste y humillaste frente a toda la escuela, ¿no?
El chico no responde, agacha su mirada en señal de vergüenza.
—Siento mucho lo que hice, sé perfectamente que no estuvo bien hacer eso. Pero si me dejas explicar el cómo sucedieron las cosas…