Salió corriendo del cuarto sin decir una palabra. La mansión es enorme, mucho más grande de lo que jamás había imaginado.
El espacio se extiende por todo el pasillo y cada rincón parece tener una historia propia. Su habitación es descomunal, mucho más grande que la mía. Me siento un tanto abrumado, pero trato de mantener la calma.
La curiosidad me consume, así que decido aprovechar que me ha dejado solo por unos momentos para explorar un poco más de su mundo.
Mientras regresa, me adentro con cautela en su cuarto. El ambiente es lujoso, pero algo en todo esto me da mala espina. No sé a qué se dedica exactamente, y todo parece estar rodeado de misterio. El lujo no es casual, eso es seguro. Le preguntaré cuando regrese. Quiero saber más, entender qué hay detrás de tanta perfección.
Me acerco a la mesa de noche y me fijo en una foto enmarcada que hay allí. Es ella de niña, sonriendo de una manera tan genuina que resulta casi difícil de creer que es la misma persona que tengo delante. La imagen me atrae, pero lo que realmente me llama la atención es el hombre que la está abrazando. Al principio, no lo reconozco, pero al examinarla con más cuidado, me doy cuenta de que se trata de William Ferrer. ¿Es su padre?
Recuerdo lo que se decía de él: que tenía una hija, pero que nunca la presentó, lo que la convirtió en un enigma para muchos. Durante el funeral de William Ferrer, ella no apareció. De hecho, en el entierro solo estuvieron presentes ella y sus amigos más cercanos, con una seguridad extrema para asegurarse de que nadie más se colara. Esto solo aumenta mi sospecha. ¿Por qué tanta discreción? ¿Por qué todo es tan secreto?
Decido sacar mi teléfono y buscar una foto de él. Al instante, se revela la respuesta. Es él, sin lugar a dudas. Eso explica todo: los lujos, el poder, el dinero, las guardias que nos siguen a todas partes. Ahora que se sabe quién es ella, todo encaja.
Ahora que lo pienso, recuerdo que la foto en su locker también era de ella, parada en frente de la empresa G.A., bajando de un carro de lujo. La saco de mi pantalón y observo bien la imagen que tomé cuando la vi pegada en su locker. Sí, definitivamente es ella. La misma mujer que está frente a mí.
De repente, escucho la puerta abrirse y me giro rápidamente, mi corazón late más rápido. Es ella, aparece de nuevo. Su presencia llena la habitación de inmediato, como si el aire mismo se volviera más denso.
-¿Qué haces? -pregunta, sonriendo de lado. Esa sonrisa, tan confiada y un tanto inquietante, me da escalofríos.
-Nada. -Respondo rápidamente, dejando la foto en su lugar y guardando la que había tomado de la puerta del locker. No quiero que vea nada sospechoso-. ¿Qué pasó? -agrego, tratando de sonar lo más casual posible.
-Nada grave. -Su voz es tranquila, sin cambios, como si nada hubiera alterado su día. Luego se recuesta en la cama, de una manera tan despreocupada que casi me sorprende. Sus piernas quedan al descubierto, y por un momento no sé si mirar o seguir actuando como si nada.
-¿Vemos películas? -pregunta con un tono que parece indiferente, pero hay algo en su forma de hablar que me hace pensar que no es tan simple como lo dice.
Asiento, sin dudar. Ella toma el control de la mesa de noche con rapidez y, al presionar un botón, una pantalla plana de 70 pulgadas aparece en la pared de inmediato. Todo en este lugar parece tan... tecnológico.
-¿Qué vemos? -pregunta mientras me observa.
-No sé. -Respondo, dejando que la incomodidad se disipe mientras me acomodo a su lado en la cama. A pesar de la situación, trato de no pensar demasiado. Ella me pasa el control y se mete en la cartelera de películas.
-Pediré que traigan palomitas y refrescos. -Habla mientras toma su teléfono móvil. Decido elegir la película Alita: Ángel de Combate. A pesar de que no sé qué esperar de ella, siento que es lo suficientemente ligera para la ocasión.
-Es muy buena esa. -Dice, al ver mi elección. Hay un toque de aprobación en su voz, aunque no sé si es sincero o simplemente una cortesía. De pronto, tocó la puerta.
-Pase. -Su voz suena firme, pero tranquila. La puerta se abre lentamente, y una sirvienta entra con una bandeja en las manos. En la bandeja hay jugo y una gran cantidad de palomitas. La sirvienta la coloca sobre la mesa junto a nosotros.
-Muchas gracias. -Dice ella, tomando la bandeja con una sonrisa cortante. -Puedes retirarte. -La sirvienta asiente y comienza a retirarse, pero antes de irse, ella le susurra algo al oído. No alcanzo a escuchar las palabras, pero la sirvienta asiente de nuevo y se retira sin hacer ruido.
Cuando la puerta se cierra, ella regresa a mi lado, como si todo hubiera sido parte de un sencillo y cotidiano momento.
-Bueno, reprodúcela. -Dice con tranquilidad, acomodándose junto a mí en la cama. Su tono es casi imperceptible, pero siento que está observando cada uno de mis movimientos, como si fuera parte de una coreografía cuidadosamente ensayada.
Y mientras la película comienza, me doy cuenta de que esta no será una noche común. Todo a mi alrededor parece estar diseñado para dejarme una sensación extraña, como si estuviera caminando sobre una fina línea entre lo real y lo oculto.
(...)
La película había terminado, y ahora estábamos hablando de cosas sin sentido, riendo por tonterías, sin un rumbo fijo en la conversación. Sin embargo, a pesar de la ligereza de nuestras palabras, había algo en el aire, una tensión sutil que no podía ignorarse. Fue entonces cuando escuchamos un suave toque en la puerta. Ella no se inmutó, y con una voz calmada, dijo:
-Pase.
La puerta se abrió, y uno de los guardias entró, su presencia era firme y directa. No parecía haber espacio para demasiadas palabras en su tono.
-Ya están de camino hacia aquí. -Fue lo único que dijo, antes de darse la vuelta y retirarse con la misma velocidad con la que había entrado.
La puerta se cerró de nuevo, y el silencio volvió a caer, pero esta vez con una extraña pesadez. Miré a la chica, que se acomodaba en la cama con una sonrisa en los labios. Mis pensamientos seguían girando en torno a lo que había presenciado hasta ahora, y finalmente, no pude seguir guardándome la pregunta.
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Editado: 16.03.2025