Dharani Ferrajoli
Edward se fue y me dejó parada frente a la entrada del edificio, yo no soporto seguir aquí, se perfectamente que no es correcto permanecer en este lugar así que de inmediato corro hasta nuestro departamento, tomo mis cosas y me voy, no sé si olvidé algo o no, pero por la desesperación solo tomo todo lo que puedo y desaparezco.
Apenas y puedo salir de entre tantas maletas y bolsas que llevo pero no me importa, empiezo a caminar y si aparece algún taxi seré afortunada.
Llevo ropa, zapatos y algunos objetos pequeños, no traigo mi caballete ni mis lienzos ni mis pinturas, me duele tener que dejarlos pero ya es mucho para que lo cargue yo sola, además ahora que recuerdo un par de cosas se quedaron en el auto y definitivamente no podré recuperarlas.
No puedo evitar llorar, de un momento a otro todo se desboronó. Esta mañana las cosas estaban bien, no perfectas, pero si estaban bien. Solo hicieron falta cinco estúpidas palabras para arruinar todo lo que construí con Edward.
Simplemente pensar en lo que dije y como se debió sentir me hace sentir como la peor persona del mundo. Él no se merecía que lo tratara así, él, que siempre se preocupó por mí y me demostró lo mucho que me amaba, que sacrificó muchas cosas y a muchas personas solo para que yo estuviera bien.
Fui una completa tonta.
Es verdad que hubo muchísimas cosas que no me gustaron, pero eso no era razón para tratarlo tan mal como lo hice.
A lo lejos veo un taxi y le pido que me recoja, el conductor me ayuda a guardar mis cosas en el portaequipaje y le indico a dónde quiero ir.
No quiero causar problemas, pero realmente no tengo a donde ir, la única persona que me queda es Orland, y la verdad es que no sé cómo se lo pueda tomar. No me rechazará ni se negará a que me quede, pero me preocupa arruinar la amistad que llegó a formar con Edward.
También está mi padre, después de todo lo que le dije es posible que hiciera que no se me permitiera el paso al edificio o que inclusive obligue a mi hermano a no recibirme. Puede que incluso se lo llevara de vuelta a su casa.
Seguramente me odie, y duele porque a pesar de todo yo nunca lo odié. Es mi padre al final de cuentas y lo quiero, tal vez no lo quiero tanto como se supone que debería, pero lo quiero.
Y si él me quería entonces eso también se acabó.
Todo se acabó.
El taxista me indica que llegamos al destino y es ahí cuando caigo en cuenta de que estoy llorando de nuevo.
Me limpio las lágrimas y bajo del taxi no sin antes pagar y pedir que me ayuden a bajar mis cosas.
Entro al recibidor y pregunto si puedo dejar mis maletas un momento y subir para ver a alguien, en cuanto me lo autorizan voy de inmediato al departamento de Orland. Antes de entrar me aseguro de limpiar perfectamente mi rostro para que mi hermano no se preocupe, tal vez mis ojos estén algo rojos pero espero que no lo note.
Tomo una bocanada de aire y golpeo la puerta.
Escucho unos pasos aproximarse, sé que se trata de mi hermano.
La puerta se abre y… no es mi hermano.
Lo primero que veo es a Noelle cubriendo su boca con la mano, en cuanto ella me ve sus ojos se abren con sorpresa e inconscientemente baja la mano que cubre su rostro.
— ¿Qué estás haciendo aquí, Dharani?
— ¿Acaso tu labial está corrido?
Noelle nuevamente lleva su mano al rostro para cubrir su boca.
Su cabello también parece como si estuviera recién levantada. Todo esto me está llevando a pensar que…
— ¿Dónde está Orland? — pregunto.
Sin esperar a que Noelle responda, entro al departamento y veo a Orland recostado en el sofá, sin zapatos ni camiseta, su pecho está completamente descubierto.
En cuanto hace contacto visual conmigo intenta ponerse de pie pero lo hace tan rápido que termina cayendo al suelo, aun así eso no impide que se ponga rápidamente la camiseta que está debajo de la mesita de café.
Noelle se para frente a mi completamente nerviosa.
—Te lo puedo explicar —dice ella.
Orland, ya con la camiseta puesta se para detrás de Noelle y la toma de los hombros. Ambos me miran.
—Supongo que quieres una explicación — habla mi hermano.
—Supones bien — respondo.
Con todo lo que me pasó en el transcurso del día no sé si estoy tan aturdida que me cuesta procesar bien las cosas, o simplemente no sé si la información que estoy recibiendo me tendría de esta manera sin importar el momento en el que me la dieran.
— ¿Desde cuándo?
— ¿Oficialmente? Un día.
Noelle le da un golpe en el hombro a Orland y se sienta a mi lado.
—Poco tiempo después de que comenzaste a salir con Edward, tu hermano y yo nos quedamos un poco solos.
— ¿Nos quedamos? —cuestiona Orland con una ceja alzada.
Noelle lo mira de mala forma y regresa a mí.