Viernes 20, junio, 2020
7:09am
Devin
Arreglo el dobles de mi camiseta mientras me acerco al balcón en pasos lentos. Observo enseguida el auto detenerse en las escaleras de la entrada. Sé que trata de mi hermano mayor, quien ha llegado junto con su prometida; aunque no me acabo de creerme que se vaya a casar, es más increíble saber que mantuvo a la chica en secreto, hasta ahora.
Siempre fue obvio que sería el primero de los dos en comenzar a formar su familia, pero no me creí que lo hiciese tan pronto. Que encontraría a la persona que lo hiciera superar… suspiro levantando la mirada, encontrándome con la maravilla de viñedo, las hileras de uvas que se convirtieran en el mejor vino del mundo, es jodidamente increíble lo que hemos logrado.
Me desconcentro al escuchar la puerta de la habitación abrirse, sé que es hora, admito que estoy nervioso por alguien nuevo en la familia, cuando ya hemos tenido malas experiencias, en el mundo hay demasiadas personas ambiciosas, puede que ser millonario desde fuera se vea genial, pero es jodido a la hora de conseguir amigos… o pareja
— Señor su hermano ha llegado — asiento sin voltear, cuando la puerta vuelve a cerrarse es tarde para ver a la chica desde donde me encuentro.
Zeling ha sido tan desagradable para solo decirme que su prometida no era una sorpresa. Por mi mente han pasado tantos rostros de chicas que hemos conocidos durante estos años, buscando alguna mínima relación para que ahora este comprometida con mi hermano. Admito que ridículamente, una chica en concreto me había desequilibrado emocionalmente, imaginando que sea ella. Pero es que fue hace 15 años aproximadamente, cuando apenas teníamos 7 miserables años, cuando la vimos por última vez, estaba subiendo a un auto con sus padres volviendo a Italia, desapareciendo de nuestras vidas.
Dejo de darle vueltas al asunto, haré que termine todo de una vez. Salgo de la habitación ansioso de conocer a mi cuñada, debía aceptarla, Zeling estaba enamorado de ella tenía que hacerla sentir parte de la familia. Nadar por recuerdos de la niñez tiene en mi mente la pregunta de lo que pasaría ¿Sí es ella?
No necesitaba casarse para ser parte de la familia, ya lo era.
Eso idiotez se repite una y otra vez en mi cabeza, aunque me pone más ansioso ¿Seguirá teniendo esos ojos azules destellantes? ¿Aún será el macarrón italiano que recuerdo borrosamente joderme la vida? ¿Al fin aprendió hablar bien alemán? ¿Qué hizo durante estos años?
Sacudo la cabeza, no es apropiado que piense así, no importa la chica que haya elegido Zeling, será mi hermana, no tengo porque no preferirla sobre una antigua conocida. Sí mi hermano se había resignado, tenía que hacerlo también, resignarme. Era un vaivén mientras avanzo por el pasillo, una parte de mi cruzaba los dedos para que no fuese ella y otro quería volver a verla, porque conozco a Zeling, pudo ser tan astuto como para encontrarla…
— ¿Devin? — me detengo percatándome de mi madrina, me acerco para besar su mejilla, haciéndola sonreír — ¿Estás bien cariño? Pareces que huyes…
— Estoy bien madrina, no te preocupes — intento darle una sonrisa sincera
— ¿Cómo crees que sea la prometida de tu hermano? Yo solo quiero que él sea feliz con alguien que valga la pena, eso es lo único que estoy pidiendo — iniciamos a bajar la escaleras juntos, ella de mi brazo. Masajeo su mano sin saber qué debo responder.
Nos detenemos faltando unos cuantos escalones, al final de estos se encuentra Zeling sonriente; la madrina enseguida se acerca abrazar a su ahijado. Mis ojos en cambio buscan alguna chica de inmediato, entrecierro los ojos buscando ver el rostro de quien acaricia con delicadeza el piano en el salón, más que distraída
— Chiara… — voltea ante el llamado de su prometido.
Tomo todo el aire que me permite el cuerpo, con la mención de ese nombre. Resuena en mi cabeza, una y otra vez ¿Hace cuanto tiempo no se pronunciaba? ¿Cómo olvidar ese nombre tan común en Italia? ¿Cómo no morirme de nervios?. Lo sabía, algo en mi interior lo sabía. Siempre lo supe, vi eso entre ellos desde pequeños. Era obvio que estaban destinados…
Viernes 20, junio, 2020
6:49am
Chiara
Tomo la mano de Zeling de lo más nerviosa ahora que se comienza a ver el sendero tan conocido que ha tomado el auto. El camino que nos llevara al frente de la mansión, aun lo recuerdo bien, puedo verme de niña corriendo entre ellos con Zeling queriendo atraparme, mientras reímos al unísono. Eso solo hace mi corazón latir más de prisa.
— Tengo un poco de miedo… — admito, el hombre a mi lado besa mi cabeza de manera dulce